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—¿Cómo que morfina?—Grité—¡Él esta bien!, no necesita esa mierda—Grite mas fuerte, intentaba no llorar porque Alexander me observaba.

—Cariño, él no esta bien.

—¡Si lo esta!—Grite de nuevo—¡Él esta bien!, los milagros suceden—Sentí como una lagrima caía—Doctor, por favor, los milagros suceden.

—Cariño, sucede que Alexander...

—Yo me encargo Miranda—Interrumpió el doctor—Ellie, no quiero mentirte, veras cuando llego Alexander al hospital temíamos que no viviera por la sangre que perdió y luego esta su enfermedad, sin embargo tu novio lucho día tras día y resistió diecisiete días más. Sabemos que los médicos que le descubrieron a Dallas el cáncer ya era una metástasis muy avanzada, intentamos con la quimioterapia, rayos, cirugías y nada resulto. En este punto, Alexander no tiene defensas, su peso es critico, los calmantes y antibióticos ya no funcionaban—El doctor respiro y me miro con tristeza—como te dije él esta en su última etapa.

Negue con la cabeza mientras limpiaba mis lagrimas.

—Yo se que él esta bien, Alexander esta sano—Se lo repetí.

—Se que es difícil de aceptar cariño, pero él no lo esta, Alexander despertó tan de repente porque el cáncer esta destruyendo su cerebro, el temblor, los pinchazos, el vomito, todo lo que le sucede a Dallas nos indica lo que esta pasando.

—¡Pero su ritmo cardiaco esta bien!—Grite.

—Ellie, comprende que si no le aplicamos la morfina, tu novio va a sufrir y eso es lo que menos quieres—Grito ahora él.

—Alexander—Lo observe con la cara repleta de lagrimas.

Su cara pálida me observaba con la cabeza semi agachada.

—Esto es de lo que hablar contigo hace unos momentos, yo quiero la morfina.

—¿Que?—Grite—¡No!—Volví a gritar—Él no va a morir, no hoy.

—Ellie, mis padres aceptaron conmigo que cuando llegara mi hora, me aplicaran la morfina.—Sus ojos estaban cristalinos.

El doctor me observo.

—No hay nada que hacer, lo siento muchísimo—Él intento tocar mi brazo pero me derrumbe en el piso.

Me agache sosteniéndome la cabeza, Alexander no va a morir, ¿Qué voy hacer sin él?, ¿Quién va a malcriarme y hacerme sentir especial?, ¿Quién va a estar conmigo todas mis mañanas?, ¿Quién va a ser el chico tierno, lindo y misterioso que vive en la casa rara?, Alexander no puede irse.

La enfermera junto con el doctor salieron de la habitación, dejándonos solos a Alexander, a mi y a la morfina que ahora se encontraba entrando por sus venas.

Me sostenía la cabeza mientras lloraba sin hacer ruido, no quiero hacer ruido, no quiero que Alex me vea.

—Pequeña Ellie—Dijo él.

—¡Alexander no te vayas!—Me levante y corrí hacia la camilla—No puedes dejarme, no puedo decirte adiós.

—Ven aquí pequeña—Él abrió sus brazos, aun temblando, haciéndome un lugar en la camilla.

Me pegue a él y comencé a llorar en su hombro.

—Ellie, por favor, no llores que no quiero llorar contigo—Beso mi cabeza—Te amo Ellie y sigo sin entender ¿Cómo es posible sentir muchas cosas en tan poco tiempo?, por favor princesa no te olvides de mi, que yo no me olvidare de ti.

Él no me conoce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora