Capítulo 18

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Estoy paralizada, soy incapaz de mover ni un solo musculo de mi cuerpo. Doy gracias porque no ha escrito mi nombre, sino iban a empezar a hacer muchas preguntas que no iba a poder contestar.

-Sam, ¿sabes que es? -insiste Dacotta.

-Esto... No... No tengo ni idea.

-Pero quien cojones ha escrito esta puta nota -gruñe Connor mientras que me quita el papel de las manos. Es la primera vez que le oigo decir tantos tacos seguidos en una sola frase.

-Probablemente quien le ha dado una paliza, no creo que Matt se hiciera esos moratones solo -sugiere Dacotta que sigue sosteniendo el cuerpo de su novio entre sus brazos.

-Puede ser, ¿pero porque se dirige a una mujer? -pregunta Connor.

-Y por qué no lo dejamos, habrá sido la broma de algún graciosete. En vez de pintarle un bigote con rotulador, le han dejado una nota en el bolsillo -intento disimular lo mejor que puedo mientras que vuelvo a recuperar la nota y la rompo en pedazos lo más pequeños posibles.

-¿Por qué la rompes Sam? -me pregunta Connor mientras dejo caer los pedacitos de papel al suelo.

-¿Y para qué la quieres?, la ibas a enmarcar y a colgarla en la pared de tu habitación, pues lo siento te escribiré una igual, con un mensaje más bonito cuando lleguemos a casa -le repondo de mala gana.

-No...joder, se la iba a dar a la policía por si era algo serio.

-La policía no pierde el tiempo en notas amenazadores que aparecen en el bolsillo de un borracho que no se acuerda de lo que ha hecho.

-Chicos -nos interrumpe Dacotta, que parece algo molesta por mi comentario- ¡DEJAD DE DISCUTUR DE UNA MALDITA VEZ POR LA NOTA!¡ESTA ROTA, SE ACABO!¡AYUDADME A LLEVAR A MATT A CASA!

Cuando llegamos a casa de Matt su madre nos esperaba en la puerta llorando, pero esta vez de alivio, no debe de ser fácil pensar que tu hijo a desaparecido y que a lo mejor nunca lo volverás a ver. Dacotta se quedó con ella y con su novio y Connor y yo nos fuimos a casa.

Cuando llegamos a su casa, un hombre alto, de pelo oscuro, algo canoso a causa del paso del tiempo y con unos ojos claros igual que los de Connor nos observan mientras que entramos por la puerta.

Me quedo quieta y sonriendo al padre de Connor. Es asombroso el parecido que tienen, a pesar de la edad, sigue siendo un hombre guapo y extremadamente atractivo, para mi gusto, por suerte estoy saliendo con su versión más joven, la 2.0.

-No te asustes, es mi padre y no muerde -me susurra Connor.

-Me doy cuenta de quien es, gracias -le respondo yo también entre susurros.

-Connor, hijo ¿me puedes explicar que es esto? -le pregunta el padre al hijo señalando mi maleta.

-Una maleta negra, o es que no la ves, es bien grande -le responde Connor.

Suelto una carcajada inevitablemente a su comentario, pero enseguida se me borra la sonrisa de la cara por que el sr. Smith me lanza una mirada asesina de intensos ojos azules.

-Joder Connor, eso ya lo veo, pero me refiero a ¿que hace aquí? -le pregunta de nuevo, mientras me mira. Noto como me ruborizo- ¿Y quien es ella?

-Esto....ehh... Es una chica de intercambio de nuestro instituto, ¿no te lo he contado? Pensabe que sí. Hicieron un sorteo para ver con quien se quedaba y me toco a mí a si que se quedara una larga temporada en esta casa y eso negro por lo que has preguntado es su maleta -dice lo suficientemente rápido, para que se le entienda a medias.

Su padre se queda en silencio, y yo noto que me empiezo a poner nerviosa, ya que me puede echar de su casa gracias a la mentira tan mala que le ha soltado su hijo. Le doy un pequeño codazo a Connor y le digo entre susurros.

-Menos mal que soy yo la que miente como el culo.

-Bueno, entonces se puede quedar, pero en la habitación de invitados y tendrá que colaborar en la convivencia de la casa -interrumpe el hombre de ojos claros haciendo énfasis en las palabras "habitación de invitados". Parece que no se lo ha creído mucho, pero me deja quedarme igual.

-Gracias señor Smith -le sonrio.

-No me llames Sr.Smith eso es para viejos, llámame Ethan.

-Pues encantada Ethan, yo me llamo Sam.

Nos quedamos en silencio otra vez hasta que Connor tira de mi y coge la maleta para instalarme en la habitación de invitados, aun que él y yo sabemos que vamos a dormir juntos. Cuando llegamos arriba me pregunta.

-¿Estabas ligando con mi padre?

-¿¡Qué!? No.

-Venga Sam, he visto como lo mirabas.

-Mañana te llevo al oculista a que te revisen la vista un poco, te hace falta.

-No digas tonterías, sabes que veo perfectamente.

-En mi defensa tengo que decir que se parece mucho a ti.

-Vamos entonces te gusto -me dice con una sonrisita torcida súper sexy. Es inevitable que me muerda el labio inferior.

-Pues claro que me gustas, sino no saldría contigo.

-¿A sí?¿Cuánto te gusto? -me pregunta otra vez relamiéndo cada silaba que pronuncia, manteniendo esa sonrisita.

No le respondo, sino que le empujo contra la pared y presiono sus labios contra los mios. Él me agarra por la cintura haciendo que nos acerquemos todo lo posible, reduciendo el espacio entre nosotros a nada. Connor se separa de la pared y ahora es él el que me empuja contra ella. Gimo un poco por el impacto y empieza a besarme el cuello despacio, haciendo que se me ponga el pelo de punta. Desde abajo se escucha a su padre joder el momento.

-CHICOS OIGO RUIDOs MUY EXTRAÑOS AHÍ ARRIBA QUE NO DEBERÍA OIR. NO ME HAGAIS SUBIR.

Me río aún teniendo la boca de Connor pegada a la mía.

-Joder mi padre y su radar para joder momentos -se separa de mí y se sienta en la cama- Y que sepas que tu me gustas eso y más y que mi padre no esta todo el día en casa -me guiña un ojo.

Me acerco a Connor y me siento en su regazo agarrándole del cuello suavemente. Él me acoge entre sus brazos y empieza a hacer círculos en mi pierna mientras le murdo delicadamente la oreja. Noto como se estremece un poco.

Pasamos en casa Smith todo el día viendo películas y haciendo deberes. Llamamos a Dacotta a ver que tal estaba Matt. Su voz parecía más aliviada que esta mañana y Matt estaba mejor ya que se le escuchaba gritar a lo lejos al otro lado del teléfono.

Cenamos los tres juntos, Connor, su padre y yo antes de que Ethan se fuera a trabajar al hospital. Nos pillo más de una vez haciendo manitas debajo de la mesa, aunque no decía nada, solo se limitaba a dar golpes con la rodilla en la mesa cuando nos cazaba. No falló ni una.

Cuando se fue, nosotros subimos al dormitorio de Connor a dormir. Estuvimos un rato besándonos y abrazandonos antes de dormirnos. Me gusta que me bese, porque nunca nadie me había besado en los labios antes que él, eso lo hacía más especial, y que me abrazara me hacía sentir protegida, capaz de hacer cualquier cosa.

Poco a poco se me iban cerrando los ojos, hasta que deje de sentir mi cuerpo y las caricias de Connor en la mandíbula.

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