Esta mañana me despierto, aunque esta vez no me acuerdo de lo que he soñado. Solo son pequeñas piezas de un puzle que voy perdiendo poco a poco, y de las cuales la única que se conserva es la idea de la muerte.
Miro el reloj, son las 7:30, tendré que darme prisa si no me quiero perder mi primer día de clase. Estoy emocionada, muchos dirán que estoy loca, pero llevo cinco años sin pisar un centro educativo, si la gente hiciera lo mismo que hago yo, seguramente también lo echarian de menos.
Abro la maleta. Noto como me tiembla todo el cuerpo, no se que ponerme, que hago -Vale Sam, respira hondo y calmate , solo es un día de instituto, se tu misma y recuerda que no vas a ir a estudiar, vas a trabajar, a cumplir una misión.
Cojo una blusa de tirantes negra con estampado floral, unos vaqueros blancos y unas botas negras con cordones. Me acerco al espejo y me recojo el pelo en una coleta alta, a demás me aplico un poco de rímel en las pestañas.
Bajo a desañunar a la cafetería del hotel, esta vez pido poca cosa.
- Hola pongame un batido de chocolate y un donuts de azúcar si es tan amable -le saludo con una sonrisa al camarero.
El hombre no dice nada, se da la vuelta y coge un donuts del mostrador y abre una botella de batido de chocolate y lo pone delante de mí. Como rápido, como siempre. He perdido mucho tiempo decidiendo que ponerme.
Casi al salir pienso que tendría que llevar algo, un cuaderno, un bolígrafo, o cosas así que se llevan para ir a "estudiar", pero el director Fernández me dijo que todo me lo proporcionaba el instituto, que lo cogiera todo de mi taquilla 20F y me dio la llave para abrir el candado. Y sin más oscilación me pongo en marcha.
Al llegar, lo primero que hago es sacar las cosas de la taquilla, un cuaderno y un estuche con el símbolo del instituto que contiene tres bolígrafos, un lápiz, una goma y un subrayador. La gente ríe a mi alrededor, se divierte y parece alegre. Todos van acompañados, yo estoy sola, pero no me preocupa. Hecho la vista atrás y veo a un chico alto viniendo hacia la misma dirección en la cual me encuentro.
- Es Connor, que rápido ha sido encontrarlo -digo para mis adentros.
Me dirjo hacia él y hago que nos choquemos, tiro las cosas que llevaba en la mano como si estuvieramos en una película, supongo.
El chico amablemente me ayuda a recogerlo.
- Que torpe soy, lo siento -le miro a los ojo. ¡Dios mio! Tiene unos ojos preciosos, son de un azul muy brillante, muy intenso y si los mirars fijamente podrían deslumbrarte, tiene la mirda más bonita que he visto en mi vida. Enseguida noto como me empiezan a arder las mejillas y bajo la cabeza.
- No te preocupes -me ayuda a levantarme. Tiene una voz muy masculina aunque muy dulce, es agradable al oido.
- Es que soy nueva y no conozco a nadie -miento.
- Eso lo puedo solucionar yo -sonríe. Me coge de la mano con fuerza como si no quisiera que me fuera, me hace un poco de daño pero no me suelto. Tiene una mano grande y calida, es acogedora al tacto y a mi cuerpo le dan escalofrío.
- Ven, te presentare a mis amigos.Entonces suena la sirena, maldigo ese momento, por que me suelta la mano.
-Pues ya nada, te los presentare más tarde, te caerán bien -lo dice con media sonrisa. Es muy sexy.
-Por cierto, yo me llamo Connor.
- Yo Samantha, pero me llaman Sam.
- Encantado de conocerte Sam -me arden las mejillas una vez más, mi nombre en sus labios suena a música para mis oídos.
- Igualmente Connor.
Se da la vuelta y no dice nada más. Nuestros caminos se separan, yendonos cada uno a un aula diferente.
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La Última
Teen FictionSamantha Banshwolf era una niña como cualquier otra, pero tras la muerte de sus padres todo en su pequeño mundo empezo a cambiar. Obligada a asesinar a gente por razones desconocidas a ordenes de "El Jefe" llega hasta California donde todo dará un n...