Capítulo 23

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Las estaciones pasaban, las hojas de los árboles caían contoneandose con el viento y el tiempo no cesaba en su eterna huída.

Ya casi era navidad y el calor del verano se había ido tan rápido que tenía que buscarlo bajo las mantas de mi cama.

Me había vuelto lo más parecido a una chica como cualquier otra, tan solo que tenía un pasado oscuro. Nadie se fijaba en mí, excepto Becka, un caso perdido. Desde aquel día nuestra relación fue a peor y no había semana que no hubiera tenido problemas gracias a ella, pero en realidad tampoco pasaba nada que yo no pudiera controlar.

Recuerdo un día en el cual, despues de salir de clase se me olvidó un libro en la taquilla. Connor me esperaría en el coche mientras yo iba a por el maldito libro, no tardaría o eso fue lo que le dije. Subí las escaleras dando pequeños saltitos y crucé el pasillo tarareando una canción mientras que los últimos alumnos castigados salian de las aulas. Aquel día Connor tenía entrenamiento, y nos quedamos hasta que acabó. Bueno cuando llegue a mi taquilla, al abrirla, una abalancha de basura rodeó mis pies en poco tiempo. En ese momento no sabía quien había sido, pero tampoco iba a perder el tiempo en ello, no ahora, con el tiempo saldría el culpable. Empecé a recoger la basura, a mi ritmo eso sí, y con la mejor cara de asco que podía poner, entonces fue cuando la ví respirar desde el otro lado del pasillo con una leve sonrisa dibujada en el rostro. No hice nada. Sí, sorprendentemente no le dí una patada en la boca o le partí el brazo, sino que continué recogiendo y me fuí. La dejé con la satisfacción que sé que le duraría poco, porque en ese momento entre nosotras había comenzado una guerra de bromas, que era la manera más factible en que las dos podíamos luchar usando el ingenio y no la fuerza bruta.
Cuando le devolví la broma, la verdad no es que fuera muy buena, pero fué sorprendente e inesperada. Las risas fueron seguras en aquel momento y su cara para grabarla.

Me viene a la memoria vagamente el haberle pinchado las ruedas del coche, tirarle comida, cosas estúpidas de ese estilo, sencillas pero graciosas, recuerdos que llevaría para siempre.

La última broma que hice hasta la fecha creo que fue la mejor. Me vengué porque me robó la ropa después de hacer deporte. Salí envuelta en mi toalla rosa chicle al pasillo con la cabeza bien alta y saludando con una gran sonrisa a los que me miraban. Vitoreaban, silbaban y me piropeaban, mientras yo sonreía con orgullo y satisfacción hasta encontrar a mi novio para que me prestara una camiseta y a Dacotta para unos pantalones. Recuedo que creí que Connor se tomaría mal que saliera así, pero su reacción fue lo opuesto ( me dio un azote en el culo mientas me besaba y me dijo que hubiera estado mejor sin toalla, para la próxima vez le contesté, aunque debo admitir que me sorprendió).

Lo que hice al respecto fue colocar un cubo con un líquido verde pegajoso (creo que lo llaman slime o algo así) encima de su taquilla para que cuando la abriera le callera todo el mejunge encima. Y así fue. Todo el vertido calló encima de ella haciendola exclamar una serie de palabras, que no voy a pronunciar.
Mientras se metía en las duchas, olvidó cerrar la taquilla, confiando en que no habría nadie. Que equivocada estaba. Lo que hice a continuación no estaba planeado, pero obviamente no iba a desaprovechar esa oportunidad e hice uso de las tijeras, para hacerle unos cuantos adornos en su modelito de marca.

Cuando salió ella del vestuario un rato después de que yo acabara mi obra de arte, Becka llevaba esa majestuidad de traje obra de Samantha Banshwolf, esperando tener la misma reacción que tuvieron conmigo cuando salí en toalla. Pero no fue así. Todo el mundo se rió de ella de una forma exagerada, sobretodo por los dos grandes circulos que habían desaparecido de la culera de sus pantalones, que dejaban ver su ropa interior rosa con conejitos.
Sé, que me maldijo por debajo de tanto jaleo, pero no la iba a hacer caso después de que había conseguido en ella y en la gente la reacción que quería.

Bueno, olvidemos a Becka y hablemos de mis amigos, Dacotta y Matt.

Matt seguía, tan amable y risueño como siempre. Era algo raro cuando se le veía triste aunque se le pasaba muy rápido. Tenía unos cambios de humor muy repentinos, pero a pesar de ello era un buen chaval y un buen amigo.
En cuanto a Dacotta, nos hemos distanciado un poco desde que nos conocimos y sigo sin concebir por qué. ¿Qué ha pasado?¿Qué he hecho yo? No lo logro entender, pero tampo intento retomar o encontra una amistad como la que me ofreció los primeros días. Hemos pasado de ser casí mejores amigas a compañeras en tan poco tiempo, que no me ha dejado saborear aquel día cuando nos compramos un vestido para la fiesta de bienvenida. Es raro como pueden cambiar las cosa tan rápido, como se jode todo en un intante y lo mucho que tardas despues en recuperar lo que tienes, si no lo has perdido ya de una forma inevitable.

Y ahora viene mi tema favorito, del que siempre me gusta hablar. Connor. Todo va tan maravillosamente bien, que parece mentira. Estoy tan enamorada de él... Nunca imaginé que me podría enamorar de esa manera. Es lo único que me queda en el mundo, lo que me obliga a seguir adelante. Es mi gran apoyo. No sé que haría si lo perdiera. Sería un barco a la deriva, una sombra entre tanta luz, un leve recuerdo dificil de recordar...

Me alegro de haberle conocido. Y aunque es raro, tengo que agradecerselo a "El Jefe", sino me hubiera dicho que viniera hasta aquí, a realizar la atrozidad que me obligaba a hacer, no le hubiera conocido jamás. Claro, pero si él no me hubiera besado bajo la lluvia, en el primer baile de mi vida con el leve susurro de la música, no estaría donde estoy, perdidamente enamorada de mi victima, y lo más importante, él no estaría conmigo. Cada vez que lo pienso se me encoge el corazón y me dan ganas de llorar desconsoladamente.
Connor me respeta de una forma que no me puedo ni creer. No le importa ni lo más minimo mi pasado. Y ni siquiera sabe nada de él. Me recuera siempre al oido cada vez que alguien habla de su familia y yo recuerdo a la mía: Sam, no le des más vueltas, el pasado es solo eso, pasado. Quedaté con lo bueno y olvida lo malo. Vive el presente y planéa tu futuro para que sea mejor. Y ahora sé que mi presente y mi futuro seran mejores, porque está él. Es mi única familia, en la única persona con vida en la que he dejado una huella.

Mis días con él son besos y abrazos. Caricias y sonrisas. Diversión y alegría por todas partes. Y sé que lo pintó muy bonito todo, pero es así. Tenemos nuestras discusiones como cualquier otra persona, pero nada que no se pueda solucionar con unas cuantas voces y su padre, nuestro intermediario. A demás otra de las maravillosas cosas que me pasan es que cuando duermo con él, esas viles pesadillas que me atormentaban todas las noches se esfuman de mi mente sin dejar rasto. Es maravilloso estar con él.

Ethan, el padre de Connor, es un buen tipo. No pasa mucho tiempo en casa, pero el poco tiempo que está es genial. Le encanta su trabajo es una de las cosas que sé de él. Encuentra cualquier momento para darnos alguna charla o para hacer un monólogo. Es genial escucharle hablar de su trabajo, es parte de su vida, su sueño. Se le vé tan entusiasmado y fascinado cada vez que habla sobre él. Puede pasarse horas encerrado en su despacho leyendo y estudiando enormes libros de anatomías humana, que es sorprendente verle tan concentrado. Y de su esposa... ¿Qué puedo decir? Aún no la conozco, ni creo que lo vaya a hacer. Solo sé que se llama Nina y creo que Connor ya se ha dado cuenta de que no va a volver.

Esperaba que a partir del momento en el que mandé a la mierda mi pasado, todo fuera igual que lo que os he contado. Por desgracía las cosas cambian tan rápido que da vértigo. Y el comienzo de este nuevo cambio empezó con el baile de navidad....

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