Capítulo 22

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El despertador rugió salvagemente désde la mesilla, martilleandome la cabeza.

-Puta mierda -gruñi y me tape con las sabanas por encima de la cabeza.

-Con decir tacos y refunfuñar no vas a conseguir nada -me dijo Connor medio dormido désde el otro lado de la cama mientras se estiraba.

Hice caso omiso a sus palabras y me dí media vuelta en la cama dandole la espalda al despertador y acurrucandome con la sabana por encima de mi cabeza en posición fetal. Pero Connor no me dejó remolonear ni un segundo ya que subió la persiana y retiró las cortinas para que entrara la luz, impidiendome así que me volviera a quedar dormida

-Anda levantate -me replicó.

Me desprendí de la sabana que hace un instante me cobijaba mientras se ceñía a las curvas de mi cuerpo y fuí abriendo poco a poco los ojos para no deslumbrarme con la luz.
Los rayos del sol entraban a raudales a través del cristal y perfilaba el cuerpo de Connor hacíendo un juego de luces y sombras asombroso. Se giró en el sitio y desdé lo lejos me miró a los ojos mientras yo también le observaba désde el otro lado de la habitación con media sonrisa dibujada en mi rostro.
Estaba algo desaliñado, con el pelo revuelto y con los pantalos subidos más de un lado que de el otro, estaba muy guapo, casi podía parecer un dios griego a falta de su corona de laurel.
Le brillaban los ojos, siempre que me miraba le pasaba lo mismo y es algo que me encanta. Pero inevitablemente y por instinto deslicé mi mirada por su pecho hasta sus abdominales, observando cada uno de sus lunares. Él sonrió, aunque no lo viera sé que lo hizo. Seguidamente se acercó hasta mí para besarme con ternura en la frente y decirme:

-Estaré abajo haciendo algo para desayunar mientras te cambias, no tardes mucho.

Y abandonó la habitación dandome la espalda mientras se movía seductor zarandeando las caderas. No pude evitar morderme el labio inferior, sabía como provocarme y lo acababa de hacer con tan solo un simple movimiento.

Salí de la cama y me vestí antes de bajar a desayunar. El dulce aroma a café recien hecho me absorbio y me hizo flotar hasta la cocina. Me recré saboreando el regusto amargo a café que se quedaba impregnado en mi garganta.

Llegamos al instituto un poco antes de que sonara la campana para que entraramos a dar nuestra primera clase. Dacotta y Matt nos "esperaban" en la puerta mientras se deboraban la boca en un beso muy brusco. Matt se aferraba a los muslos de Dacotta, mientras ella le agarraba del cuello deslizando una mano entre su pelo.

-Dejad un poco para luego - comenté cuando llegamos hasta donde se encontraba la parejita.

-Siempre hay para luego -comentó Matt divertido entre jadeos, mientras que le daba un fuerte azote en el culo a su novia. Debió de picara por el sonido que hizo pero Dacotta soltó una risa tonta y tímida.

-Veo que os lo habeís pasado bien este fin de semana -intervino Connor mientras me pasaba una mano por los hombros y se pegaba un poco a mí.

-La verdad es que nos lo hemos pasado muuuuuy bien -Matt recalcó el muy mientras miraba sonriente a Dacotta.

No pude evitar contagiarme de sus sonrisas y repetí el gesto. Pero algo me inquietaba detrás de ellos, una chica morena de grandes ojos oscuros me miraba a lo lejos bajo la sombra de un árbol.
La observé igual que ella hacía. No la había visto hasta ahora, pero su rostro me recordaba a alguien. Escudriñé la mirada para fijarme mejor en ella pero nada, no daba con el nombre de la persona a la que me recordaba.
Connor me dió un pequeño tirón y me saco de mi ensimismamiento. La sirena había sonada sin que yo me diera cuenta y todo el mundo entraba a sus aulas con aire relajado.

Las clases habían terminado por hoy y yo me dirijía a guardar los libros en mi taquilla cuando alguien me empujo con brusquedad. Todos los libros se esparramaron por el suelo y mi gesto facial se tensó.

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