Estoy enfrente de la puerta de mi habitación. Todavía hay una mancha de sangre casi invisible en el suelo, pero hay está. Abro la puerta antes de ponerme a llorar otra vez y paso dentro dando una zancada, sin pisar la mancha.
Cuando entro lo primero que veo es el vestido extendido encima de la cama, justo como lo deje antes de irme. Lo acaricio con mis manos mientras miro el reloj. Ya son las 6:30, tendré que darme prisa si quiero llegar a tiempo.
Me siento frente al espejo y me recojo un poco de pelo de la parte superior de mi cabeza hacia atrás, unas cuantas gomas, horquillas y el lazo blanco. Me mojo un poco las puntas y las retuerzo para hacer pequeños tirabuzones al final de mi melena. Ahora solo queda el maquillaje. Cojo una sombra de ojos dorada a juego con el vestido y me lo aplico en el párpado y el punta interior del ojo. Después cojo el lápiz de ojos y me aplico una linea gruesa alrededor del ojo y un poco de rímel en las pestañas. Mis ojos verdes son más brillantes. Se notan de que color son, ya no parecen apagados como de costumbre. Por último, un poco de pintalabios rojo y ya he terminado.
Cojo el vestido que esta tirado encima de la cama y lo sujeto un momento delante de mi, mirando cada detalle del encaje. Me lo pongo y a continuación los tacones, me hacen parecer más alta y esbelta. A mi madre le hubiera gustado verme aunque diría que el vestido es demasiado corto y enseñó mucho, pero ella no esta para decirme nada...
Son las 8:00, tendré que darme prisa si quiero llegar a tiempo. Me ato una cinta en la pierna derecha para sujetar el cuchillo, me tiembla la mano, ¿de verdad lo voy a hacer?
Bajo por el ascensor y no paro de mirarme y toquetearme el pelo, quiero que todo este perfecto. Mientras recorro el pasillo noto como la gente se me queda mirando. Al principio me da un poco de vergüenza, pero finalmente voy con paso firme, orgullosa de mí y de mi aspecto.
Cuando llego al instituto, en la puerta me esperan Matt, Dacotta y Connor, yo les saludo con la mano mientras me acerco a ellos
- WOW -oigo murmurar a Connor.
Dacotta me da un pequeño codazo y se acerca a mi oído para decirme- Te dije que se quedaría sin palabras.
- Estoy esperando a que se desmaye -la respondo.
Nos empezamos a reír y los chicos nos miran confusos, no sabían si llamarnos locas o empezar ellos también a reírse con nosotras.
- ¿Qué os parece si entramos a disfrutar del baile? -pregunta Matt
Entramos, y todo estaba adornado con pequeñas luces alrededor de las columnas que alumbraban tenuemente la estancia, no se veía mucho, pero era suficiente. Había grandes mesas cubiertas con manteles y encima un montón de cuencos rellenos con snacks y ganchitos además de jarras de ponche rojo y azul.
La gente se divertía y bailaba en la pista de baile. Matt no dudo ni un segundo más en agarrar a Dacotta y sacarla a bailar. Yo siempre pienso que son la pareja más bonita que he conocido nunca, se quieren, irradian su amor por todas partes y él la necesita a ella, pero ella también le necesita a él, se complementa, están hechos el uno para el otro.
Me meto entre la gente para buscar una silla y sentarme a esperar el momento perfecto para acabar con todo, mientras que Connor va a por unos vasos de ponche para los dos. Cuando se acerca con los vasos en la mano, un chico que desconozco totalmente me saca a la pista de baile. No le detengo y me pongo a bailar con él, con todo el mundo, es tan fácil integrarse aquí, que no se como no lo he hecho en mucho tiempo.
No me dejaban respirar, estaba exhausta, una canción tras otra, sin parar de saltar y bailar con todo el mundo, me dolían los pies. Salí a trompicones de toda la aglomeración de gente y fui a coger algo para beber. No acababa de terminar de beberme el vaso de ponche cuando alguien me agarro del brazo y me arrastró tras él. Su mano era cálida y familiar al tacto y su pajarita roja lo deltaba. Era Connor.
Me llevó hasta el campo de lacross, allí los focos iluminaban el césped, nos iluminaban a nosotros, ya que no había nadie más. Sacó el móvil , puso la canción I'll stand by you de the pretenders y dejó el teléfono en uno de los asientos del banquillo mientras me decía:
- Llevas toda la noche bailando con todo el mundo menos conmigo, y eso no es justo -empieza a agarrarme por la cintura suavemente y una corriente de escalofríos me recorre el cuerpo. Me dejo llevar mientras le pongo mis brazos alrededor de su cuello- no se si te gusta esta canción, pero a mi no me importa que canción sea si eres tú la que baila conmigo.
Cada vez se acerca más a mi cuerpo y yo al suyo. Se acerca el momento. Deslizo con precaución mi mano derecha bajándola hasta mi pierna. Empuño el cuchillo con fuerza y empiezo a sacarlo con delicadeza, espero.
De repente estamos tan cerca que sus labios rozan los mios y me quedo paralizada, no se como reaccionar, no me esperaba que hiciera eso, suelto el cuchillo y lo dejo donde estaba, no puedo hacerlo, soy incapaz. Se aparta poco a poco de mis labios como si no quisiera alejarse nunca de ellos. Cuando abre los ojos la luz de la luna se refleja en ellos y me doy cuenta de que tiene esos ojos...si, esos ojos que te miran por dentro y te hacen cosquillitas en el corazón. Connor me gusta, y yo le gusto a él y he sido tan ingenua que hasta ahora no me había dado cuenta. Se acabó, no podía hacerlo, no puedo matarle, no después de lo que acaba de pasar.
- Lo siento, no debería de haberlo hecho... -se empieza a disculpar, pero yo le interrumpo devolviéndole el beso de antes.
Enredo mis dedos entre su pelo oscuro y el me agarra con cuidado por la cintura. Sus labios son cálidos y agradables. No puedo pensar en nada en este momento, tan solo me dejo llevar. La canción sigue sonando pero no le hacemos caso, ahora somos presa de nuestros besos.
Algo frío cae en mi frente y me aparto un poco de él, ha empezado a llover. Cuando le miro me doy cuenta de que tiene mi pintalabios rojo alrededor de su cara y me empiezo a reír. Connor se ríe conmigo y se restriega la boca, sabe de que me río, sera que a mi me pasa lo mismo ya que me lo limpia con la manga de su chaqueta con cuidado.
Sigue lloviendo, el agua me ha empapado el pelo y la ropa, pero seguimos bailando. Me besa una última vez.
- Esta noche es la mejor que he vivido, pero será mejor que entremos dentro, esta lloviendo demasiado -me comenta.
- Opino exactamente lo mismo -le cojo de la mano y él entrelaza nuestros dedos.
Mientras entramos me pone su chaqueta sobre los hombros. Esta mojada, pero aun así me da calor y sigue oliendo a él. Me acompaña hasta una silla para que me siente y me dice:
- Quedate aquí, voy a por unas toallas para secarnos.
- De acuerdo -le respondo. Y antes de irse, roza sus labios contra mi frente.
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La Última
Teen FictionSamantha Banshwolf era una niña como cualquier otra, pero tras la muerte de sus padres todo en su pequeño mundo empezo a cambiar. Obligada a asesinar a gente por razones desconocidas a ordenes de "El Jefe" llega hasta California donde todo dará un n...