Capítulo 21

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En estos momentos mi cabeza esta lidiando en una batalla todavía sin un ganador seguro. Le contaba una mentira aun sabiendo que me iba a pillar y tendría que taparlo con más mentiras o se lo ocultaba como hice la última vez. La cabeza me iba a estallar y la mirada de Connor al otro lado de la habitación no ayudaba nada en absoluto. Quería salir huyendo, correr y ser libre en un mundo en el cual no importara lo que hiciera o lo que dijera. Un mundo en el cual el dolor, el sufrimiento y la tristeza fuera una invención de las personas a las que de verdad no le importara el mundo y los que viven en él. Por desgracia nada era así ni de lejos.

En una milesima de segundo reaccioné ante la espera de esos ojos claros subiendome la manga de la camiseta y dejando al descubierto la venda.

-Sam -sus ojos se abrieron como platos y su expresión facial cambió considerablemente acercandose a mí sin apartar la vista del trapo blanco al rededor de mi brazo. Puede que esta no hubiera sido la mejor opción, pero era justo que supiera la verdad aun que fuera a medias.

-No digas nada.

-Pero te debo una disculpa.

-Y yo una explicación -no dijo nada sino que se sentó en el borde de la cama a escuchar mi media historia- Estaba en la playa viendo las olas venir e irse sin hacer nada, solo quería relajarme, había sido un día agotador para mí. Pero algo iba mal, escuchaba ruidos extraños por todas partes y creí que era mi perturbada mente haciéndome sentir miedo y me quedé ahí donde estaba sin moverme.

>>Los ruidos no cesaban con el tiempo y decidí volver, entonces como de la nada salió alguien y me disparo y caí al suelo. No pude verle la cara porque no se veí nada en absoluto y se marchó después de dispararme. A lo mejor como me caí al suelo creyó que me había matado cuando en realidad solo me hizo un pequeño rasguño que me pilló por sorpresa -mi nueva versión de la historía no tiene desperdicio. No he contado una mentira, pero tampoco he dicho la verdad. Connor sigue mirandome mientras me siento a su lado y cojo su mano entrelazandola entre la mía- Se que quieres darme una disculpa, pero no la necesito, ha sido culpa mía que todo lo malinterpretaras, tenía que haberlo contado désde el principio.

Nada, ni una sola palabra u onomatopeya salió de su boca. Puso su cálida mano en mi mandívula, me acarició y me obligó a que me acercara a sus labios para besarnos. Primero chocaron nuestras narices y timidamente nuestros labios se juntaron en un beso dulce y frágil como un rosa de cristal.

Casi sin apenas separarnos, con nuestras frentes juntas, nos mirabamos a los ojos con deseo. En ningún momento dejó de acariciarme la mandíbula y yo puse mi mano encima de esta acariciandola a su vez.

-No quiero que te pase nada -me dijo a los ojos muy bajito.

Me mordí el labio inferior y mis ojos se empezaron a cristalizar. Le abracé con todas mis fuerzas, hundiendo mi cabeza en su cuello. Olía a una mezcla entre sudor y café, que hacía que me durmiera en sus brazos.

-¿Por qué yo? Puedes tener a la chica que quieras, ¿por qué me elegiste a mí? -le pregunté apartandome un poco de él, pero no lo suficiente como para perder su olor.¿Por qué? Le miento, le oculto cosas y aún así sigue estando conmigo.

-Sam, el amor no es una decisión. Es algo que sientes aquí -dijo señalandome el corazón- y luego no puede salir de tu cabeza, como en un laberinto del cual no puedes ni quieres escapar.

Bajé la mirada y observé nuestras manos entrelazadas encima del edredón azul, pero no pude mirarlas demasiado porque Connor me levanto la cabeza con su dedo índice debajo de mi barbilla.

-No, no pares -me dijo con su sonrisa sexy que tanto me encantaba.

-¿De qué? -le pregunté algo confusa.

-De regalarme esa sonrisa.

Me ruboricé un poco, ante ese comentarió. Y en verdad el amor no es una decisión, sino algo que se siente como la vida misma, que se vive con intensidad. Su corazón me eligió a mí, pero en algún momento yo también le elegí a él. Y ahora, se podría decir que era feliz, no todo el tiempo, pero si en determinados momentos como este, cuando te das cuenta de que de verdad le importas a la gente y si que le tengo que importar a Connor, estoy viviendo en su casa, irrumpiendo en su vida, mintiendolé y haciendole daño aun que no lo sepa, pero sigue aquí, conmigo, sujetandome la mano mientras no dejamos de mirarnos y de dedicarnos sonrisas mutuamente.

Caí en los brazos de Morfeo en milésimas de segundo después de haber cenado pollo con patatas y haber subido a la habitación.

Un vestido blanco y descalza, en medio de un campo lleno de dientes de león, que a mi paso hechan a volar como si huyeran de mí. Al fondo hay una tabla sujeta con dos cuerdas en los laterales a un árbol, un columpio. Corro a subierme en él.
El balancéo continuo del columpio, hace que el aire cortante como una cuchilla roce mi cara. Ahí arriba no existen fronteras para mí, soy yo la dueña de ese lugar, no hay nadie más. Estoy sola y no me preocupa.

A lo lejos, dos sombras tiradas entre los dientes de león aparecen de la nada. Se me hace un nudo en la garganta y bajo del columpio en direccion a las sombras. A medida que me voy acercando, voy aumentando mi velocidada y los dientes de león se levantan. A cada paso que doy mis ojos se empañan con mis lágrimas que intento retenerlas todo lo posible hasta que llego.

Las dos sombras cobran forma ahora de cerca. Katrina. Christopher. Mis padres.
El dolor inunda mi cuerpo y no puedo evitar que las lágrimas flullan por mi cara.

- Eran buenas personas -dice una voz detrás de mí, mientras me pone una mano en el hombro.

-Lo sé, no se merecian el final que tuvieron -dije sin girame para ver quien me hablaba.

-Si que se lo merecian.

-NO, NADIE SE MERECE EL FINAL QUE TUVIERON ELLOS -me giro para enfrentarme a esa voz, pero ha desaparecido, como si nunca hubiera existido.

De repente mi padre se levanta como si de verdad hubiera estado sumido en un sueño muy profundo.

-Sam.... -pronuncia mi nombre entre jadeos mientras intenta agarrarme.

Me levanto y salgo huyendo. Esa es mi puta reacción déspues de ver a mi padre con vida tras 6 años de soledad.
Corro y corro hasta que todo se desvanece rompiendose en mil pedazos.

Abro los ojos poco a poco. Después de tanto tiempo he soñado algo decente, aun que no del todo. Ojala ese sueño hubiera sido real, ojala mi padre siguieran con vida.

Connor sigue durmiendo y uno de sus brazos rodea mi cintura para que no me escape de su lado. Le doy un pequeño beso en los labios y muy despacio abre los ojos.

-Buenos días -le saludo.

Me dedica una sonrisa y me besa la frente para volverse a quedar dormido.

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