Gina
Miro por la ventana, un tanto preocupada.
Pierdo de vista el cabello multicolor de Vaughn y la sudadera de mi prima. Me ha tomado un poco desprevenida que Verónica haya tenido que irse. Esperaba que viniera conmigo a King's Cross, le enseñaría el expreso de Hogwarts y le presentaría a mis amigos, para que tenga una buena impresión de sus compañeros de colegio.
Ahora, quién sabe a quién se encontrará primero, y qué tal la tratarán. Por no hablar de que no le dije casi nada de la Selección. Espero que no esté asustada.
Suspiro y me giro para revisar mi baúl por última vez.
No puedo creer cuánto cariño le tomé a Verónica en apenas un mes. Pero tiene un punto a favor bastante inesperado: no se parece en nada a las demás primas Vannella. No es egocéntrica, ni está desesperada por ser el centro de atención... Debo admitir que, cuando mamá me contó de sus desórdenes alimenticios, no me imaginé que sería muy distinta a las demás.
¡Pero es que nadie se había preocupado en decirme por qué los había tenido!
Ni mucho menos lo que había sufrido intentando salvarse a sí misma.
Sé que no es culpa mía, pero me arrepiento de no haberme enterado antes de todo lo que se esforzó por conseguir la beca de intercambio para salir de su pozo de dolor; no lo hizo por presumir lo lista que es, ni por el hecho de viajar o conocer a más magos y brujas que cualquier otra persona de nuestra edad.
Lo hizo porque no podría seguir viviendo cómo y dónde estaba.
Tampoco me perdono por haber perdido a Verónica en la fiesta de Alex.
¿Y qué pasó el día que llegó del Callejón Diagon? Parecía algo perturbada y hablaba sin apenas despegar los labios... oh, claro, y dijo que había besado a alguien en la fiesta de Alex. Un chico de rizos castaños y ojos de colores; así, en plural. Dijo que no me preocupara, que no lo mencionaría si estaba mal, ni trataría de encontrar al chico en cuestión. Eso... eso es un nivel de empatía que no comprendo.
Recuerdo la primera y última vez que convivimos antes de este año. Tenía cinco años y aún no se me olvida: Me caí en el giardino y me raspé la rodilla. Se puso histérica, como si se me hubiera fracturado la pierna o algo así, pero yo estaba esforzándome demasiado en no llorar como para pedirle que no le dijera a nadie lo que había pasado. No quería regaños ni discusiones entre nuestras tías, eso me angustiaba más que un simple raspón.
Verónica me llevó a la fuente para lavarme, me ayudó a subir a mi habitación, y al día siguiente todos seguían en su ignorancia. Nadie se enteró de que me hice daño por andar corriendo en los laberintos de casa de la nonna, por más de que lo tenía prohibido. A pesar de que se alteró mucho, supo que yo no quería que nadie supiera.
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Razones para ir a Hogwarts y otros porqué [VV #1]
FanfictionLa legeremancia es una rama oscura de la magia, todos lo saben. Entonces, ¿por qué Verónica Vannella puede usarla de forma innata? Después de ganarse el primer intercambio de Castelobruxo a Hogwarts en décadas, Verónica ha hecho todo lo que puede pa...