19. Porque escabullirse no es lo mismo que huir

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Chrys

Tomo un rodeo por entre los invernaderos

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Tomo un rodeo por entre los invernaderos.

La mala suerte, que me lleva persiguiendo toda la vida, ha hecho de este día el más soleado de todo el año hasta ahora. Al menos, el calor se mantiene esperando a que el verano comience de verdad. Así que lo único que me queda por hacer es llegar a los vestuarios sorteando por cualquier recoveco que haya fuera del castillo.

Que no son muchos, pero yo los conozco todos.

No puedo creer que Alex me haya dejado hacer esto solo, cuando le encanta todo sobre escabullirse. Pero supongo que no apoya mi razón para hacerlo hoy. Además, si no me apuro, no podré hablar con papá antes del partido de Gryffindor contra Hufflepuff.

Pero bajo ninguna circunstancia puedo dejar que Rowina Noir me vea. La excitación me impidió recordar lo molesta que es.

Avizoro las esquinas antes de continuar, aunque los cristales de los invernaderos den algunas pistas sobre lo que puede haber del otro lado, el riesgo no vale la pena.

Y menos mal que lo hago, porque ahí viene mi abuelo.

«¿Qué está haciendo aquí?», me pregunto por millonésima vez. Pero no lo averiguaré hoy.

Me tardo más yendo por todo el borde del colegio para que no me vea, y cuando estoy por llegar al muro, que supuestamente no deja más opción que irse a la vía principal, saco la varita y toco los siete ladrillos más bajos a nueve ladrillos de la esquina.

Exaptare —Los ladrillos se descolocan, dejando un hueco con espacio suficiente para que una persona se meta de cabeza, y es justo lo que hago.

Corro por el túnel, y salgo por dentro de una de las gradas. ¿Qué sería de mí si no hubiéramos encontrado y destrancado este pasadizo? No quiero imaginármelo.

Llego a salvo hasta la parte delantera de las gradas más alejadas al vestuario que le tocó a mi equipo. Mierda. Todavía me queda atravesar la cancha.

Al menos, Rowina no es una tejona. Vaya a saber Merlín qué dirección es la correcta para rodear el estadio sin topármela. Pero no llego a probar ninguna de las dos vías por decisión propia.

—¿Artie? —La voz de papá me sorprende por la espalda—. Pensé que ya estarías listo para salir a jugar.

Me concentro en la satisfacción de que haya cumplido su promesa, así que sonrío como si no pasara nada. Porque con papá no pasa nada, él siempre cumple. Y no puedo dejar que sepa que me pasa de todo.

Ya debe tener suficiente con sus propios asuntos.

—Parece que el abuelo no va a tener que arrastrarte de la oreja —digo, haciendo referencia a lo que dijo Lyncis que haría hacer al abuelo si papá no se aparecía hoy.

Él sonríe, incluso más amplia y luminosamente de lo que podría hacer yo aunque fuera feliz. Y eso que él está enamorado de una mujer que lo abandonó con un bebé, le ocultó a su otra hija y además hace como que no existo después de que sus intentos para que la perdonara fracasaron tras cinco meses sin resultados. Tan patética.

Razones para ir a Hogwarts y otros porqué [VV #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora