22. Porque del esfuerza aflora la plenitud

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Verónica

Creo que lo tengo

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Creo que lo tengo.

—Me lo tomo —repito para asegurarme de que he entendido bien—, me meto en su mente, espero a que parezca que se acaba el recuerdo...

—Sí, probablemente todo se quede en negro —confirma el señor Draco al otro lado de la camilla donde está Dante, completamente sedado pero con los ojos abiertos.

—Entonces vuelvo —continúo, tratando de no mirar al vampiro medio calcinado—, y digo de quién es, buscáis al dueño, lo sedáis, le transmito el recuerdo...

—Entero y sin que falte una palabra —comenta Parkinson.

¡Dios! No llevo conviviendo con ella ni veinticuatro horas enteras y ya me tiene de los nervios.

Estar en una mazmorra sellada con magia un sábado en la noche tampoco es que ayude a mantener la calma. Pero llegamos al acuerdo de intentar devolver todos los recuerdos antes de la semana de exámenes finales, para que ninguna tensión emocional vaya a alterar los resultados.

—No hay forma de que eso pase —interviene el señor Draco, algo hastiado—, o lo pasas o no lo pasas. Y no tenemos tiempo de que no lo pases.

—Luego devuelven al sujeto, pensará que no ha pasado nada, pero de pronto tiene un recuerdo importantísimo del que no se había percatado en sabrá-Dios-cuánto-tiempo... —Que probablemente lo altere más que no tenerlo.

—Haz el favor de empezar —me interrumpe Draco sin conmoverse un ápice.

Suspiro y agarro la taza con un líquido fucsia hecho de bikacromas.

Porque, claro que no podía ser de otra manera, fue el señor Draco quien llenó los invernaderos de bikacromas a sabiendas de que es la mejor planta para la legeremancia, o al menos en su quinta etapa... Por poco y se vuelven rojas antes de que pudiésemos atrapar al vampiro.

Me lo tomo de un trago sin apenas saborearlo, por lo menos no es del todo desagradable.

—Allá voy.

Me concentro en los ojos negros de la criatura ante mí. Tengo que recordarme que el hecho de que parezca que no tiene alma no implica que no tenga mente, y que por lo tanto no caeré en un abismo psíquico.

Al empujar mi mente, casi quiero retroceder.

Excesivamente fácil hallo el camino a sus pensamientos, y las palabras de odio que me dedica no son la mejor de las bienvenidas. Alejada de mi cuerpo, no puedo respirar para tranquilizarme.

No hay nada a lo que sujetarse.

Aunque no me lo crea, consigo atravesar el muro de repulsión que me ha puesto. En esta negrura, ¿cómo se supone que encuentre los recuerdos robados?

«Sencillo, no lo harás.» Sus palabras tienen... ¿Cómo le dice Violet a sus visones? Tienen un matiz, no es del todo negro en realidad, pero son, o se sienten, idénticas a como es lo que sea que está a mi alrededor.

Razones para ir a Hogwarts y otros porqué [VV #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora