Jason
El calor me estaba sofocando.
Creo que eso fue lo que me convenció de dejar a los demás e ir a por algo de beber.
Y no dejé que lo hiciera Henry, nuestro supuesto adulto responsable, por precaución a que no respetara mis gustos.
De camino a la barra, no pude dejar de pensar en lo extraño que era que Gina no hubiera llegado. No es la persona más puntual del mundo, pero incluso Sierra ya estaba en el pub en que celebrábamos el cumpleaños de Alex.
Iba agitando el cuello de mi camiseta con la esperanza de bajar un poco la temperatura, pero mientras atravesaba la pista de baile, parecía empeorar.
—¿Qué te sirvo? —preguntó la señora de la barra por encima de la estruendosa música.
—Un Ginger ale de frambuesa, por favor.
Me lanzó una mirada medio entretenida medio extrañada. Probablemente yo era la única persona que iba y pedía algo sin licor un día de barra libre. Y más en este bar en específico, que no es muy dedicado a pedir identificaciones.
Pero no tengo la culpa de que no me guste el licor.
Un sonido me llamó la atención. Aún entre todo el ruido, logré captar una risita.
Algo así como a medio metro de mí, había una chica con un vaso enorme casi vacío ante ella. En medio de la oscuridad y las luces cambiantes, apenas podía distinguir sus facciones, pero noté al instante que se le cerraban los ojos al reír. El cabello oscuro se le pegaba a la cara, descolorida por la falta de iluminación, y sus labios estaban húmedos de la bebida que acababa de probar.
Como si notara que la estaba mirando, sus ojos dieron con los míos. Parecían negros.
—Ginger ale —repitió aún riendo un poco—, qué palabra tan rara.
Lo extraño era su voz, que también me hizo reír, porque sonaba como esas voces de programas extranjeros con malas traducciones. Ella no pareció afectada porque me causara gracia, pero se me quedó mirando de una forma que me cortó la risa.
—¿Tengo gusarajos en la cara? —pregunté sin perder el humor.
—Creo que el encantamiento lingüístico no funciona bien —Se giró en su silla para quedar por completo hacia mí. Continuó aguantando la risa floja—, ¿acabas de decir que si tienes gusarajos en la cara?
—Te me quedaste viendo —le expliqué.
Lamenté haberme reído de su tono cuando mencionó que era por medio de un hechizo que podíamos comunicarnos. Yo había usado uno el verano pasado para la Copa Mundial de quidditch, y había sufrido algunas burlas por mi entonación.
Como siempre, no vi el panorama completo antes de hablar.
Quizá por eso me quedé aun cuando la señora me entregó la bebida.
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Razones para ir a Hogwarts y otros porqué [VV #1]
Hayran KurguLa legeremancia es una rama oscura de la magia, todos lo saben. Entonces, ¿por qué Verónica Vannella puede usarla de forma innata? Después de ganarse el primer intercambio de Castelobruxo a Hogwarts en décadas, Verónica ha hecho todo lo que puede pa...