7. Porque poco a poco todo encaja

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Alex

Alargo los dedos en dirección a la snitch dorada

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Alargo los dedos en dirección a la snitch dorada.

El reflejo del sol en la pelota me ciega un momento.

«Que la atrape, que la atrape», ruego estirando más el brazo y acelerando hasta lo imposible con la escoba y, casi antes de sentirla, el público clama cuando agarro la snitch dorada.

—Y Mcfly atrapa la snitch —anuncia la comentarista, Ariana Casanova, con cierto resentimiento—. Gryffindor gana.

—¡ESE ES MI MEJOR AMIGO! —Chrys lanza sus guantes de protección al piso y se me tira encima casi sin dejarme bajar de la escoba.

—Déjalo respirar, zopenco —se ríe Dávila bajando junto a nosotros.

—¡¿NO TE DIJE QUE ERA EL MEJOR BUSCADOR?! —sigue Chrys cuando Stephenie Slora, la capitana, desmonta su escoba.

Aprovecho un segundo para sortear al equipo de quidditch de Gryffindor (mi equipo, por más que me cueste creérmelo), para mirar a las gradas. Doy vistazos de aquí para allá hasta que la consigo. Pero ella no me está mirando.

—¡Mcfly! ¡Mcfly! ¡Mcfly!

—¿Qué?

Antes de poder detenerlos, Amery y Williams me cargan de camino al castillo.

—¡Toda una celebridad, Alex! —grita Gina abriéndose paso entre los Gryffindor. Por más que sea de la casa a la que acabamos de vencer, sus palabras son las primeras en sacarme una sonrisa desde que vislumbré la snitch.

Saludo a Gina a ver si así me hago menos consciente de las manos que me sostienen, y apenas veo el castillo hago lo que puedo por bajarme. Vuelvo a buscarla con la mirada, pero no está entre la multitud.

Tal vez, y solo tal vez, escuchar a todos los Gryffindor aclamar al equipo, el haber ganado el primer partido de la temporada y el haber jugado exactamente como mi equipo necesitaba, quizá compense un poco no haberme ganado ni una sola mirada de Violet Granger-Weasley.

—¡No olvidéis que fui yo quien lo convenció de entrar al equipo! —grita Chrys por sobre los vítores cuando atravesamos el hueco del retrato de la Dama Gorda.

—Pobre bebé, no le dan suficiente atención —dramatiza Patricia, sacándonos carcajadas a quienes la escuchamos.

—¡Callaos! —exige Chrys—. ¿Alguien ha visto mis guantes?

Pero nadie le hace caso.

Las cervezas de mantequilla empiezan a correr de mano en mano, y Dávila y Amery, las golpeadoras, levantan a Slora sobre una mesa.

—¿No los habrás dejado en la cancha? —le sugiero a Chrys.

—Debe ser.

Me agarra de la mano y me jala a través de los Gryffindor, que hacen que llegar de nuevo al hueco de salida dure como media hora. Cuando al fin alcanzamos las puertas del castillo, ha empezado a oscurecer.

Razones para ir a Hogwarts y otros porqué [VV #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora