14. Porque hasta lo cotidiano es inolvidable

60 8 103
                                    

Verónica

Verónica

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Solo... ¿lo olvidaste? —pregunto, aunque lo he escuchado bien, y le creo cuando asiente.

—Ya sé que es inverosímil que me olvide de él, ¡Merlín, es Jason! —Ethan entierra la cabeza entre las manos, y me da el impulso de acariciarle el cabello como para que se tranquilice. «¿Qué pasa conmigo?»—, pero te juro que cuando lo vi, no pensé en él como mi amigo, solo un chico saltándose el toque de queda en medio de mi patrullaje.

—Está bien —es todo lo que digo, porque en el fondo quiero hacerle ver que, aunque él hubiera reconocido a Jason, debía haberle puesto la sanción de todas formas.

Que sean amigos, y ambos, prefectos, no le da inmunidad.

Me conformo con ponerle una mano en el hombro a Ethan, y hago un bailecito mental al no percibir ningún rechazo de su parte.

Me esfuerzo para no sonreír ni un poquito, porque para Ethan es algo difícil que su amistad con Jason esté colgando de un hilo. Pero precisamente por eso quiero sonreír, porque me está confiando algo así de importante.

Aun cuando estemos hablando de Jason, lo que se me hace un poco incómodo con Ethan específicamente, y no entiendo bien por qué.

La cosa es que me eligió a mí. De todas las personas con las que podría estarse desahogando, lo hace conmigo. Y no porque dio la casualidad de que así fuera. Ethan fue a buscarme.

Esta mañana, cuando los de cuarto año salíamos de Pociones y los de quinto entraban, Ethan me llamó en el pasillo para pedirme que hablásemos cuando pudiera. Parecía relajado en todo lo superficial: voz ligera, hombros sin tensión, el cabello perfectamente peinado como casi siempre; pero apenas nuestros ojos entraron en contacto supe que no era una simple charla sobre libros o una discusión casi filosófica como hemos llegado a tener.

No, Ethan necesitaba de alguien, y fui la primera persona a quien recurrió.

—¿Crees que me debería disculpar con Jason? —dice aun con la cara entre las manos.

Incluso le insistí a Otto para que accediera a ayudar a Andrea White con Encantamientos. Yo sabía que Andrea quería la ayuda de Otto. Y Violet tenía que hablar algo con su madre. Así que no me tardé mucho en encontrar el momento ideal para hablar con Ethan.

Y esto de aprovechar la legeremancia se está saliendo un poco de control.

—No —respondo con toda la suavidad que soy capaz de reunir a pesar de las contradictorias emociones—, más bien dile que la próxima no salga cuando te toque patrullar, y así no te vuelve a poner en medio del deber y la amistad.

Le doy una sonrisa de lado. Su respuesta me toma por sorpresa: me abraza.

Y por fin dejo salir por completo una sonrisa cuando me susurra que soy la mejor escuchando.

Razones para ir a Hogwarts y otros porqué [VV #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora