8. Porque habrá quien entienda

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Verónica

Soy una terrible alumna de oclumancia

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Soy una terrible alumna de oclumancia. No es que el señor Draco me lo haya dicho (no exactamente), pero lo sé.

El primer lunes del año escolar conocí al señor Draco Malfoy, un experto en legeremancia y oclumancia, según el profesor Longbottom. Se suponía que iba a ayudarme a mantener a raya la legeremancia, pero claro, es un experto, así que de una vez se dio cuenta de que también se me escapaban mis propios pensamientos.

Aunque ahora tengo que concentrarme en la poción que estamos haciendo, o también me va a salir terrible. Le echo un vistazo a Violet, que está vigilando que eche la cantidad exacta de caparazones de mariquita en la poción.

Igual que con Violet Granger-Weasley, en lo único en que he avanzado con Draco Malfoy es que me deja llamarlo por su nombre. ¡Llevo más de tres meses con estas clases, por Dios!

Mi mente sigue abierta como la caja de Pandora para que cualquiera se lleve lo peor de mí.

Frunzo el ceño en dirección al caldero que borbotea aun cuando lo acabo de apagar. Apenas escucho los murmullos de los grupos en la mazmorra de la profesora Weasley. Una poción inductora es lo que intentamos producir. El señor Draco dijo que, si yo supiera oclumancia, podría tomar todo un caldero y mantener la voluntad intacta.

Así quizá no temiere que se enterasen de todo lo que llevo dentro. Así no habría estado al borde de un ataque de ansiedad solo por escuchar a Chrys amenazar contra los seres más detestables de Hogwarts.

Bah, era obvio que no se refería a mí.

Pero me da cosa que el señor Draco esté entre y salga de mi cabeza cuando intenta entrenarme en oclumancia. ¿Qué tal si eso hace que todo sea más propenso a escapar?

Y esa palabra «oclumancia»... suena como la versión crónica y grave de «legeremancia».

Se lo dije desde la primera noche: por mí, mejor que me quite ese poder a que me enseñe a controlarlo. Yo no sé controlar nada. No de buenas a primera, al menos.

Además, lo incómoda que me siento cuando hablamos sin más. Supongo que me habla para descubrir algún tipo de motivación, un detonante para mi... habilidad. El señor Draco dice que intenta entenderme, y no se molesta en ocultar lo tedioso que es, porque, por alguna razón que no hemos llegado a comprender del todo, siento un rechazo inconsciente por los oclumantes, como él o la profesora Weasley.

Quien se está acercando a nuestra mesa para inspeccionar la poción, por cierto.

—¿Qué tenemos por aquí?

Violet, que ha sido la encargada de nuestro grupo de embotellarla, le pasa un matraz, y la profesora se lo lleva a la altura de los ojos frunciendo sus pelirrojas cejas.

Doy un brinquito atrás cuando echa un chorrito directo en la mesa, y hace un gesto como de conformidad antes de irse al último grupo, formado por las gemelas Andrews (De las cuales aún no sé sus nombres, siempre las mencionan así, juntas), Benjamin y Jenny, todos Hufflepuff.

Razones para ir a Hogwarts y otros porqué [VV #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora