Capitulo 21

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-Jean, muévete - gruñí intentando empujarlo a un lado y salirme del auto.
-¿Qué?¿Qué pasa?- preguntó confundido.
-Mi padre esta aquí- dije entre dientes.
-¿Y?
-¿Estás loco o qué?
Me removí debajo de su cuerpo y me salí de auto como pude.
-Quédate aquí. Yo creo que solo viene a recoger su recoger su ropa para irse de viaje de nuevo - susurré.
Asintió con la cabeza. Rápidamente fui al jardín a "oler" algunas flores y disimular que estaba pasando el rato.
-¡¿Darían!? - escuché el grito de mi padre desde de la casa.
Entré a la casa por la puerta de la cocina tarareando una canción y acariciando los pétalos de una rosa que había alcanzado a arrancar del rosal. Mi papá escuchó mis pasos así que fue a mi encuentro. Estaba un poco despeinado, pero siempre guapísimo. Sus ojos verdes como los míos tenían un aspecto fatal. Abrí mi boca para decir algo, pero me ganó.
-¿Qué hacías allá afuera? Vas a refriarte.
Rodeé los ojos y le sonreí. Me abalancé a sus cuerpo y planté un beso tierno en su mejilla. Lo abracé y él me levantó en sus brazos riendo un poco.
-Te extrañaba - dije aún pegada a su cuerpo.
-También yo mi vida. Vine a despedirme. Será mi último viaje de negocios antes de tu cumpleaños. Después me darán un descanso y no te desharás de mí.
Le sonreí de oreja a oreja simulando felicidad. Solté su cuerpo y dejé que lo separara del mío. Me sobó la nalga y abrí mis ojos platos. Sentí que en cualquier momento se saldrían de sus órbitas. Mi padre se dio cuenta.
-Lo siento. Nunca pensé que te fuera a incomodar. - se excusó.
-No lo fue. Ahm, es que hace mucho tiempo que me tocaba una pompi papá.
Comencé a reír y lo empujé para que fuera a empacar. Justo cuando escuché todo el desorden que estaba haciendo corrí a la puerta de la entrada. Busque el auto de Jean por todos lados pero no pude verlo. Salí al porche y seguí sin recibir señal de su existencia.
-Te ves realmente sexy con ese vestido.
Me di la vuelta para encontrarme con León. Una sonrisa de gato se asomaba por sus labios creando una imagen perfecta de él en mi mente. Se acercó a mí y besó mis labios ferozmente, acarició mi trasero y mordió mi labio inferior. Inhalé su fresco y delicioso aliento mientras buscaba su lengua para juguetear con ella. Cuando la encontré no dudé en hacer movimientos lentos y sensuales con ella.
- Ven - le dije mientras lo hacía entrar a la casa. Cerré la puerta detrás de nosotros y lo aventé al sillón de estar.
Me puse encima de él parando el trasero y besando de nuevo sus labios carnosos. Ahora yo tenía el control.
- Darían, tu padre - dijo interrumpiendo el beso - puede vernos-
-Pensé que eso no te importaba - sonreí maliciosamente y seguí besando y lamiendo sus labios. Me acomodó en sus muslos sin separar nuestros cuerpos y tomó mi cabello en su mano, haciendo que me llenara de excitación.
-¡Darían! ¿Has visto mi saco? - gritó mi nombre desde arriba. Seguí besando a Jean. Mordí su labio para que me dejara, pero en lugar de eso, comenzó a acariciar mi trasero y a juguetear con mis bragas.
Me separé de su boca y reí en silencio.
-¡No! - dije evitando sonar agitada gracias a la acción que estaba habiendo entre Jean y yo - ¡Búscala en el armario mamá! - grité. Jean mordió mi cuello y empezó a lamerlo deliciosamente.
Solté mi cabeza hacia atrás y disfruté de la sensación que me hacía tener; placer, lujuria y excitación. Puse mi mano encima de su miembro y lo empecé a acariciar por encima de su pantalón. Soltó un suspiro dentro de nuestra boca y me hizo temblar.
-Dios Darían, me pones caliente - susurró.
Cerró sus ojos y echó su cabeza para atrás. Sentí como su miembro se puso duro y erecto. Sonreí y espere que hiciera algo para detenerme, pero en lugar de eso me invitó a continuar.
-¿Sabes que si mi papá baja y me ve tocándole su pene a un desconocido, nos mata? - susurré en su oído. Puso sus manos alrededor de mi cintura y me miró.
-Vayamos a un lugar donde no nos vea - me invitó con voz pícara.
-Pero, hoy no quiero aprender a esconderme - pasé mi dedo índice por el centro de su tronco y lamí mi labio inferior - me gustaría aprender a nadar.
Enarqué una ceja y le sonreí tentadoramente. Él hizo lo mismo y rio un poco. Me levantó de sus muslos para depositarme delicadamente en el sofá. Se levantó y me extendió su mano para que la tomara. Lo hice y me levantó de un brinco.
-Te espero en el jacuzzi. Ponte algo lindo.
Me dio la espalda y se desapareció en la oscuridad del jardín. Mordí mi labio y acaricié un mechón de cabello que cubría parte de mi busto. Corrí escaleras arriba y me metí como rayo al vestidor de mi cuarto, buscando algo que ponerme.
-¿Qué buscas?- dijo la voz de mi padre a mis espaldas.
-Estaba... buscando... mi... camisón - tartamudeé
-Ah, ¿Ya lo buscaste en la ropa de tu madre?
-Buena idea.
Intenté no parecer nerviosa así que me fui lentamente al cuarto de mis padres y empecé a buscar en el armario de mi madre. Sin encontrar nada me di la vuelta. Mi padre estaba detrás de mí.
-Parece que no esta, tendré que dormir con la pijama de siempre - hice una mueca de disgusto y regresé a mi habitación.
-Bueno hija, cuando veas a tu madre dile que regreso para tu cumpleaños, ¿está bien? - me pidió.
-Claro papá, Cuídate. Cómprame algo lindo.
Bajó la escaleras y automáticamente me quite toda la ropa, quedándome totalmente desnuda. Tomé un bikini y lo puse encima de mi piel. Amarre los cordoncitos del corpiño y del calzoncito también. Me alboroté el cabello y antes de salir de mi habitación tomé una bata de seda, me cubrí con ella y bajé al jardín.
Me asomé por el umbral que daba al jacuzzi y vi a Jean metido en el, esperándome. Sus brazos estaba recargados en la parte exterior del jacuzzi haciendo que sus bíceps tomaran un aspecto aún más grande. Admire sus pestañas china y sonreí. Abrí el umbral y saqué primero mi pie y después el otro, caminé delicadamente hasta la orilla captando la atención de Jean.
-Uhm, te trajiste bata - hizo un mohín.
-A mi me parece linda.
-Bueno, ¿te vas a meter o no?¨- preguntó algo fastidiado.
-¿Vas a hacer que entre en calor cuando salgamos? - le pregunté.
-Te pondré más caliente que la parrilla del 14 de Julio.
Mordí mi labio y sonreí
Cuando la bata quedó en el suelo, Jean se acercó a mí y me dio la mano para ayudarme a entrar al jacuzzi con agua caliente.
-Ese bikini te hace lucir aún más deseable.
Sonreí y sentí el agua caliente tocar mis pies, luego mis muslos, luego mi intimidad por encima del bikini, mi pelvis, mi abdomen, mi pecho, mis brazos y mi cuello. Jean me jaló hacía su cuerpo y me besó mis labios ferozmente.
- ¿Estás lista para no poder caminar dentro de tres días? Hoy te ves más sexy que nunca y no retendré el deseo que tengo de follarte más duro que nunca.

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