Capitulo 67

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El sol chocaba fuertemente contra la piel desnuda de la espalda de Jean , eso lo despertó. Igualmente el vibrar de su teléfono gracias a los varios mensajes que estaba recibiendo. Jean hizo a un lado las sábanas que le cubrían el cuerpo y finalmente decidió levantarse de un brinco. Eran las tres de la tarde y su amada no lo había contactado aún. Se rascó la nuca con preocupación y tomó el aparato electrónico para revisar los mensajes.
Uno era de la persona que él amaba, de la chica con la que soñaba.
Una sonrisa automática se dibujó en su rostro cuando vio el mensaje. Darían no estaría con él toda la semana, y eso lo hacía sentir vacío, mal, pero solo era una semana, no una eternidad. Después de esa semana, Evie sería suya y de nadie más.
"Espero que te diviertas, dulzura. Te esperaré con los brazos enormemente abiertos. Te amo para siempre", tecleó.
Cuando envió el mensaje, se vio certero de que le llegaría a darían justo cuando bajase del avión y no tardaría en contestarlo. Tomó un respiro y se encaminó a la regadera para darse una ducha y regresar al trabajo.
...
Al otro lado de la ciudad, dentro de ese avión enorme con camino a Seattle, se encontraba darían . Miraba las nubes revoloteando alrededor de la máquina voladora en la que se encontraba y pidió a todo su cuerpo dejarla dormir, dejarla descansar. Recargó su cabeza en la pequeña ventanilla con forma ovalada y soltó un enorme y doloroso suspiro, se llevó las manos al vientre y sonrió para sus adentros.
Becka la observó encantada. Estaba segura que darían sería una madre excelente. Su mano se extendió por el hombro de ella haciendo que ésta volviera la vista contra ella y le sonriera de oreja a oreja.
- Todo saldrá bien, darían . - le dijo Becka a la chica embarazada.
Darían solo le sonrió y regresó su mirada al exterior. Intentó recordar las palabras exactas que había plasmado en cada una de las cartas destinadas a las personas a las cuales no podía dejar sin ni una sola explicación.
Se reclamó mentalmente por no dárselas personalmente, pero el tiempo y la cordura no habían estado de su lado durante mucho tiempo y ahora ya era tarde. Estaba a una hora exacta de llegar a su destino, de abrir las puertas de su nueva vida y tener la oportunidad de comenzar de nuevo.
...
Libardo se dió prisa para salir de su apartamento y correr a su segundo turno en el trabajo después del almuerzo. Él había preferido ir a su apartamento a acomodar algunas cosas que le habían llegado por paquetería de parte de su trabajo anterior. Había decidido dejar la escuela y dedicarse a los negocios de lleno. Le habían dado una entrevista en la compañía de Jean .
Al principio fue difícil debido a sus relaciones anteriores con darían . Jean lo fulminaba con la mirada, preguntándose cómo darían podía llegar a querer a alguien como a Libardo , y él se preguntaba lo mismo, pero al fin y al cabo, era Evie la que había elegido a Jean en vez de a él, y no le molestaba, Jean era su mejor amigo desde la primaria y sus años de amistad valían más que un pleito que ya había quedado en el pasado.
- ¡Libardo ! - le gritó una voz tan conocida que lo hizo salir de su concentración al caminar.
Libardo se volvió hacía la voz y se encontró con Jean llamándolo desde su oficina. Le hizo una seña con la mano para que entrara y Libardo no tuvo de otra más que ir hacía Jean .
- Dígame. - le contestó Libardo entrando a la oficina.
- ¡Por favor, Libardo ! Somos amigos hombre. No me hables así, sabes que me siento viejo cuando alguien me habla así.

Libardo soltó una risa nerviosa y suspiró por el alivio y la satisfacción que le daba saber que todo seguía como antes.
- Dime, Jean . ¿Qué pasa? - le preguntó él mientras cerraba la puerta de la gran oficina de su ahora jefe y amigo.
- Siéntate, hombre, siéntate.
Libardo le hizo caso y se sentó en la silla enorme de cuero que se posaba frente al escritorio de caoba.
- Me gustaría hacerte una oferta. - empezó a decir Jean . - Quiero expandir el negocio, pero para eso necesito de alguien que visite diferentes empresas alrededor de los Estados Unidos. Tú serás mi asignado para convencer a los dueños de esas empresas a unirse a nosotros, ¿me entiendes? - Jean se puso la mano en la barbilla y sonrió de lado.
- ¿Me estás jodiendo acaso? - musitó Libardo emocionado. - Ni siquiera lo preguntes. Estoy dentro.
Jean rió contento y se inclinó sobre el escritorio.
- Me alegra saber que contaré contigo, Libardo . Te pagaré muy bien, y creo que lo disfrutarás. Tendrás la oportunidad de viajar muchísimo.
- Eso que ni se dude. Sabes lo mucho que disfruto conocer diferentes lugares y todo ese rollo.
- Por eso fuiste al único que consideré para este trabajo, libi .
Libardo dibujó una sonrisa melancólica y recordó a la novia moribunda de Jean.
- Solo ella te decía así. - recordó jean.
Libardo solo asintió con la cabeza y bajó la mirada al recordar lo desastroso que se veía Jean cuando se había enterado que Camila, su novia, tenía cáncer y solo tenía meses de vida. Lo había apoyado en cada momento, lo había acompañado al hospital durante lo meses solo para ver al entonces amor de jóvenes que tenía, Zabdiel lo había acompañado el mismísimo día que Camila y Jean estaban planeando casarse, pero que nunca se dio, porque Camila murió ese mismo día.
Camila había muerto de la manera más triste e injusta.
- Tú terminaste su labor, Jean .
- Nunca nos dejó, Libardo . A veces, cuando estoy con darían , puedo sentirla, puedo recordarla y no odiarla. Darían me recuerda mucho a su fortaleza.
- Ella es una chica estupenda, jean, no lo niego, pero es una chiquilla. No puedes arriesgarte a perderlo todo por ella...
- Sería capaz de dejar todo esto por ella, libi . - aseguró jeqn
Libardo lo miró aturdido. No soportaba verlo enamorado de nuevo. Tenía miedo de volver a verlo destrozado.
- Ella irá a la universidad, Jean .
- ¡Lo sé, Libardo ! - exclamó jean llevándose las manos al rostro. - ¿Crees que no me doy cuenta que me he metido con una chiquilla? Sé que la perderé y que estoy locamente enamorado de ella, ni siquiera sentí esto con Camila. Tengo miedo, Libardo , pero confío en ella, confío en que siempre encontraremos el camino de regreso y que pase lo que pase, venga lo que venga, estaremos juntos en mente y alma. - replicó jean con la mirada fija en los ojos de su amigo.
- Jean ...
- Sé que me aprecias, hombre, somos amigos desde la primaria, nuestras familias han estado juntas desde hace muchísimo tiempo. Sé que te preocupas por mí, y aprecio todo eso, pero la amo, Libardo . La amo como jamás había amado a nadie.
- Solo no quiero verte hacer el mismo error que con Camila.
- Te juro que no lo haré.
La plática entre Libardo y Jean concluyó con un apretón de manos seguido de un abrazo caluroso y duro, de esos que solo los hombres lograban llevar a cabo. Unas horas más tarde, Jean salió de su oficina para ir a su auto y conducir a casa, donde lo esperaba su madre y también sus amigos. Tenía que enfrentarse con el peso de las supersticiones de Selena de nuevo.
Manejó por unos minutos hacía el norte, pero se desvió en la avenida que lo llevaría a su departamento. Quería recordar a darían esa noche, sentirla mentalmente, oler su aroma que había quedado impregnado en las sábanas de su cama. Quería dormir esa noche con ella en mente, quería guardarla para siempre en su memoria, quería respaldar su ausencia con ese aroma fresco y dulce que dejaba su presencia. No la tendría una semana y eso lo hacía sentir altamente vacío. Tenía que buscar una manera de sentirla cerca de él aunque físicamente no estuviera.
En menos de un minuto, Jean ya se encontraba en su apartamento, cogiendo la sábana entre sus manos y absorbiendo el olor que había dejado darían la noche anterior. Cerró los ojos y se la imaginó ahí, junto a él, imaginó su cuerpo frente al suyo, la pudo sentir por una fracción de segundo y llenarse de esa sensación tan reconfortante que le daba su presencia mental.
- Te amo. - susurró con ternura mientras se levantaba de la cama y salía de la habitación.
Sonrió tenuemente y sintió un vuelco al corazón. Era hora de marcharse antes de que Yenny comenzara a llamarle.
...
Libardo llegó a su apartamento, dejó las llaves de su auto en la mesita de madera que estaba a un lado de la puerta y cuando dio un paso hacia adelante, notó algo raramente fuera de lugar. Estaba pisando un bulto de papel. Se agachó para levantarlo y leer las palabras: "Para Libardo " remarcadas con tinta negra al frente de ese sobre blanco. Lo sostuvo durante un instante entre sus manos, dudando en abrirlo, pero al final se dirigió a la cocina donde tenía una lamparita y comenzó a abrirla cuidadosamente.
Comenzó a leer:
"Hola, Libardo , soy yo, darían . Lamento muchísimo hablar contigo por este medio y en estas circunstancias. Seguramente estarás preguntándote por qué una chica del siglo veintiuno escribe cartas cuando existen los textos, pero mi abuela siempre dijo que los sentimientos siempre quedan mejor plasmados en un pedacito de papel. Supongo que para cuando estés leyendo esta carta, yo estaré muy, muy lejos. Solo quiero decirte una cosa. No te alarmes, yo estoy bien. Me aceptaron en la universidad a la que siempre soñé con ir y estoy en camino para allá, no sin antes despedirme de ti y de todos mis seres queridos.
Quería agradecerte por todo, por tus enseñanzas como profesor y también como amigo. Recuerdo mucho tus besos, había noches antes de salir con Jean en donde me pasaba las horas recorriendo mis labios intentando rehacer la sensación que dejaban tus labios en los míos.
Intentaba concentrarme en la cálida sensación de ellos sobre los míos, de tus manos acariciándome y recorriendo cada parte de mí, llenándome de calidez y fortaleza. Recuerdo cada aspecto que me llevó a quererte de una manera fugaz e inmediata. Lo sigo haciendo, créeme.
Estoy camino a una ciudad completamente alejada de ti, de Jean , de todos. Nadie lo sabe más que las personas que vinieron conmigo y la cosa es que estoy decidida a dejar todo mi pasado en donde se merece estar: en el pasado. No pienso dar vuelta a la página de nuevo para releer el capítulo anterior. No necesito de eso.
No volveré, Libardo . No quiero que le digas a nadie, y no te preocupes por Jean , lo sabrá tan pronto como pueda. No puedes hacer nada para impedir que me vaya, nadie puede hacerlo. Te extrañaré toda la vida. Fuiste una persona realmente importante en mi vida y siempre lo serás, pero esto es tan necesario como respirar.
No pienses que soy egoísta al dejar a todos sin nada más que una carta, porque, tal vez tengas razón, pero tengo mis justificaciones para irme y para no volver jamás.
Te quiero, libi .
Recuérdame como siempre te gusté, como siempre me viste, como cuando me viste la primera vez en el salón de clases, que llevaba una playera de los Rolling Stones y una chaqueta de cuero con el cabello recogido y unos jeans tan ajustados que te incitaron a mirar. Recuérdame siempre así, como la chica que te enamoró, como la chica a la que pudiste conquistar y hacer que te quisiera. Recuérdame cómo quieres recordarme, no como la chica egoísta que quedará para siempre plasmada en este pedazo de papel, no como la cobarde que prefirió huir. No me recuerdes así. Recuérdame por mis logros y no por mis fracasos.
Porque de eso se trata este viaje.
Hasta siempre, Libardo .
Te quiere, darían ."
Libardo soltó una lágrima y quedó estupefacto. Darían se había ido. Ya era tarde.

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