Capítulo 3

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London

— ¿De verdad tienes que irte otra vez al hospital? — Le preguntó su madre soltando un suspiro al dejar las flores sobre el mostrador — ¿Que no puedes quedarte aquí? Yo quiero estar contigo London, incluso podemos compartir la perfumería, me encantaría que trabajarás conmigo —

London soltó una suave risa que se escuchó por todo el lugar, por una parte al ver el rostro de su madre y por otra al notar cómo sus hermanos sufren de amor al ver pasar a las chicas inglesas que entran a comprar perfumes, ese par de rubios se quedan ahí con sus grandes ojos azules, con sus despampanantes cabellos rubios y mostrando sus músculos porque están sin camiseta para impresionar mientras bajan la cajas de flores, quisa por ellos la perfumería tiene más clientas.

— No puedo mamá, tengo una responsabilidad con el hospital —Dijo cortando las tallos de las rosas con delicadeza — Además, la perfumería puede esperar y los bebés de pediatría no —

Su madre soltó una carcajada y acarició su rostro mientras le acomoda un mechón detrás de la oreja.

— ¿Eres una buena pediatra, lo sabes London? — Le dijo con cariño — Pero aparte de mi, eres la mejor perfumista que he conocido, tienes un don con los olores que nadie más tiene y debes aprovecharlo — 

London levantó su mirada y en un arrebató de locura dejó las rosas a un lado y se hecho a los brazos de su mamá llenandola de besos en las mejillas.

— Lo se mamá, se que podría ser la mejor perfumista — Dijo en un triste carraspeo — ¿Pero qué harían sin mí todos esos bebés abandonados en el hospital? No puedo dejarlos solos —

— Ay cariño, tienes un corazón muy dulce — Dijo su madre abrazandola fuertemente — Pero con una actitud tan fuerte qué asustas a los pobres padres primerizos —

London se quitó el delantal, se acomodó el cabello rubio cómo una cascada por su espalda, se colgó su pesada mochila al hombro y caminó hacía la puerta de salida.

— No te preocupes mamá, estaré de vuelta para la cena — Dijo con felicidad — Por nada en el mundo me perdería los panecillos especiales de papá —

Salió de la perfumería y caminó rápidamente hasta la acera de enfrente, solo para ver a su papá con los brazos cruzados y recargado en su auto deportivo, al parecer esos autos son los gustos culposos de su papá.

— ¿Te llevas el auto? — Le pregunto al arrojarle las llaves, qué por supuesto atrapó con destreza.

— Por supuesto papá — London se mordió el labio divertida, arrojó su mochila en el asiento trasero y tomó asiento a la vez que pone sus manos sobre el volante, encendió el auto con un ese típico sonido deportivo y miró de reojo a su papá — Ponte el cinturón porqué hoy entenderás porque las doctoras menejan como si fueran volando

Su padre soltó una carcajada mientras se pone el cinturón de seguridad.

— Solo procura no dejar viuda a tú mamá —

London asintió emocionada y apretó el acelerador del auto como una vil loca, quizá todos la consideran como la más tranquila de la familia pero sus papás son los únicos que saben que a veces se vuelve un poco loca, así que sólo él ruido del auto es lo que se escucha por las calles tranquilas de Londres.

Y al llegar al hospital, frenó de golpe el auto o chocaría contra una ambulancia, sin embargo, su papá sólo soltó una carcajada.

— ¡Estás más demente que tu mamá cariño! — Le dijo en medio de risas — Creó que eres un peligro al volante London, no te voy regalar un auto por tu cumpleaños, sino una bicicleta y aún así, temo por la vida de las personas —

El Rey (Saga Médicos Parte 3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora