Andre
— Estoy segura de que mi nieta llegará en un momento — Dijo aquella anciana de rostro encantador mientras se acerca con una pequeña bandeja — ¿Quiere dulces? Ayudan para digerir el mal momento, alteza —
André tomó asiento en el viejo sillón, aquel que está en medio de la pequeña sala, está avergonzado, cansado, hambriento y su hija no deja de moverse en su regazo quizá también harta de todo, bajo su mirada para ver su reloj, si no se va en 10 minutos la noche caerá y será imposible irse de aquí y por si fuera poco para agregar más ardor a su pena, todas aquellas mujeres están sentadas junto a él mirándolo fijamente.
Volvió a mirar su reloj y habló
— ¿Y a donde se supone que se va London cuando sale corriendo de esa forma? —
La madre de London se aclaró la garganta y habló dulcemente con una taza de té entre las manos
— En realidad no sabemos desde pequeña era rara ¿Te ha contado que se comía las flores? En fin — Dijo sonriente — Son defectos de la familia de su padre, perdónala —
André sonrió débilmente, el también heredó cosas de su padre, por ejemplo una parte de su carácter y quizá también la impaciencia, entre la mirada de todas, el sol que cada minuto se esconde más y los llantos de su hija, se puso en pie de repente.
— Me temo que tengo que irme — Comentó colgándose la pañalera al hombro — Fue un placer conocerlas en tan extrañas condiciones, espero que regrese esa fugitiva, adiós Tía Celine —
Todas trataron de detenerlo, tienen las caras rígidas y están asustadas, una de las hermanas más pequeñas se asomó rápidamente a la ventana mientras se muerde las uñas de los nervios, la hiel de todos se puso en la puerta y le sonrió.
— ¿Quiere otra taza de té? Tengo un par de flores que podrían calmar sus nervios —
¿Nervios? Está enfadado, su hermano Christian se habría ido al momento, Helena les habría gritado enojada y él se está pasando de buena persona, es claro que su propia hija le está rogando que se vayan de ahí, los dos han estado vagando por La Provenza todo el día, él está hambriento, ella está cansada y necesita un sueño, sin mencionar que extraña a su mamá, no tiene porque tenerla sufriendo aquí.
— No quiero ningún maldito té — Esta tan enoja que retiro cortésmente a la mujer de la puerta — Quiero irme de aquí en este momento —
La abuela abrió los ojos asustada.
— Estoy segura de que ella llegará en un momento
— ¿En un momento? Lleva todo el maldito día fuera de casa, le pedí matrimonio y salió corriendo como si le fuera a hacer algo — Se paso las manos por el cabello y beso a su hija en la frente — La quiero, todo lo saben, pero no puedo permitir esto —
— Puedo ir a buscarla en este momento y traerla hasta arrastrando — Replicó su tía Celine.
— No, yo no obligo a mujeres a casarse conmigo — Volvió a besar la frente de su hija para calmarla — Todos tenían razón, London aún sigue siendo una niña, cuando deje de jugar a las escondidas, díganle que me regalo el anillo, espero no volver a necesitarlo —
Al salir dio un portazo con fuerza y camino colina abajo lo más rápido posible, pero la oscuridad es cada vez más profunda y es un lugar desconocido para el, el gps de su celular no funciona y está totalmente perdido, casi a punto de la desesperación, se pasó las manos por el cabello y a lo lejos logró vislumbrar las luces de un auto acercarse a ellos.
— Alteza — El chofer detuvo el auto y bajo la ventanilla — Su madre nos envió por usted —
Bueno, su madre es la reina de Inglaterra, sabe todo y más si es relacionado con sus hijos, así que abrió la puerta, se acomodó en el asiento y se quitó la chaqueta para cubrir a la bebe y evitar que el frío de la noche la enferme.
Solo que esa bebé llora en voz baja, con grande lagrimas en sus mejillas y por si fuera poco, soltó su primera palabra.
— Mamá —
André limpio esas lagrimas y se le partió el corazón al ver así a su bebé.
— Oh dios, lo siento mucho, papá no volverá a hacer eso — Le dijo eso — Pero tenía que intentarlo una última vez cariño, ya lo entenderás cuando estes enamorada —
London
Regreso a casa cuando la noche invadió todo el cielo, la claridad de la luna iluminó su camino y no puede negar que La Provenza tiene la mejor noche, con el cielo lleno de estrellas y el olor de los perfumes inundando el lugar.Es tan romántico.
Pero al llegar a su casa y en cuanto abrió la puerta, los ojos furiosos de su tía Celine la recibieron, la tomo de los hombros y la movió fuertemente
— ¡¿Que demonios tienes en la cabeza?! ¿Donde diablos te metiste todo el día? ¡Joder London! —
London se alejó suavemente y miró a todas.
— ¿Que les pasa? — Dijo llena de felicidad — ¿Me voy a casar que no están alegres por mi? —
Todas se voltearon a ver como si hubiera dicho una estupidez, su abuela la tomo de la mano y la obligó a sentarse en el sillón, hasta me acercaron una taza de té.
— ¿Acaso vez algún novio para ti? — Le preguntó su abuela.
Rápidamente paso la mirada por toda la sala, ciertamente no está ese rubio, ni las cosas de la bebe, así que llena de nervios y notando algo extraño, se puso de pie.
— ¿Donde está André? —
Su tía Celine se cruzó de brazos enojada.
— Se fue — Dijo — ¿Que querías que hiciera, que te esperara comiendo galletas hasta que dejarás de jugar a las escondidas? ¡Se fue! —
Intento decir algo, pero si madre la tomo de los hombros y la miró dulcemente
— Tratamos de detenerlo, le dimos té y galletas, pero estaba muy molesto, no pudimos detenerlo — Su mamá tomo un respiro — ¿Adonde fuiste London?
Los nervios comenzaron a invadirla por dentro, se pasó las manos por el cabello y comenzó a hablar
— Yo fui al taller de perfumería, todo el tiempo estuve ahí — Dijo con algo de tartamudez — ¡Estaba muy nerviosa, no sabía qué hacer, claro que quiero casarme, pero me llene de nervios! Cometí una estupidez... ¿Dónde está el, dijo algo más? —
Su madre negó con la cabeza y le puso un anillo en la mano.
— Te regaló el anillo — Le dijo — Pero me temo que no vas a casarte, el novio se fue —
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El Rey (Saga Médicos Parte 3)
RomanceDesde pequeño Andre siempre ha tenido claro que quiere ser él mejor médico de Londres, incluso más que su madre, la reina de Inglaterra, pero su obstáculo no es la cantidad de trabajo en el hospital o sus pacientes, sino que es un príncipe sumido...