London
— Vamos London ve a casa — Le dijo una de las enfermeras — Llevas toda el día trabajando y necesitas un descanso —
London negó con la cabeza con insistencia, sonrió ampliamente y su mirada siguió en aquel bebé al que está revisando, es pequeño, tierno, adorable y algo enfermizo, es un bebé que ella tiene que cuidar.
— No gracias, me quedaré aquí unas horas o hasta el anochecer, tomaré un par de tazas de café y estaré como nueva — Contestó moviendo delicadamente las manitas del bebé — No dejaré solos a los bebés, sino hasta que regresen sus padres, algo malo podría pasarles —
Pero la enfernera frunció el ceño y negó con la cabeza.
— Les pasará algo malo si la doctora que los cuida no esta bien, las enfermeras estamos aquí y hay más médicos, sus padres regresan por la mañana y tu jovencita, no puedes seguir trabajando, apenas comes y no duermes...
London se enojo tanto que perdió la cordura por completo subiendo el tono de su voz.
— ¡Que no quiero maldita sea, no quiero irme de aquí! — Dijo a punto de llorar — Solo quiero quedarme aquí —
La enfermera la tomó por los hombros obligandola a mirarla, hasta la tomó de las mejillas.
— No puedes seguir así, ¿Lo entiendes? Se que no quieres volver a casa porque el recuerdo de tu hijo es inmenso y doloroso, pero estar entre bebés no te ayudará en nada — La enfermera sonrió — Se que eres una excelente médico, pero hasta dios a veces necesita un descanso —
London respiro hondo y siguió escuchando la voz de esa mujer.
— Ve a la cena de médicos que organizo la reina —
London se alejo unos pasos y negó con una de sus manos
— Definitivamente no, dejé a unos de sus hijos, lo rechacé cuando me pidió matrimonio, y no iré a su casa a pararme como si nada hubiera pasado —
— ¡Pero la reina te quiere ver ahi! Así que vete que se te hace tarde —
No tardo mucho en regresar a su casa, solo guardo su bata en su casillero, tomó su mochila, su casco y corrió hasta su motocicleta, si esa misma que su padre odia que use, pero no se fue no sin antes despedirse de sus pequeños pacientes y con el alma en un hilo llegó a su casa.
— ¡¿London hacemos gomitas con forma de gusanos de nuevo?!
Le pregunto uno de sus hermanos en cuanto entro en la casa, pero todos se asustaron de verla, está empapada por la lluvia, con el maquillaje arruinado y regado por sus mejillas y su cabello esta mojando la cara alfombra que su abuela les regalo.
Rápidamente subió las escaleras esquivando a todos y entró en su habitación con desesperación buscando y aventando su ropa por todos lados.
— ¡¿Dónde esta un maldito vestido?! — Gritó desesperada volando ropa por todos lados y arrojando zapatos a la cama — ¡No tengo nada más que batas médicas! ¡Estoy arruinada! —
La puerta de su habitación se abrió y no se calmó hasta que una mano la tomo del hombro.
— Hey London llenaras toda la casa de ropa — Su madre la detuvo por completo — Estas llena de agua, necesitas secarte y bajar a cenar —
— ¡No mamá necesitó un vestido decente, pero solo tengo malditas batas médicas! Dios santo, es mi culpa por no ser tan femenina como ustedes ¡¿Ahora que haré?! Todas esas mujeres estarán tan elegantes y hermosas —
Su madre frunció el ceño confundida.
— ¿Que mujeres? —
— Las invitadas a la fiesta de la reina — Cansada, tomó asiento en su cama mientras mira a su mamá — La reina hace la cena anual para todos los médicos, pero no tengo nada que ponerme, creo que no iré, no, mejor me pondré pijama y dormiré —
Su mamá se rio muy fuerte y comenzó a moverse con emoción
— ¡Patrañas, tu iras porque yo te lo ordenó! Te pari y me doliste como no tienes una idea London, ahora me merezco que todos vean lo preciosa que es mi ratita
London se burlo en voz baja con las mejillas más rojas que el cabello de su madre
— Mamá —
Su mamá no hizo más que darle besos en las mejillas.
— Tú serás la reina, tú papá no me cree y tu tía se burla de mi sexto sentido, pero lo soñé London, soñé que era la mamá de una reina y lo serás — Su mamá se mordió el labio emocionada — Por eso Paris no se molestará si le tomamos un vestido prestado —
Se nota en demasía que a su madre le encantan las fiestas, ella es tan femenina que a pesar de sus años siempre se ve tan juvenil y llena de vida, por eso llegó de nuevo a la habitación con todos los vestidos de Paris entre sus manos dejandolos en la cama mientras le pasa una mirada a ella.
— Oh London te verás tan hermosa que ningún médico te reconocerá — Su mamá le quitó la blusa, hasta el sostén, por eso apenas pudo taparse los senos — ¡¿Dios tienes vergüenza?! Yo te hice, yo te limpiaba ahí abajo cuándo hacías popo —
London ya no dijo más, pero sintió sus mejillas arder con vergüenza, por un momento no quiso hacerse nada, pero su madre esta tan emocionada que es imposible decirle que no.
Así que sonrió cuándo su madre la tomó de las manos y la obligó a pararse delante del espejo para ponerle un ajustado vestido que es de su hermana, ciertamente vestida así no se parece en nada su versión cansada que siempre camina por ños pasillos del hospital.
Es distinta, ella luce diferente.
— Oh London, eres tan preciosa, cuándo ese médico te vea se le caerán los pantalones por ti —
London se mordió el labio al sentir como el ajustado vestido le corta la respiración, pero su mamá ignoró eso y comenzó a peinarle el cabello igual a como lo hacía cuando era pequeña.
¡¿Cómo le hacía Paris para ponerse este maldito vestido, acaso no respiraba?!
— No creo que haga eso, él me odia — Dijo en voz baja — Además, Rose es preciosa ¿La has visto en televisión? Es como una muñeca, la dama perfecta de la realeza —
Su mamá la tomó por los hombros acercándose a su rostro
— ¿Y tu crees que no eres bonita? Eres preciosa London, pero tu amargura te aleja de la gente, olvida el pasado y vive de nuevo, está noche no vas para atraer hombres — Dijo su madre moviendo su cabello a un lado para ponerle unn costos collar — Vas a la fiesta para ser feliz contigo misma, para gustarte a ti
— Si, pero yo no soy como Paris, que atrae miradas — Replicó
Su mamá la beso suavemente en la mejilla.
— Querida atraer a un hombre no se hace de forma brusca, no necesitas ser llamativa como Paris, ni usar vestidos ajustados o labiles rojos, por eso las mujeres tenemos una ventaja —
London enarco una de sus cejas divertida.
— ¿Y cual es esa ventaja? —
— La belleza y la inteligencia — Contestó sutilmente su madre — Se atrae a un hombre con astucia, con erotismo y feminidad, ello se creen conquistadores del mundo, pero las mujeres dominamos con inteligencia, como tú lo harás esta noche, cuando te quieras a ti misma y dejes la amargura, Andre estará a tus pies, enséñale lo independiente que eres y él misterio de tu vida lo atraerá como abejas a la miel —
Su mamá sonrió divertida como si hubiera magia en su mirada de ojos verdes.
— Vuelve a la perfumeria London, trabajemos juntas — Le dijo mirándola a los ojos — Tienes un don, lo has tenido desde que eras bebé y te comias las flores, haces perfumes especiales y de olores magníficos, haz perfumes que atraigan a todos Londres y te juro que él príncipe estará en la perfumería esperando por ti, hazle caso a tu mamá porque es bruja —
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El Rey (Saga Médicos Parte 3)
RomanceDesde pequeño Andre siempre ha tenido claro que quiere ser él mejor médico de Londres, incluso más que su madre, la reina de Inglaterra, pero su obstáculo no es la cantidad de trabajo en el hospital o sus pacientes, sino que es un príncipe sumido...