XXII

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Al abrir los ojos Carlos se sorprendió al instante, su mirada estuvo fija directamente al cielo, jamás en su vida había visto un cielo más azul que ese, era simplemente hermoso. No supo ni cuándo empezó a llorar, pero por sus mejillas ya bajaban lágrimas rápidamente. Estaba acostado encima del césped, un árbol dándole sombra. Se incorporó para ver alrededor, encontrándose a Charles junto a él, todavía dormido. No lo pensó ni dos veces, acercándose a él terminó recostando su cabeza sobre el pecho del más alto. El al sentirlo abrió los ojos, encontrándose la mirada del español. Le sonrió, este otro igual, y después el que se encontraba encima del monegasco se inclinó para unirlos en un suave y corto beso, lleno de sentimiento. Al separarse continuaron viéndose a los ojos, Carlos sosteniéndose con sus manos del pecho del más alto, mientras que el contrario lo rodeaba por la cintura con sus manos. ¿De verdad lo habían logrado? ¿Podrían superar todo lo vivido en ese horrible lugar? ¿Ahora vivirían felices como siempre quisieron? No lo sabían, pero lo único que si sabían que lo importante allí era que estando juntos podrían esforzarse.

Mientras tanto a lo lejos en otro árbol se encontraba Checo abrazándose a sus propias rodillas que había llevado hasta su pecho, llorando sin poder detenerse, le dolía demasiado. Más de lo que alguna vez pensó que sería perder a alguien importante en su vida. Su mejor amigo lo había dejado solo allí para darle su espacio en cuanto el mayor le estampó un golpe en el rostro. Se encontraba mal, no iba a negarlo. Se sentía solo, pero eso era lo único que lo mantenía tranquilo por el momento. Sintió los pasos de alguien acercarse, y luego sintió la calidez del cuerpo de alguien sentarse junto a él. No alzó su mirada, simplemente se quedó en su mismo lugar sin moverse. Así estuvo por varios minutos, hasta que sintió como sus ojos empezaban a cerrarse lentamente, había llorado por demasiado tiempo, no había descansado ni un momento y su cuerpo se lo estaba echando en cara, moría de sueño, no pudo contenerse, terminó dejando caer su cabeza en el hombro del chico junto a él, cayó dormido sin más.

Lewis se sorprendió ya que el menor lo había mantenido alejado desde que se conocieron en ese túnel subterráneo, no le había agradecido por salvarlo ni por la ayuda, pero aún así el sentía que debía estar cerca, al menos para que sintiera que no estaba solo. Después de todo eran dos desconocidos, pero no lo dejaría sufriendo solo, no se imaginaba cómo se sentiría el si estuviera en el lugar del chico, perder a su mejor amigo, a la persona que más ama, seguro sería lo peor que le podría pasar. Pero no podría entenderlo, no hasta que le ocurriera lo mismo. Se había propuesto acercarse al chico desde ahora, en su nueva vida trataría de mejorar como persona, no solo estar de mal tercio con Charles y Carlos. Quería hacer su propia vida, sin tener que sentir la constante necesidad de estar cerca de Carlos, tenía que superarlo ya, sino lo hacía sería mucho más complicado para el poder avanzar.

El sueño también lo venció a él, terminó recostando su cabeza junto a la del mexicano y así se mantuvieron dormidos un buen rato.

Cerca de ellos, acostados mirando hacia el cielo se encontraban Logan y Oscar tomados de la mano. Sintiendo el aire fresco envolverlos, moviendo sus cabellos. Se sentía tan correcto, tan bien el estar ahí. Lo que siempre quisieron, lo habían logrado, ayudar a las personas más importantes en su vida a salir de ese asqueroso mundo, encontrar la libertad y poder empezar de cero en un lugar inexplorado.

—Carlos.

El español alzó su vista hasta encontrarse con la mirada del monegasco que se encontraba acariciando su cabeza, con suma suavidad.

—Tengo algo que decirte.

La forma en la que el chico pronunció eso asustó al más bajo, pero terminó asintiendo para esperar a que continuara.

—Tuve que irme a la zona B a vivir después de que el gobierno se enterara que ayude a Logan siendo fugitivo, pero no me arrepiento de eso, porque gracias a mi buena obra pude volver a encontrarte -mencionó acariciando ahora su mejilla suavemente.

All in; charlos. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora