XVIII

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Escuchaba el típico sonido de automóviles en un gran tráfico, pero no podía ver nada, seguramente por tener algo cubriendo su rostro. Se removió, notando que estaba amarrado de brazos y piernas en la silla. Tampoco podía hablar por el pañuelo molesto que se encontraba cubriendo su boca. Bufó. Estar allí solo le había causado problemas y más problemas, estaba harto y simplemente quería regresarse a su zona.

—Anda, pero ya despertaste -sintió como de un fuerte jalón se deshicieron de la bolsa negra que le cubría el rostro. Era ese molesto trabajador del gobierno de la zona A nuevamente. Pero, ¿qué demonios? -pensó al verlo. —¿Te sorprende? -preguntó. Esperando respuesta, pero golpeándose mentalmente al recordar que todavía mantenía su boca cerrada por el pañuelo en ella.

Charles tosió varias veces, tener eso por tanto tiempo había sido incómodo. Estaba confundido, su cuerpo no le dolía más de lo que ya desde la golpiza que recibió en la azotea. —¿Por que rayos estoy- no lo dejó terminar de hablar.

—Mira, aunque no lo creas pues así serán los interrogatorios que llevaremos a cabo contigo cada tanto que lo veamos conveniente -le contó sentándose con incomodidad en la cama frente a él.

Charles mantuvo la compostura en ese momento, simplemente asintió sin más. Pero algo si que lo preocupaba, ¿de verdad lo vigilarían en cada momento?

—Primero que nada, ¿quien es Carlos Sainz? -le preguntó revisando algo en los papeles que contenía una carpeta que sostenía con sus manos.

Charles se tensó, pero se tranquilizó, no podía arruinarlo en tan poco tiempo. —Un compañero del salón.

Lo miró fijamente, fríamente. —¿Lewis Hamilton?

—Otro compañero.

—¿Te gusta alguno de ellos dos? -preguntó directamente.

Charles estuvo por dejar salir un grito sordo, pero sería demasiado impacto al solo escuchar eso para una persona sin sentimientos allí. —Acabo de conocerlo, ¿como tan siquiera podría?

—Bien. ¿Ellos están saliendo? -preguntó mirándolo aún fijamente.

—No lo sé demonios, ¿como rayos podría saberlo? -se detuvo para pensar un poco en que más debía responder. —Además, ¿eso que tiene que ver conmigo? -lo miró expectante.

—Esto. -le entregó un sobre, pero luego recordó que seguía amarrado así que lo soltó de un brazo. Charles lo tomó después de unos segundos, notó que era una foto suya y de Lewis en la azotea cuando conversaban, y luego cuando el último mencionado lo había ayudado de la gran golpiza que recibió. —No estoy en contra de las relaciones poliamorosas, pero quiero decir, no pensé que fueras homosexual.

Charles tragó saliva.

...

Lamía y dejaba besos húmedos por todo el cuello hasta bajar a su clavícula y pecho, en donde no esperó ninguna invitación y comenzó a pellizcar los pezones del contrario debajo de si, lamerlos y morderlos. En cambio Carlos era un mar de jadeos y gemidos, enredando sus dedos en el cabello del mayor, sentir ese tipo de caricias por parte del mayor lo hacían perder el control. Lewis fue bajando hasta que llegó a la parte baja del abdomen del menor, en donde mordió juguetonamente. Alzó la mirada para encontrarse con la del español. Verlo de esa forma tan susceptible para el lo hacia enloquecer y querer hacer un desastre con el en ese mismo instante. Estaba por continuar, hasta que el menor decidió hablar.

—Lew, me gustaría que me enseñaras a satisfacer -admitió Carlos enrojeciendose mucho más de lo que ya estaba.

Lewis abrió los ojos de par en par, ¿que era ese maldito dejavú? Primero con Charles y ahora con el. Era algo molesto saber que los dos le pedían lo mismo, pero solo para poder satisfacerse entre ellos en cuanto se sintieran preparados. ¿Pero que mierda? ¿Debía aceptar o rechazar la oferta? Perder una oportunidad como esa de enseñar al chico que te guste a satisfacer a alguien más, aunque se escuchara como una completa estupidez valía la pena, para tener más experiencias y momentos juntos, los apreciaría de por vida, de por sí podría ser su ayuda, y eso era lo único que le importaba para que este pudiera llegar a la felicidad que tanto merecía.

All in; charlos. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora