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Oscar se encontraba acostado en el sillón con su vista fija al techo, en realidad no sabía que debía hacer. Estaba pensando si sería o no sería buena idea continuar allí en vez de irse a buscar a su mejor amigo. Todavía se sentía culpable por lo que les sucedió, pero pensaría en algo para poder arreglar las cosas con el. Solo esperaba que su amigo estuviera bien y que haya podido escapar a salvo hasta encontrar algún buen lugar para quedarse allí hasta que estuviera mejor.

Tenía planeado quedarse allí acostado un rato más, para ver si podía seguir durmiendo más tiempo porque en realidad se sentía demasiado agotado, pero al final no logró su cometido ya que su estómago comenzó a rugir en señal de que necesitaba alimentarse lo mas pronto posible. Así que decidió levantarse del sillón, aunque fue con dificultad por un dolor intenso en donde había recibido el disparo.

Caminó por el inmenso espacio, notó que habían varias cosas, como pequeñas decoraciones. Se le hacía algo tierno como habían decorado el lugar, se sentía muy cálido y cómodo estar allí. Se acercó a lo que al parecer era un pequeño refrigerador, lo abrió encontrándose al instante con lo que parecía una hamburguesa en bolsa. La tomó con duda, pensando si sería o no sería correcto comerse algo de allí sin preguntar. Estuvo apunto de regresarla al lugar donde lo encontró, pero su estómago volvió a rugir y dejó de pensar en que sería o no correcto. Cerró el refrigerador, se sentó devuelta en el gran sillón, no pudo ni calentarla ya que no parecía que hubiera algún microondas allí, así que simplemente la comió sin refunfuñar por lo hambriento que estaba.

...

—Mira lo que te traje -mencionó con emoción el mayor pasando por el agujero en la reja un teléfono móvil.

—¿Me compraste un teléfono nuevo? -preguntó el menor emocionado tomándolo rápidamente en sus manos.

El contrario negó varias veces mientras reía. —Mis padres me compraron el modelo mas reciente, así que te doy el mío para que podamos estar en comunicación -le sonrió el mayor.

Era un detalle muy lindo de parte del mayor, simplemente al saber que por fin podrían comunicarse por un medio y no estar esperando a que pasen dos semanas para poderse ver nuevamente. —Gracias Logan -sonrió el menor mientras veía el móvil en su manos, aunque no fuera el modelo más nuevo, eso no le importaba, lo único que le importó fue el hecho de recibirlo. Causó una gran emoción en su corazón.
—Me gustaría darte algo a cambio, de verdad gracias -mencionó el más bajo con la mirada gacha.

—No hay nada que agradecer Oscar, ya era tiempo para que pudiéramos comunicarnos a diario y no cada dos semanas -respondió el británico mayor.

—Logan, voy a abrazarte -soltó el más bajo y sin previo aviso el mayor no supo ni en que momento el contrario cruzo la reja que los separaba y terminaron envolviéndose en un cálido abrazo. Había sido mejor de lo que pensaron que sería, era un momento inolvidable para ellos dos el solo hecho de estar juntos por fin, después de tantos años de estar separados.

—Estoy impresionado -rió el mayor acariciando con suavidad la espalda del menor.

—¿Que te sorprende?

—Que siempre imaginé que seríamos de la misma estatura, pero al parecer sigues siendo unos centímetros mas bajo que yo -fingió decepción.

El menor rió desordenando el cabello castaño del mayor.

De pronto escucharon varios pasos acercándose rápidamente a ellos, no les dio tiempo ni de separarse ni un poco, ni de Oscar poder volver a su zona. Los atraparon en el peor momento, lo malo pronto llegaría a sus vidas.

All in; charlos. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora