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"A detención"

No se cuantas veces sonó mi alarma, pero estaba segura que no era la primera vez. El sol se colaba por la ventana que estaba justo al lado de mi cama y mis amigas seguían en un profundo sueño.

Intenté despertarlas antes de tomar una ducha, pero fue en vano, porque cuando volví a la habitación ellas seguían en la misma posición.

—Oí que habría pancakes para el desayuno.

—¿Pancakes? —ambas saltaron de su cama y comenzaron a pelearse para ver quien se duchaba primero.

Salí del dormitorio y me encontré con Nolan en el pasillo.

—Señorita Niss —comenzó la charla, entre nosotros todo parecía tenso.

Sé que suena loco, pero él y yo hemos estado en una especie de "relación" estos últimos dos años. Lo nuestro, antes de las vacaciones, no había terminado tan bien, decidimos que era mejor tener una especie de "relación abierta". Más por él que por mí.

—Profesor Chris. —miró hacia todos lados en el pasillo, para verificar que nadie se encontraba allí. Más que nosotros dos.

—¿Por qué has dejado de responder mis mensajes? —me di una bofetada mental, tenía razón. Dejé de contestar sus mensajes a las semanas que comenzaron las vacaciones, porque no quería tener otro problema por el cual preocuparme.

—Lo siento...—ni siquiera he intentado darle una explicación, porque no la hay.

—¿Lo nuestro sigue en pie? —dijo en un susurro. Me hizo dudar y revolver ciento de preguntas dentro de mí.

—Sí, creo que nunca lo hemos dejado —miré hacia mis pies, había olvidado ponerme mis zapatillas negras— bueno, no de mi parte —aclaré.

—¿Que significa eso, Juliet? —la puerta del dormitorio de frente, el de mis amigos, se abrió y Nolan dio unos pasos hacia atrás. Timothée salió del el, con su cabello castaño alborotado. Le sentaba bien— si puede comunicarle eso a su tía, sería de gran conveniencia —él adoptó otra forma y me miró expectante.

—Claro, hablaré con ella lo antes posible.

—Alumno, señorita Niss —asintió y se marchó por el desolado pasillo.

—¿Quien es tu tía? —dijo en un tono curioso el castaño— ¿la rectora? —dijo de una forma sorpresiva, como se sintiera estupido por no saber tal obviedad. Yo reí.

—Sí, es ella.

Comencé a caminar y él me siguió.

—¿No has logrado adaptarte? —dije mientras bajabamos las grandes escaleras hacia la cafetería.

—Uhm, algo así —pasó las manos por su cabello, al parecer era algo que hacía cuando estaba nervioso— no es por Jake y Lo, ellos fueron súper amables conmigo y ustedes... claro —dijo nervioso refiriéndose a las chicas y a mí.

—Te acostumbraras... —tomamos camino por otro pasillo, antes de llegar a la cafetería— ¿puedo preguntar porque estas aquí?

Él pareció tensarse y yo me sentí culpable por preguntar, si él me hiciera esa pregunta a mí, tampoco querría responderla. Porque, tampoco sabría que responder exactamente.

—Uhm, lo siento si... —dije antes de entrar por las grandes puertas y que nos invada el olor a café.

—No, esta bien... —tomó aire y se dirigió a la mesa para servirse un poco de café, yo copié su acción— digamos que estoy aquí por algo muy personal de mi familia.

El Internado •Timothée Chalamet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora