4

3K 232 42
                                    

"Sábado"

La primera semana de clases no había sido tan mala. Los profesores no habían dejado tanta tarea y todo había sido tan relajado, que no podía creer que hoy era sábado.

Miré por la ventana, las pequeñas gotas de la tormenta de más temprano seguían ahí y se podía percibir el frío que había fuera. La hora en mi teléfono marcaba las 7.15 am. Ni yo podía creer que estuviese despierta tan temprano, pero soy una persona se que se acostumbra fácil, entonces al este ser mi horario habitual por una semana, mi reloj biológico no me permitía dormir más.

Envidiaba a mis amigas, quienes parecían estar noqueadas y no se despertaban ni por el más mínimo ruido. No creía que haya muchas personas despiertas ahora, la mayoría despertaba tarde o ni siquiera lo hacía.

Me puse ropa cómoda y baje a ver si encontraba algo para desayunar, casi no cocinaban en sábado por lo que mencioné antes.

—¿Te has caído de la cama, querida? —Briana, la cocinera quien estaba dejando unos pocos pancakes en la mesa me habló.

—No, soy tan tonta, que no puedo volver a dormir...

—Eso pasa con el tiempo, te estas poniendo vieja... —ambas reímos, los pocos alumnos que había en la cafetería nos miraron mal.

—Creo que sí —ella volvió a la cocina y yo seguí buscando algo para beber.

—Así que eres una de las mías —Timothée apareció a mi lado con una taza de café para mí, le di una sonrisa.

—Eso parece, no pensé que tú eras uno de los míos —ambos nos sentamos en una mesita de allí.

—No te creas, no pude volver a pegar el ojo. Además, tenía hambre —puse mis ojos en blanco y él tomó uno de mis pancakes.

—¡Hey! ¿Qué haces? —otra vez, todos nos miraron mal— lo siento —dije en voz baja, como si ellos me escucharan y me di una bofetada mental por milésima vez en la semana.

—No te comerás todo eso... —dijo masticando.

—¿Tú que sabes? ¿Y, puedes comer y luego hablar? —esta vez él puso sus ojos en blanco.

—Sí, como sea —volvió  a decir con su boca llena de comida, lo omiti— ¿hay algo que se pueda hacer de interesante aquí?

—Uhm, más que dormir, no.

—La cuota de este colegio es bastante elevada, debe haber algo más...

—¿Eso es una queja? Puedo decirle a mí tía...

—No, solamente digo... —dijo algo molesto.

—Tranquilo, no le diré...

—Sabía que no lo harías... —sus ojos estaban fijos en los míos, sentía que podía ver atraves de ellos. Luego de unos segundos me aparte, fingiendo que recordaba algo.

—Mi tía tiene la consola de PlayStation que me regaló mi padre, podemos ir...

—¿Bromeas?

—¿En que parte? —dije bebiendo de mi café.

—¿En serio tienes una consola? ¿Aquí?

—Sí ¿eso que tiene de malo?

—Nada, eso es súper... —me miró expectante y con algo de nerviosismo— ¿crees que tu tía nos permitirá estar allí?

—Sí, he ido con mis amigos algunas veces —le miré fijo y me puse seria— pero debes prometerme que no dirás nada —le señalé— a nadie...

El Internado •Timothée Chalamet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora