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"Esto tiene que ser una broma."

El sueño había sido tan real que no lo podía sacar de mi cabeza. Sus quejidos en mi mente resonaban con eco y me era difícil concentrarme en el profesor que tenía delante.

Toda la mañana le estuve evitando,  como si él fuera capaz de saber lo pervertida que era y que había soñado con que me lo follaba.

—¿Vas a comerte eso? —dijo Jake mientras miraba por la ventana. Estábamos solos nosotros dos en su cuarto.

—Todo tuyo...

—Has estado desaparecida últimamente, y eso que vives a unos pasos de este dormitorio.

—Muchas cosas... —tomé su cigarro electrónico.

—Sí, a mi también.

—¿Qué sucedió con el asunto de Camille? —él miró hacia otro lado, algo apenado.

—No quiere hablarme. Creo que no esta embarazada.

—¿Por qué crees?

—Porque no me ha dicho nada en concreto.

—Pero tienes derecho a saber...

—Pues, hazle entender —comió de las galletas de mi empaque.

—¿Jo lo sabe?

—Nadie, solo tú.

—¿Soy la afortunada? —sacó el humo de su boca y lo tiró hacia mí— ¡hey!

—¿Qué piensas hacer el año entrante?

—¿No falta mucho para eso? —me puse de pie y comencé a rebuscar entre sus discos.

—Cuando menos te lo esperes, tendrás que comenzar tu vida adulta.

—Pues no quiero pensar en ello ahora —saqué un disco de mi banda favorita 'Queen'— ¡no me has dicho que tenías este!

—Pensé que lo sabías.

—No soy adivina, Jake.

Saqué el reproductor que estaba bajo pila de ropa de los tres y comencé a sonarlo. Mi celular vibró en mi bolsillo, no le de importancia hasta que se comenzó a volver loco con una llamada entrante.

—¿Qué?

Encuentrame en la cabaña del jardinero —la voz de Timothée se escuchaba agitada.

¿Qué? ¿Por qué?

—¡Ven aquí, Juliet!

La llamada se cortó y tuve que disculparme con mi amigo antes de salir como maniática hacia el lugar donde me había dicho.

No se porque le hacía caso, ¿que tal si estaba con Erin y era una trampa?

¿Por qué una trampa?

Pues no lo sé, pero por algo había estado envitandole por toda la mañana, por casi todo el día.

Cuando llegué al punto acordado sentí como alguien me jalaba hacia una de las paredes. Timothée estaba frente a mí, no fue muy bueno para mi ansiedad, que se disparó cuando nuestros cuerpos hicieron contacto.

—¿Qué sucede?

—Cierra la boca y escucha —tragué fuerte, eso me recordó a mi sueño.

—No oigo nada.

Él puso sus ojos en blanco y comenzó a llevarme a rastras hacia el cobertizo, que por una de las ventanas me señaló. Claire y Nolan, teniendo sexo.

¿Por qué siempre tenía que ver a mis amigos teniendo sexo? ¿Acaso estaba maldecida? Eso sería una buena explicación.

¿Cómo viste esto? —comencé a alejarme, volviendo a la residencia, él me siguió.

—Vine aquí a pasar el rato y me encontré con eso. Lo siento, pensé que era buena idea —su cara era de pena y culpa.

—No, está bien. Gracias por decirme.

—¿Qué harás?

—¿Qué puedo hacer? ¿Felicitarlos?

—¿No estas furiosa?

—Sí, con Nolan. Esta usando a Claire —me tomó de la mano y me paró para poder hablar conmigo.

—Debes decirle —su mano sobre la mía todavía.

—¿Crees que ella me creerá? No sabes como es Claire.

—¿Y qué? ¿Lo dejarás así? Es tú mejor amiga.

—¡Lo sé! —pasé mi mano libre por mi cara y suspire— ya veré yo que hacer, gracias.

Puse mis pies en marcha y solté su mano, aunque no quería.

—¿A dónde vas? —parecía no rendirse.

—¿Te importa?

—¿Necesitas compañía? —hizo caso omiso a mi mal humor. Quería decirle que si, que se quedase conmigo, pero negué con mi cabeza.

Él se fue, parecía enfadado.

¿Por qué el ahora estaba enfadado? ¿No debería ser yo la enfadada aquí?

Comencé a caminar por el bosque, tratando de recordar el camino hacia la cabaña que Timmy me había mostrado. Pero fue en vano, porque no lo encontré y solo me quede sentada, tratando de darme calor con la chaqueta que tenía puesta.

—Sabía que vendrías aquí.

—¿Me estas siguiendo? —me extendió su mano.

—¿Te has perdido? —la tomé y me puse de pie, él comenzó a caminar— presta atención, no voy a estar siempre para salvarte el culo.

—No te necesito para nada —Timothée rió y me guió hacia el camino correcto.

—Estas temblando... —dijo  cuando entramos, si quiera yo me había percatado de eso. Comenzó a rebuscar entre unas cajas y sacó una sudadera.

—¿De quien es eso?

—Mía, la olvidé hace unos días —la extendió otra vez y yo me lo puse.

—¿Aquí vienes a follar? —para ser sincera, esas palabras salieron de mi boca sin siquiera pensarlo antes. Quise darme miles de bofetadas allí mismo.

—Te dije que tú eras la única que conocía este lugar.

—Me siento tan afortunada...

—Deberías —se sentó en el sofá y saco un cigarro electrónico. Me indicó con su mirada que me sentara junto a él— ¿has pensado en que hacer?

—No quiero pensar —le saqué el cigarro y lo puse en mis labios. Era lo más cerca de algún intercambio de saliva que no sea un beso, y si que me moría por probar sus labios.

—Tienes que... —su rodilla rozaba con la mía, pero a él no parecía molestarle— eso acabará mal.

—Sí, pero ya no me importa Nolan.

—Pero Claire es tu amiga.

—¿Te gustaba? —me quitó de las manos su cigarro y fumó de el, enarcó su ceja y yo aclaré— Claire...

—Nah... solo fue algo de una noche.

—¿Y Erin? ¿Es alguien para pasar el rato?

—¿Por qué te importa tanto? —puse mis ojos en blanco y tiré mi cabeza hacia atrás bufando. Tenía razón, era descarado de mi parte que preguntase.

—Lo siento...

—No lo sientas... —cuando volví mi cabeza a su posición normal él estaba mucho más cerca que antes y ahora su mano descansaba sobre mi muslo.

Estaba segura que podía ver a través de mis ojos, su mirada era tan penetrante. Solo quedaban centímetros para acortar y sus labios me decían a grito que los bese. Pero no, me alejé y me puse de pie. Su mirada fue de desconcierto.

—Se está haciendo tarde ¿volvemos?

El Internado •Timothée Chalamet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora