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"Incomodo."

Era temprano en la mañana porque siquiera se había puesto el sol todavía.  Estaba algo desorientada y me costó recordar que no estaba en Boston, sino en Nueva York y no en mi cuarto, en el de Timothée.

Quise girarme para ponerme derecha pero algo me lo impidió. Tenía su brazo alrededor de mi cintura y su cuerpo detrás de mi espalda, pegado a mí, literalmente.

Maldita sea, debía ir a despertar a Lorenzo para irnos, pero el cabrón tenía fuerza, no podía moverlo. Saqué su brazo, lento y me levanté de la cama. Él se movió pero siguió durmiendo.

Gracias a dios, o cualquier ente que me este mirando en este momento.

—Lo... —dije algo bajo, no quería montarme un show aquí— ¡Lorenzo! —él se despertó rápidamente y se cayó del sofá— eres idiota.

—¡Como vas a despertarme así!

—Baja la voz... —se reincorporó y volvió a sentarse en el sofá.

—¿Qué hora es? —miró en su celular y abrió los ojos grandes— es super temprano ¿que tienes en la cabeza?

—¡Tienes un vuelo!

—¡Oh, cierto! —se puso de pie rápidamente, buscando las llaves de su coche entre el desorden— Ju, no podré llevarte a casa, llegaré tarde.

Todo tiene que sucederme a mí. Me arrepentí de no haber venido en el coche de mi madre, tendría que ahorrarme una vergüenza.

—Esta bien... —le di una sonrisa, tratando de reconfortarlo— cuando Tim despierte le pido que me lleve a casa —me dio un abrazo.

—Ten una buena navidad, te quiero.

—Y yo a ti, saludame a tu familia y avísame cuando aterricen —le di una sonrisa y él asintió.

—Adiós, Juls —le salude con mi mano y el desapareció por la puerta de entrada.

Me senté en el sofá mirando la hora en mi celular, 7:30 am. Era demasiado temprano para molestar a mi madre, además ella no sabía que yo estaba de Timothée y no de Lorenzo, sino nunca hubiese podido quedarme toda la noche.

Tenía dos opciones, esperar a que Timothée despierte o despertarlo yo y pedirle que me llevase a casa. Pero la vergüenza e incomodidad seguiría siendo la misma.

Tenía dinero en mi cartera pero parte era para comprar los regalos de mi familia y mamá dudará si le pido dinero. Me recosté en el sofá y cerré mis ojos, tratando de dejar de pensar y pasar el rato.

—¿Juls? —mis ojos se abrieron de repente y vi a Timothée mirándome— ¿por qué estas aquí? —me incorporé.

—Tuve que despertar a Lorenzo, se fue hace unos minutos —miré mi celular, eran las diez de la mañana, tenía algunos mensajes de mamá, papá y John. Y más de siete llamadas de mi madre— hace unas horas...

—¿Quieres desayunar?

—Uhm, no... ¿puedes llevarme a casa? Creo que mi madre esta por enloquecer si no llego en los próximos treinta minutos.

El Internado •Timothée Chalamet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora