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"Amistad arruinada."

Atención
Contenido +18

Entramos a su apartamento y ni siquiera nos molestamos en prender las luces. Sus labios estaban sobre los míos, moviéndose hambrientos. Mi cuerpo contra la pared y su cuerpo pegado al mío. La lluvia sonaba fuera.

Sus manos bajaron lentamente por mi espalda, tomando tiempo, cuando se posaron en mi trasero no las movió, al ver que no protestaba junto más nuestros cuerpos, si eso era posible.

—Maldita sea, Juliet. Me vuelves loco... —nos quedamos por un rato separados, con nuestras frentes pegadas, tratando de recuperar el aire.

—¿Que tanto? —él puso cara de confusión— muestrame.

Me besó otra vez, rozó su entrepierna con la mía y ambos gemimos ante eso. Me cargó hacia el sofá, yo en su regazo, sus manos viajando por mi espalda y moviéndome hacia delante cuando llegaba a mi trasero. Comencé a moverme, a crear fricción.

—No hagas eso si no quieres terminar en un desastre... —reí al entender a lo que se refería.

—¿Qué sucede si quiero? —bajé la cremallera de su chaqueta y él la sacó, al igual que su sudadera. Yo hice lo mismo, solo quedé con una camiseta que dejaba ver mi brasier.

—¿Puedo tocarte? —dijo contra mis labios.

—Por favor... —sus manos cubrían mis senos, jugando con ellos. Saqué su playera y él la mía.

—¿Segura que quieres seguir? Si no... —lo callé con un beso, puse sus manos otra vez en mis senos y con eso entendió que si quería esto.

No quería detenerme a pensarlo, sino sabría que la respuesta de mi parte sensata sería un rotundo no. Pero deje a mi parte insitintiva decidir por mí esta vez.

Me cargó hacia la habitación y nos recostamos en la cama, él sobre mí esta vez. Sus labios bajaron a mi cuello y luego a mis pechos, jugando con ellos.

Mis manos fueron a su pantalón y desabroche su cinturón, él me dio una sonrisa que hizo que me sonrojara. Sacó sus pantalones y los míos también, dejándome expuesta. Me dio una mirada y volvió a besarme.

—Eres perfecta, Ju... —sus manos recorrían mis muslos, haciéndome desear cada vez más— no sabes cuanto he imaginado esto...

—Y yo... —admití, claramente eso salió sin pensarlo. Sus dedos estaban en mi entrada y volvió a mirarme.

—¿Segura? —asentí y comenzó a moverlos, haciendo que mi cuerpo reaccione.

—Te necesito dentro, por favor... —no lo dudó ni un segundo, bajó sus boxers.

Oh, si que es grande.

La de Nolan no era así, digamos...

Él rasgó un condón y se lo puso apresurado. Fijó su mirada en la mía y yo asentí. Comenzó lento, haciendo que ambos gimieramos.

—Te sientes tan bien... —me besó y comenzó a moverse cada vez más rápido— mírame...

Abrí mis ojos y le miré. Sus ojos ya no eran verdes claros, sino que estaban totalmente oscuro. Su rostro, su cabello, todo el ambiente era sensacional. Nunca había sentido esto con nadie, con Nolan nunca había conectado de esta manera.

El Internado •Timothée Chalamet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora