35

1.9K 156 15
                                    

"Grandes problemas."

Mis ojos se abrieron y trataron de ajustarse a la poca luz del ambiente. Sentía algo de frío por más que tuviese a Timothée abrazado a mí y eso me diera un poco de calor.

Tomé mi teléfono para ver que ya casi era la hora de la cena y mis amigos estaban preguntando de estábamos ambos.

—Tim... —le dije moviéndolo un poco— ¡Timothée!

—¿Qué? —dijo y me miró asustado.

—Debemos irnos...

—No... —protestó— quedémonos aquí, solo nosotros...

—Todos están como locos buscándonos.

—¿Y qué? —se puso sobre mí, prohibiendo que me pusiera de pie— podemos quedarnos aquí, quiero estar contigo, Juliet...

—Estaremos juntos allí...

—Pero no de esta forma... —me besó delicadamente— sabes a lo que me refiero —susurró, como si fuera un secreto.

—Podemos venir en cualquier otro momento —traté de incorporarme, pero no pude.

—No me mientas —esta vez se puso de pie y pude hacer lo mismo. Acomode mi ropa y me dirigí hacia la puerta.

—No miento... —le dije cuando salió por la puerta.

—Sabes que no vendrás y tendré que arrastrarte hasta aquí como hoy —dijo molesto y siguió su camino sin esperarme— no quiero estar rogandote, Ju. Tengo algo de dignidad todavía.

—Prometo que...

—No lo prometas —me cortó, parecía estar enfadado conmigo— no quiero obligarte a nada, déjalo ahí.

Sin darme cuenta ya estábamos en las puerta del internado y él entró sin esperarme. No hablamos en todo el camino hacia nuestros dormitorios y tampoco volteó a verme cuando entramos.

—¡¿Donde diablos estabas?! —gritó Jo cuando me adentre en el cuarto.

—Tranquila —dije tratando de pensar una mentira— con Timothée fuimos por una caminata y nos perdimos...

—¿Y por qué no contestaban sus teléfonos?

—Se quedaron sin señal... —ella solo asintió y siguió con su computador. Agradecí que no me hicieron más preguntas porque se pondría difícil mentir.

Antes de que pudiera tumbarme en mi cama la campana de la cena sonó y mi estómago gruñó en respuesta.

Mucha actividad física.

Alejé todo pensamiento de mi mente, tratando de ponerla en blanco pero no pude cuando Timothée se sentó frente mío en la mesa de la cafetería.

—¿Por donde diablos se metieron para perderse? —preguntó Jake. Tragué fuerte, mi mente buscando una mentira rápida.

—No lo sé, amigo. Pero fue difícil volver, más con esta de aquí —me señaló y rió— no dejaba de decir que era mi culpa y casi llora porque pensaba que íbamos a morir allí —reí ante eso falsamente, era bueno para mentir y mis amigos se estaban creyendo todo.

—Pero al final, pude encontrar el camino —me miró fijamente, me perdí unos segundos en su mirada y luego la aparté.

El Internado •Timothée Chalamet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora