7

2.4K 210 6
                                    

"Un gusto conocerte"

La tarde del viernes llegó y yo estaba ansiosa en la entrada esperando por papá con mi pequeña maleta lila oscuro. Nadie había alrededor, muchos habían sido recogido por sus padres o se irían en el autobús de mañana por la mañana.

—¡Ahí estas! —mi padre me dio un gran abrazo cuando se bajó del coche.

—¡Papá, han sido dos semanas!

—Lo suficiente para extrañarte, Ju.

—Juliet... —una voz detrás nuestro apareció, Timothée sostenía mi chaqueta preferida.

—Oh, gracias Tim —tomé la prenda de sus manos y mi padre nos miró expectante— papá, él es Timothée, un nuevo compañero y amigo... —ambos se dieron la mano

—Un gusto conocerlo, señor Niss.

—Oh, no. Llámame Robert —ambos sonrieron.

—¿Nos vamos? —apresuré a mi padre para salir de esta situación en tanto incómoda, conociéndolo estaba segura que pensaría que somos algo mas que amigos— nos vemos mañana, Timmy.

—Claro, buen viaje...

Ambos nos montamos en el coche y comenzamos nuestro camino hacia la carretera. Sabía que papá quería decir algo acerca de Timothée, pero estaba esperando que yo lo mencione.

—No es mi novio.

—Es un lindo chico...

—Tiene novia.

—¿Y si no tuviera? —sus palabras me hicieron dudar por un segundo, pero rápidamente aparté mis pensamientos.

—¿Qué?

—¿Tendría una oportunidad contigo, Juliet Anne Niss?

—Creo que no —volví a darme una bofetada mental.

—¿Crees?

—¿Que tal de esa persona que me quieres presentar?

—No cambies de tema —me miró fugazmente antes de volver su vista a la carretera.

—No lo hago, pensé que habíamos terminado de discutir algo que no tiene sentido discutir.

—Te conozco, Ju...

—Lo sé, pero prometo que estoy siendo sincera, Timothée para mí, es un buen amigo. Eso, nada más.

—Esta bien.

[...]

Al llegar a nuestra casa me sentí aliviada, como si hubiese estado conteniendo la respiración durante estas semanas. Todo estaba igual, papá no había tocado nada de mi habitación, cosa que agradecí.

Salem, mi gatito negro, se acercó a mí, ronroneando de gusto de volver a verme.

—¡Oh, y yo te he extrañado a ti mi bebe! —acaricie su pelaje y lo cargué para bajar las escaleras— ¡papá este gato esta muy flaco! ¿Le has dado de comer?

Al darme la vuelta hacia la sala de estar, una mujer de la misma edad de mi padre, con el cabello castaño, nos miró.

—Uhm, hola... —él entró rápidamente a la sala y se posicionó a mi lado.

—Juliet, ella es Ruby... —la mujer me miró y me dio una sonrisa cálida.

—Oh, mucho gusto... —le extendí mi mano y ella la aceptó.

El Internado •Timothée Chalamet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora