10: Paraíso robado.

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Sicheng sonreía con entusiasmo. Le gustaba la manera en que se sentía desde aquella noche en donde Yuta se sinceró con él y aceptó que aquello era lo suficientemente fuerte como para convertirse en un noviazgo oficial... Bueno, oficial dentro de lo que cabía para ellos dos. Había pasado poco tiempo desde esa noche, quizá apenas una semana y tanto y desde entonces no habían hablado con nadie sobre todo aquello. El chino, sinceramente, se sentía aterrado de hablar con su mejor amigo, con sus hermanos e incluso con sus padres porque Hendery se había encargado de meterles malas ideas en la cabeza sobre el alfa. Yuta, por otro lado, se sentía inquieto. Le había pedido al omega que se quedara callado al menos hasta que las aguas se calmaran y tuvieran menos furia. Sicheng se quedó tranquilo al escuchar las razones de aquel pedimento, sabiendo que el japonés simplemente quería protegerlo de una nueva rabieta entre sus seres queridos.

—Quiero que vayas a mi presentación del sábado —habló el menor desde el otro lado de la habitación. Yuta, con desgano, levantó su vista de la pantalla del computador y observó cansado al chino.

—Sicheng... —comenzó a hablar, pero el omega fue más rápido.

Saltó del piso en donde estaba sentado frente a una mesa baja y corrió a la cama, apoyando sus rodillas sobre el colchón a un lado del mayor para quitarle el portátil de las piernas y proceder a sentarse en el regazo de su novio. Yuta, por inercia posó ambas palmas a cada lado de la cadera del omega. Suspiró cansado e intentó contener sus impulsos por aventar al más alto de encima y seguir con lo suyo.

La universidad lo estaba consumiendo, sentía que en cualquier momento desfallecería y se quedaría sin la suficiente paciencia para seguir soportando todo aquello. Yuta siempre se había sentido como un alfa poderoso, alguien capaz de soportar lo que fuese sin siquiera inmutarse o darle pie a ese montón de sensaciones humanas que solo lograban doblegar y hacer ver débiles a los demás, pero en ese momento y por primera vez en demasiado tiempo, sentía que ya no podía seguir cargando con todo aquello; teniendo que sumar la carga de sus pendientes en la universidad, los problemas en su hogar y el nuevo peso que el quisquilloso de Dong Sicheng representaba en su vida.

¿En qué diablos estaba pensando cuando accedió a aquello? A él le gustaría saberlo porque no tenía ni la más remota idea.

—Piénsalo, Yukkuri, es el momento perfecto para que mi familia lo sepa —insistió con aquella sonrisa que era característica del omega. Yuta al escuchar eso no pudo evitar jadear con frustración—. ¿No te agrada la idea?

Las miradas de Yuta eran pesadas, incluso el menor muchas veces llegó a pensar que su alfa no era realmente feliz.

El mohín sobre los labios del chino se hizo presente, pero Yuta prefirió ignorarlo y ladear su cabeza hacia un lado, alejándose del rostro del omega y cerrando los ojos con fuerza. Debía pensar en la manera de librarse de ese nuevo capricho y evitar tener que verle de nuevo la carota a Hendery. Había sido culpa del omega el que su presencia ya no fuera bienvenida del todo en las reuniones que hacían. Aunque Taeyong le había dicho que sus problemas con ese otro alfa no tenían que intervenir en la amistad con los demás, no pudo dejar pasar la incomodidad que se sentía cada vez que llegaba a una de las fiestas.

—¿No crees que es demasiado pronto? Apenas y estamos comenzando con esto —contestó el alfa en defensa. El mohín sobre los labios del omega se intensificó.

Quería echarse a reír, pero aquello solo desencadenaría una discusión y Yuta solo quería que Sicheng se quitara de encima y lo dejara seguir trabajando.

El alfa nunca se imaginó tener que lidiar con una situación como aquella. Elevó una de sus manos hasta su rostro y la restregó con fuerza, teniéndose poca compasión.

Hiroki Y Yo. ((yuwin omegaverse))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora