Hiroki Y Yo. ((yuwin omegaverse))

6: Súplicas detrás del mostrador.

Sorpresa xiaodery, ajdjskdj.

Salió de la casa hecho un torbellino de mal humor y maldiciones, los gritos de su madre se escuchaban incluso desde allí afuera, la voz de mando de su padre ni siquiera lo inmutó. A Hendery no le daban miedo sus padres, sus reprimendas o los estúpidos castigos que siempre intentaban darle para que aprendiera la lección. Ellos no podían con él, por eso no se preocupaba por nada de lo que hacía, pero en esos momentos estaba demasiado absorto en sí mismo como para reír ante lo divertido que sus padres le resultaban.

Hendery era un alfa descontrolado, las reglas no le importaban en lo absoluto y muy pocas personas eran merecedoras de su respeto; solo lo llegaba a tener por sus dos hermanos, pero momentos atrás incluso se había desconocido. Jamás había tenido la necesidad de hablarle de aquella manera a ninguno de sus hermanos, mucho menos a Sicheng, el único omega entre los tres. Se sentía como un perdedor, y quizá sí que lo era, pero ya no quería seguir pensando en lo que había sido aquel día. Quería distraerse, encontrar una buena razón para no regresar a casa esa noche y poder pasarla bien en donde sea o con quien sea.

Se dejó llevar por sus propios pies, perdiéndose entre lo revuelto de sus pensamientos, ignorando al mundo entero que seguía su curso normal a su alrededor. Hendery rara vez se detenía a pensar demasiado en sus actos o sobre las consecuencias de estos, él más bien prefería vivir a la ligera y no preocuparse por lo que dejaba a su paso, sí, se la vivía de problema en problema por ello, pero no era algo que le quitase el sueño por las noches, pero justo en esos momentos, después de haber discutido fuertemente con su hermano omega, se estaba realmente cuestionando en lo que su vida se resumía; fiestas, beber, follar con desconocidos... Bufó estresado, por eso nunca le gustaba quedarse demasiado quieto, viéndose como la víctima perfecta para sus pensamientos y remordimientos. Sabía que no era ni de chiste un buen alfa, ni siquiera una buena persona, pero había crecido toda su vida con libertades extremas, sus padres nunca se habían atrevido a negarle nada, ni siquiera a advertirle de lo perjudicado que podría resultar si se envolvía con malas influencias. Y bueno, ahora solo teniendo 18 años, había vivido más que alguien de 30. Sin duda lo atribuía a su grupo de amigos. Cuando conoció por primera vez a Lee Taeyong, el líder de aquel revoltoso grupo de chicos, sintió verdadera admiración por aquel alfa, solamente llegando a pensar que en el futuro quería ser justo como él; alguien respetado, seguido y querido por todos a pesar de cualquier cosa que hiciera. Taeyong le había parecido poderoso, lo seguía creyendo, y todo simplemente se puso mejor cuando conoció al resto de los chicos. Incluso se sintió sorprendido de la persona que era Jungwoo, un chico de 21 años que parecía más un alfa que un omega que tuviera instintos dependientes y sumisos. Todos en ese grupo eran personas intimidantes, conocidas por lo que eran capaces de hacer y por lo genial que vivían cada día de sus vidas; Taeyong, Jungwoo, Johnny, Yukhei, Yoonoh y ahora esos dos nuevos que se habían integrado (Yuta y Doyoung). Sentía a todos ellos como una verdadera familia, una que lo entendía de verdad.

¿Pero realmente estaba haciendo lo correcto?

Se sorprendió de sí mismo al plantearse aquello. Era demasiado joven como para querer reindicar su vida entera, no tenía demasiado interés en realidad, pero no quería que Sicheng se sintiera defraudado de su hermano menor. Aunque Hendery debería ser el que tomara ejemplo del omega, sus instintos de alfa no lo dejaban hacerlo, él quería ser el que le diera el ejemplo a su hermano, justo como Kun lo había hecho durante toda su vida.

La cabeza le punzaba por pensar con tanta insistencia. Ya no quería seguir atormentándose con cosas inútiles. Amaba su estilo de vida, el cómo veía el mundo a su alrededor. Le gustaba divertirse y no preocuparse. Hendery estaba bien con su vida le gustase a quien le gustase.