La presión de su cuerpo iba en aumento, la mesa se mantenía en silencio y la cena familiar comenzaba a ser incómoda. La peor que habían tenido en años.
Era como si las gotas de la tormenta naciente le dieran paso al verdadero huracán. Primero el desasosiego, después la melancolía, la desesperanza y al final la rabia. Ahora nada pintaba como si fuera a mejorar.
Tuvo tanta envidia, tuvo tanto enojo que quiso desaparecer y dejar de entender lo jodido de cada situación que la vida le ponía enfrente.
—¿Lo vas a decir así de fácil, Sicheng? —escuchó que Kun le decía al omega. Hendery hizo una mueca por lo frágil del silencio.
Podía oler el miedo de su hermano omega. Quiso estar en su lugar, quiso haber podido tomar la mano de ese chico que se había robado su alma entera y se le había escapado como agua entre las manos.
Sicheng no respondía, pero tragó duro para poder decir algo, incluso aunque el nudo en su garganta no se lo permitiera con facilidad.
—Me haré responsable de las consecuencias de mis actos —dijo en un leve susurro.
El padre de los tres gruñó con furor, con una ira contenida que puso de nervios a los omega presentes. La madre de aquella familia no decía nada, se mantenía callada. Kun se veía igual de molesto que su padre y Sicheng comenzaba a llorar, pero a llorar de verdad. A mares y de una manera incontrolable. Él... Él simplemente quería morir, no sorportaba ver a Sicheng de aquella manera.
—¿Y el cabrón que te embarazó también lo hará? —masculló su padre. Todos en la mesa se quedaron de piedra.
El padre de los hermanos Dong era conocido por ser calmo y sereno, incluso en las situaciones más escandalosas. Ese lobo no era de los que perdía el control y pensaba bajo los efectos de la cólera, sino que todo lo contrario.
Sicheng abrió la boca para hablar, pero el alfa mayor le interrumpió.
—Te desharás de ese problema —dijo firme, dictador porque aquello no lo decía como una opción que el omega pudiera tomar en cuenta.
Estaba tomando la decisión final y no estaba dejando lugar para dialogar o pensar mejor las cosas. Un hijo fuera del matrimonio pintaba como lo peor que le podía pasar a su único hijo omega. La sangre hervía y quemaba por su torrente sanguíneo al pensar que todo su esfuerzo por educar a un buen omega se había ido por el mismo desagüe, Sicheng se había dejado envolver por un alfa sinvergüenza, le había abierto las piernas al último hombre que lo merecía...
El llanto de Sicheng se oía por todo el lugar, sus súplicas eran dichas en voz alta, rogaba por el cachorro que se gestaba a extensión de su propia vida. Kun por primera vez se abstuvo de meter las manos al fuego por su hermano menor. Hendery simplemente no lo soportaba.
—¿Cómo puedes decirlo tan a la ligera? —dijo como si fuera veneno puro el que aventaba por la boca. Su padre lo desafío con la pura mirada, pero él ya había batallado la última guerra.
Y había perdido a tal punto donde ya nada importaba demasiado.
—Cállate, Kunghang, no hables —ordenó aquel alfa que siempre fue respetado dentro de aquella armoniosa familia. Hendery se burló en voz alta. Todos, incluido el mismo Sicheng, le miraron.
—No, no me voy a callar porque estás siendo verdaderamente injusto —dijo mientras apoyaba sus palmas sobre la mesa, a cada lado del plato a medio comer—. ¡Sicheng quiere tener a su bebé!
Había gritado, salpicando su cercanía con saliva, era como si la molestia se le escapara por todos lados, como si ya no pudiera mantenerse al margen. De repente todo aquello le afectaba de manera directa, como si fuera a él mismo al que le pidieran arrancarse un pedazo de piel. Iba a alzar la voz por su hermano, iba a proteger esa nueva vida... Iba a hacerlo. Iba a lograrlo.
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Hiroki Y Yo. ((yuwin omegaverse))
CasualeUn lazo. Una marca, eso era lo único que Sicheng soñaba mientras veía sus doramas favoritos. +18 ✨ #4 - Yuwin 30.12.2020 ✨