2: Lazo eterno.

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Sicheng estaba sentado sobre el piso del salón de baile en el que ensayaba cada tarde. Tenía sus piernas abiertas a cada lado de su cadera mientras estiraba antes de que la clase comenzara. Estaba un poco ansioso, Chittaphon no había llegado aún. Era extraño para él no tener a su mejor amigo a su lado, parloteando sobre lo atento y cariñoso que era su novio después de estar saliendo por nueve meses consecutivos y sin ninguna pelea de por medio. Cada día, después de clases, solían verse en un punto específico del campus para irse juntos a su clase de danza contemporánea, pero justo ese día, el tailandés le había pedido que se adelantara sin él y que le esperara en el salón.

La maestra entró al lugar y todos los alumnos se acomodaron al frente del salón y en filas para aprovechar todo el espacio que había. Sicheng, sin más remedio, se levantó y tomó su habitual lugar en la parte de atrás, justo en donde los chicos y chicas que eran nuevos en la clase se acomodan al inicio, aunque él ya tenía asistiendo a ese taller por un año y más de tiempo, pero era demasiado tímido para pensar en buscar un lugar en el frente de todos, no creía que fuera tan bueno como para merecer estar adelante, así que estaba bien por él si pasaba desapercibido por todos, incluso por la misma maestra.

—¡Antes que nada! —gritó la mujer beta al frente del grupo—. Una buena noticia.

La señorita Bae sonrió para sus treinta alumnos y ellos para ella. Se le notaba más feliz que en días pasados, aunque aquella mujer siempre se le ha conocido por su personalidad tan amable y paciente. Era perfecta dando clases y una excelente bailarina sin duda alguna. Sicheng alzó un poco más su cuello para poder ver por encima de las cabezas de sus compañeros, el ser tan alto siempre le había ayudado en momentos como esos. La señorita Bae continuó hablando con emoción.

—¡Tendremos la primer obra del semestre! —dijo casi en un grito que fue seguido por los vítores de todos allí dentro en el salón, incluso el mismo Sicheng comenzó a aplaudir y exclamar con felicidad.

Aquello era una excelente noticia. Sicheng ya estaba en el cuarto semestre de su carrera y siempre era una felicidad enorme que el consejo estudiantil les permitiera hacer una presentación de danza al menos una o dos veces por semestre.

—Llevaremos la misma dinámica de cada vez: les mostraré lo que he elegido y montaré la formación de acuerdo a qué tanto se esfuercen o que tan bien lo hagan —explicó la señorita Bae. Sicheng asintió aunque aquello no iba exactamente para él, pero ya conocía todo eso de memoria.

Nunca había tenido la suerte de ganarse un buen lugar dentro de alguna puesta en escena, siempre tenía que conformarse con los lugares de atrás y siendo opacado por el montón de chicos y chicas que siempre lograban un lugar mejor que el suyo. La señorita Bae siempre le decía que era por su gran estatura, que no era en contra de su baile o porque fuera malo, simplemente era mejor que se quedara un poco atrás y que aún así lograría verse entre todos los demás. Sicheng jamás se sintió mal por ello, él entendía que los demás eran mejores. Le gustaba ver a su amigo Chittaphon siempre al frente de todos, guiando al grupo y deslumbrando a todo el mundo con su exquisitez al momento de bailar.

De repente, la puerta se abrió estrepitosamente y por ella entró aquel tailandés de complexión delgada y estatura promedio. Se disculpó por la interrupción y corrió hasta el fondo del salón para dejar su bolso y ponerse las zapatillas.

—¿Dónde estabas? —le preguntó Sicheng en bajito cuando el mayor se acercó a él.

—Por ahí... —susurró con las mejillas encendidas en un sonrojo.

El chino observó a su mejor amigo de pies a cabeza y se dio cuenta de pequeños detalles un poco (bastante) notorios; la piel de su cuello se podía ver irritada a pesar de que el cuello de su suéter era alto, sus labios también se veían hinchados y más abultados, como si hubiera comido demasiada comida picante. Su cabello estaba peinado de manera distraída, no como la última vez que lo vio después de salir de clase.

Hiroki Y Yo. ((yuwin omegaverse))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora