Pov.
—¿Mark? ¿Eres tú? —preguntó deteniéndose en el medio del pasillo al escuchar un ruido a sus espaldas.
Yuta giró sobre sus talones e inspeccionó el lugar; no encontró a nadie. Volvió su vista al frente y siguió caminando, intentando llegar a las escaleras y poder entrar a su habitación y por fin dormir por lo que restaba de aquella madrugada. Y volvió a escuchar un mínimo ruido, uno apenas audible. Volvió a girarse y esta vez se encontró de frente con aquel beta que era tan sigiloso y cuidadoso, tanto, que ni siquiera él se daba cuenta. Sonrió para él y también rio bajito.
Mark tallaba uno de sus ojos mientras bostezaba. Llevaba puesto un ridículo pijama de koalas que el mismo Yuta le había regalado en la última navidad. Y aquella escena le pareció tan jodidamente tierna que de repente toda la pesadez de su cuerpo había desaparecido. Se acercó a él y le besó la frente, dejando su par de labios unos segundos extra sobre la tersa piel del adolescente.
—Iugh, apestas.
Murmuró el beta con una mueca de desagrado. Yuta iba llegando de una fiesta en casa de Lee Taeyong, lugar en donde tuvo encuentros con más de una omega.
Yuta rio y acarició la cabellera negra que tanto adoraba. Suspiró y por un momento se sintió avergonzado. Nunca estaba entre sus planes el encontrarse a Mark en el medio de la madrugada, esperando a por él y que tuviera que soportar la peste que llevaba encima cada día.
—¿Qué demonios haces despierto? Vete a dormir —pidió el mayor mientras tomaba del brazo al beta para que subieran juntos las escaleras—. Misuk te ha dicho que no debes bajar las escaleras solo, puedes marearte y caer.
—Madre. Es nuestra madre, Yuta, llámala como tal.
El alfa rodó los ojos exasperado. No entendía el maldito afán de Mark por obligarlo a que le llamara mamá a su madrastra. Suspiró y contó hasta diez para no molestarse e intentar pelear con el menor... Aunque nunca lograba hacer enojar al beta. Era incluso molesto el hecho de que fuera sumamente paciente y tranquilo. Sereno como un bosque en penumbras.
—Debes obedecer... A mamá, Mark.
El beta sonrió complacido.
—Lo haré —dijo aún con aquella sonrisa socarrona sobre sus agrietados labios. Yuta se dio cuenta incluso en la oscuridad y se preguntó si su hermano estaba acatando todas las indicaciones del doctor tras la última visita de emergencia.
De repente sintió cómo su corazón dolía de nuevo. Era como si su alma comenzara a sangrar desde una herida totalmente abierta, infectada y dañada a más no poder. Justamente de esa manera había comenzado a sentirse cuando el diagnóstico médico llegó como una vil y dura desgracia. Una realidad nueva para la familia Nakamoto.
Y algo que jamás lograrían superar, incluso si las cosas fueran a pintar mejor con el paso del tiempo.
Apretó la mano de Mark y deseó jamás soltarla, jamás separarse de él porque ese beta de aspecto angelical era lo que más amaba en el mundo, la única persona que había logrado colarse en su corazón y hacerlo volver a palpitar de emoción, de alegría, de felicidad... Sus ojos se inundaban de lágrimas al imaginar una vida sin Mark; al imaginar a un Mark enfermo y débil; un Mark al borde de la muerte; un Mark imposible de salvar.
—No deberías estar triste —dijo en voz baja, Yuta se obligó a mirarlo por un segundo. Casi llegaban a la segunda planta.
—No lo estoy —mintió. Se sentía como el ardor de la sangre sobre su garganta. Las mentiras astillaban su boca, le hacían sangrar sin rastros de sangre si quiera. Yuta lo sentía y nadie se daba cuenta. Estaba muriendo junto a Mark y era incapaz de decirlo en voz alta.
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Hiroki Y Yo. ((yuwin omegaverse))
RandomUn lazo. Una marca, eso era lo único que Sicheng soñaba mientras veía sus doramas favoritos. +18 ✨ #4 - Yuwin 30.12.2020 ✨