El lapicero de tinta negra repiqueteaba con la punta sobre las hojas a rayas del cuaderno de Sicheng, el cual se encontraba en su última clase del día. Él no era de sentirse inquieto, ni siquiera desesperado, pero en esos últimos días no podía quedarse quieto, parecía como si algo le estuviera mortificando en su interior y él no pudiera descifrar qué era exactamente.
Faltaba media hora para que su clase terminara, pero cada minuto se sentía como una completa eternidad, como si las manecillas del reloj olvidaran que el tiempo tenía que seguir avanzando y los segundos se sintieran como minutos. El chino ya no estaba escuchando a su profesor, hace rato que había perdido el hilo de la conversación que mantenía al frente del mediano grupo, pero no se quería preocupar, no tenía intenciones de hacerlo, confiaba en que después podría ponerse al corriente sin ningún problema.
Sacó del bolsillo de su chaqueta su teléfono, quizá solo para perder el tiempo, revisar lo que sea que le distrajera de lo aburrido que estaba y que el tiempo fuera menos turtuoso. Se llevó la sorpresa de encontrarse con un mensaje de texto que venía de parte de Nakamoto Yuta, ese alfa que había sido tan insistente hasta el punto en donde el omega se encontró a sí mismo manteniendo largas conversaciones con él mediante mensajes de texto, llamadas nocturnas cuando Sicheng le avisaba que ya estaba de regreso en casa o una que otra videollamada en donde se contaban un poco más sobre su día y sobre sus vidas en general. Sicheng estaba emocionado por cómo su amistad se iba desarrollando de manera tan inesperada, puesto que en un inicio no pensó que fuera algo que podría considerarse como algo bueno, pero Yuta se había encargado de hacerle ver que las apariencias engañan y que él no era un alfa al que tuviera que temer o andar con cuidado.
«¿Hoy será mi día de suerte como para poder verte?»
El mensaje era corto y directo, logrando que el omega sonriera con emoción e ilusión, pero de inmediato recordó que aún tenía una larga tarde de baile antes de poder decir que estaba libre. Hizo una suave mueca, sintiéndose mal de tener que volver a rechazar a Nakamoto. Había pasado una semana desde la última vez que había visto a Yuta y en donde habían compartido un fugaz beso que le quitó el sueño por varias noches. Desde entonces, Sicheng no había tenido el tiempo de verlo y poder pasar un buen rato con él, tenía que seguir ensayando duro y mantenerse al corriente con las clases de su carrera. Siempre había estado acostumbrado a dividir su atención entre el baile y su educación, pero ahora que Yuta también le pedía un poco de su tiempo, no encontraba la manera de organizarse y que el día le alcanzara para hacer todo lo que quería.
Dio un corto suspiro y contestó aquel mensaje con un poco de miedo y tristeza.
«Mi clase termina en 20 minutos y debo ir corriendo a danza, lo siento :(»
Lo envió y dejó el móvil de lado, no quería estar pendiente para cuando la respuesta llegara. Tenía miedo de que Yuta no entendiera que de verdad estaba ocupado en esos momentos como para distraerse en salidas o babear de ilusión por un chico. Tenía que enfocarse antes de pensar en perder el tiempo.
Su clase continuó hasta que el profesor la dio por terminada y salió del aula, siendo seguido por los alumnos que buscaban irse a casa o asistir a su siguiente clase. Sicheng recogía sus materiales y los metía a su mochila con cuidado, aún esperaría a que Chittaphon terminara su última clase para llegar juntos al taller y seguir con el ensayo. Para cuando el omega caminaba a la salida del salón de clase, su teléfono comenzó a vibrar y sonar con una llamada entrante. Su corazón comenzó a palpitar con fuerza al leer el nombre del contacto que lo buscaba.
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Hiroki Y Yo. ((yuwin omegaverse))
RandomUn lazo. Una marca, eso era lo único que Sicheng soñaba mientras veía sus doramas favoritos. +18 ✨ #4 - Yuwin 30.12.2020 ✨