1 | Flynn Rider al ataque

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Hoy es el día.

El día en el que me declaro a mi crush.

Sí, estoy probablemente loca de remate. Parecía una nutria con el rostro enrojecido, despeinada y sudorosa, mirando mi reflejo mientras mi mejor amiga me echaba aire con las manos, aburrida.

No, no una nutria. ¡Me veía como un pericote asfixiado!

—¡Oh por dios! ¡Mira esa cara!

Mi plan de conquista no era perfecto si yo me moría primero.

—No puedo. —Me volví hacia ella, asustada—. No puedo, siento que me asfixio y ni siquiera le he dicho hola.

—Vamos, Alana. —Etel puso los ojos en blanco—. Llevas acosándolo desde que entraste a la secundaria.

—¡Pero qué dices! Solo lo he mirado un par de veces.

—Te sabes su horario, lo esperas afuera del baño y cuando estás lo suficientemente cerca de su asiento lo olisqueas.

Abrí la boca en una gran "O", ofendida. Me sabía su horario porque era muy parecido al mío, solo teníamos cinco clases diferentes los martes, jueves y viernes. Lo de esperarlo fuera del baño era una simple e inocente coincidencia y lo de olisquearlo... Bueno, olía demasiado bien como para desperdiciar semejante aire.

—Eres como un chicle que no se puede quitar del zapato y él ni lo ha notado.

—Gracias, Etel. Me das esperanzas.

—¡Ya estoy aquí!

Cassie llegó corriendo como un rayo con su cabello rubio en una coleta despeinada. Cuando se trataba de maquillaje y salvarme a último minuto de mi aspecto desaliñado ella era como Rayo McQueen.

—¡Me voy a matar, Sonic!

Bueno, una combinación de Rayo McQueen con Sonic.

—Alana, deja de temblar. —Etel sonrió burlona mirándome a través del espejo—. Pareces el gato mojado del meme.

Demonios. Miré mi reflejo e intenté sonreír.

No, no parecía el gato mojado del meme. Me veía como Shreck diciendo «No mi ciela» con uñas postizas y aros en las orejas.

—Etel. —le recriminó Cassie, sacando su maquillaje de su bolso—. Ven y ayúdame a ponerla decente que parece un trapo mojado.

Me tomé la frente con las manos e hice un puchero. Estaba de mal en peor.

—Dame el rubor.

—¿Qué? No, mírala. Ya tiene las mejillas muy rojas.

—Tienes razón. Es porque la he cacheteado.

—Etel, por dios.

—¿Qué? No dejaba de ponerme nerviosa.

—Voy a salir y le diré a Adam lo que siento. —dije levantando la mirada a mi reflejo, intentando convencerme—. Saldré como toda una diosa empoderada y le diré: Adam, me tras locamente enamorada desde que te vi. Y sé que tú no me has notado tal vez por la cantidad de chicas que hay a tu alrededor, pero yo no te quiero para una noche. Te quiero para toda la vida.

Cassie me devolvió la mirada por el espejo, sonriendo como una madre orgullosa, mientras que Etel se esforzaba por no vomitar.

—Eso te quería decir. También que tus ojos verdes me calientan más que el sol de verano y tus labios se ven extremadamente suaves. —solté sin poder contenerme. La sonrisa de Cassie se borró y Etel frunció el ceño—. Y cuando me beses quiero jalar ese cabello rubio oscuro que te traes y que me apegues a tu...

Una Conquista ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora