Extra 3 | Bajo las estrellas

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Axen

No sé por qué demonios estaba tan nervioso.

Salí de mi cuarto, distraído. Tal vez era porque no había podido dormir nada ayer, al menos no estaba de mal humor porque pasaría el día con ella y estar con ella siempre se sentía bien.

Una sonrisa curvó mis labios cuando miré la pantalla de mi celular y un mensaje de Disney apareció en la pantalla diciendo que estaba afuera de mi casa.

Tecleé un mensaje cuando de pronto casi atropello a mi hermana.

—¡Hay personas caminando! —protestó Ash.

Puse una mano en su cabeza y la hice a un lado.

—Fuera de mi camino.

—¡Oye! Uh... ¿Te vas a una cita romántica?

¿Existirá la devolución de hermanos?

—¿Ahora sí harán cosas de adultos? —curioseó.

—No.

—¿En serio? ¿Entonces por qué tan bañado? —me pinchó.

Me detuve con los ojos cerrados y me volví hacia ella.

—¿Qué sabes de esas cosas?

—Nada, nada.

Entrecerré los ojos. Ash me miró asustada y pasó rápidamente por mi lado.

—Ash...

—¡No! —Se fue corriendo.

Esta mocosa condenada.

Fui tras ella, no quería hacer esperar a Disney. Quería verla, una parte de mí se sentía vacía los días que no podía estar con ella, nuestra pijamada se retrasó más de lo que quería, pero hoy era nuestro día juntos. Y después del ridículo que me hizo pasar esa noche en Halloween, creo que me debe demasiados días juntos.

Otro mensaje sonó. Era una foto de ella sonriendo con dos dedos en su rostro, guiñando un ojo. Sonreí, qué molesto es que sea tan hermosa. Encendí la cámara, que enfocó la mitad de arriba de mi rostro, solo mi cabello desordenado y mis ojos negros, y justo cuando iba a tomar la foto, un ruido me sobresaltó.

—Hasta que por fin baja la princesa.

Mi celular se resbaló de mis manos del susto y fue a parar al piso, escuché cómo rebotó escalón tras escalón. Me detuve a mitad de las escaleras y miré hacia la sala, molesto.

—¿Qué estás haciendo aquí?

Adam se paró del sofá y vino a darme un corto abrazo.

—¿No te alegrarás de verme después de todo este tiempo?

Tal vez me sentía un poco feliz de verlo, solo un poco.

—No —respondí, frunciendo el ceño—. Estaré ocupado hoy.

—Lo sé. —Adam asintió, escondiendo las manos en su chaqueta—. Yo también estaré ocupado hoy.

¿Entonces qué demonios hace aquí?

Suspiré molesto y recogí mi celular del piso. Le sacudí el polvo, creo que, después de la aparatosa caída de mi celular en la escuela cuando Disney me lo tiró al piso, puede soportar todo. Estuve a punto de darle la espalda para librarme de su presencia, pero su sonrisa burlona me dio mala espina.

—¿Qué no me estás diciendo? —mascullé.

—Creo que estaremos ocupados juntos.

¿Qué?

Una Conquista ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora