15 | No quiero extrañarte esta noche

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El precipicio me consumió por completo.

Su mano atrapó mi muñeca con fuerza y tiró de mí hacia él. Mi rostro se estampó en su camiseta y sus brazos me rodearon temblorosos como si me fuera a desvanecer en cualquier momento.

—Axen. —Intenté alejarlo, sorprendida.

—Me asustaste.

—Solo estaba bailando.

—Tu baile era una danza mortal.

Solté una risita entre dientes y me di por vencida. Apoyé mi mejilla en su pecho para sentir la calidez de su piel a través de su camiseta oscura y lo rodeé con mis brazos cubiertos por su casaca de cuero.

Su corazón martillaba con fuerza en su pecho.

¿Qué está pasando? ¿Por qué me abraza con tanta fuerza? ¿Por qué no me tira por el acantilado ahora que tiene la oportunidad?

¿Esta es la parte en la que el Grinch por fin demuestra que tiene un corazón? ¿En la que Flynn se preocupa por alguien más que no sea él mismo? ¿En la que Shreck deja de espantar a Burro?

—Si planeas usar la técnica del pulpo y dejarme sin aire, preferiría usar mis medias de unicornio para estirar la pata en mi ley. —bromeé.

Axen soltó un bufido y se apartó de mí como si yo no tuviera remedio.

—Eres insoportable.

Se sentó en el césped y apoyó los codos en sus rodillas. Estaba tenso, se notaba en su mirada. El cabello oscuro le cayó en los ojos cuando se lo despeinó en un ataque de frustración.

Oh. El Grinch tenía un conflicto mental frente a mí. Cosita.

—No te olvides lo de perfecta. —me burlé sonriente.

Axen intentó parecer enojado, pero una sonrisita traicionó sus labios.

—Ya se siente cerca. —canturreé.

—¿Qué?

—¡El frío terminó! Si se enamoran, ¿qué remedio habrá? Seremos solo dos. —Hice mi mejor actuación con mi pequeño puño como micrófono, pero mi presentación para Disney se desinfló cuando vi la confusión en la mirada del Señor Indiferencia—. Dime que tienes infancia y te sabes esta canción.

—¿Eso es una canción o un lamento?

—Le quitas lo divertido a la vida. —refunfuñé como una niña.

Me recosté sobre el césped a su lado. Si acaba de llamar un desastre al pedazo de actuación que le muestro, entonces solo me queda fastidiarlo con mi humilde presencia.

Crucé las manos sobre mi pecho y miré las estrellas con una sonrisa burlona.

Estaba en posición de momia.

—¿Hacemos el reto de las confesiones? —dije emocionada.

—No.

—¿Entonces cantamos?

—No. —repitió malhumorado.

—Y hoy aquí viendo las estrellas. —Canté suavemente en un susurro—. Y hoy aquí todo es claridad.

—Que no.

—Esta es la parte donde cantas, Flynn. —Le di un empujoncito, pero él reprimió su sonrisa y apretó los labios, terco como un niño—. Tiempo aquel persiguiendo un sueño. Tiempo fue en la oscuridad.

—Disney.

—Tiempo que no había visto cómo es la realidad. Ella aquí luce como...

—Loca.

Una Conquista ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora