31 | Di que me quieres

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Axen

Mi silencio se rompió cuando un insoportable insecto pequeño y rubio corrió hacia mí con los brazos extendidos, sonriendo como una niña.

—¡Flynn! —Se trepó a mi espalda como un mono y enroscó sus piernas en mi cuerpo—. ¡Adivina qué día es hoy!

—¿El día de mi muerte?

—No seas pesado, Grinch.

Puse los ojos en blanco, sosteniendo sus piernas.

—¡Es el día de descuentos de medias!

—¿En serio, Disney?

—Sí, pero eso no es lo más importante —parloteó en mi oído con sus brazos enroscados en mi cuello. Me encantaba tenerla así—. Faltan solo tres semanas para tu cumpleaños. ¿No estás emocionado? Iré a comprarte un regalo al centro. ¿Qué quieres? ¿Unas pantuflas con garras o uno de esos discos que tiene Drácula con gruñidos?

Fruncí el ceño.

—¿Por qué querría eso?

—Así ya no necesitas hablar para espantar.

Escondí mi sonrisa. Disney me miró emocionada con la cabeza apoyada en mi hombro, atenta a mi respuesta.

—Te quiero a ti.

—¡Oye! Yo no estoy a la venta.

—Estás matando el romance —mascullé enojado.

Disney se bajó de mi espalda con una sacudida y se plantó frente a mí.

—Dime qué quieres —insistió.

—Ya no quiero nada.

—¡Axen!

—No.

—¿Acaso debo sacar mi arma mortal?

La miré fijamente. Se veía tan pequeña con el ceño fruncido. Desde que ella admitió sus sentimientos, me sentía completo. La miraba cuando se quedaba dormida en mi hombro, la buscaba cuando no estaba cerca y la extrañaba cuando las estrellas salían.

Antes el fin del mundo era mi calma, ahora lo era ella.

Y a pesar de que luché tanto contra mí mismo por sacarla de mi cabeza, ni un corazón roto me hizo olvidarla.

—¡Terra llamando a Axen! ¿Hola? —Tomó mi rostro entre sus manos y me sacudió—. ¿Te perdiste en el mundo de las maravillas sin mí?

—No sería el mundo de las maravillas si no estás tú.

Disney se apartó con el rostro enrojecido.

—Te voy a denunciar por darme mini paros cardiacos.

Si ella supiera lo que causa en mí, no estaría quejándose.

—¡Espera! —Se plantó otra vez frente a mí con los brazos extendidos a los lados—. Dime qué quieres para tu cumpleaños o no te dejaré ir. Soy un escudo arácnido que atrapa chicos malhumorados de sonrisa bonita. —Enarqué una ceja—. Grinch, quiero decir. Atrapa Grinch. Grr.

Es una insoportable sin remedio.

—El álbum de Goo Goo Dolls —solté de pronto.

—¿Qué?

—Dizzy up the girl de 1998. Eso quiero.

Mierda. Se ve preciosa cuando no entiende.

—¿Y por qué quieres eso?

Me incliné hasta quedar a centímetros de su rostro.

—Es cuando empezó Iris —susurré.

Disney asintió emocionada y empezó a caminar de espaldas a mí.

Una Conquista ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora