Capítulo 9.

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Danna.

Mis miedos me llevaron a caer en manos de este hombre que nisiquiera conozco, el poco trato que tuve con él siempre me pareció egocéntrico y exasperante, pero en ese momento después de su llamada esa noche donde me puso en alerta, confíe en un completo desconocido la vida de mis hijos.
¿Arrepentirme de hacerlo?
Después de ver la demanda que la familia Koch había presentado para quitarme a los niños y de ver todo la mierda que escondían ellos detrás de sus apariencias, definitivamente podía decir que no estaba arrepentida de haber seguido las palabras de ese hombre, se que firmé un trato con el diablo por esto, pero mientras mis hijos esten a salvos y sobre todo lejos de Dieter haría lo que me pide.

Todavía no sabía cómo reaccionar al tema de Dieter estuviera vivo, no era la única que estaba en peligro porque tanto mis pequeños como la familia de Maddie también lo estaban y por eso todos estábamos en alerta, sabíamos de lo que es capaz de hacer, quiere venganza y sino nos unimos en esto nos podría destruir a todos.

— Si es como dices Gauss, Maddie y mis hijos están en peligro — habla Owen apretando su quijada.

El ruso había organizado una reunión de emergencia con la familia Meitzner, los Salvatore y me incluyeron a mí porque también era la principal afectada.

— Ya mismos pondré triple protección a mi hija y nietos — sentencia el señor Meitzner, el papá de Madison.

— Mis hombres también ayudarán — comenta el señor Sokolov.

— Hasta Owen está en peligro — acota el señor Salvatore negando su cabeza.

— La última vez uso a Owen como carnada para llegar a Maddie — argumenta el padre de mi jefa.

— Creo que no vendrán por ustedes Owen — interrumpe el ruso. — aunque no vamos a bajar la guardia porque de ese bastardo se puede esperar cualquier cosa, quería que sepan como son las cosas — me mira a mi. — Si busca venganza o si quiere a sus hijos como dice, vendrán por la señorita Poissón — agrega haciendo que todos me observen.

— Señorita Poissón, le pedimos si puede retirarse. Si Gauss dice que va a proteger a todos, confíe en él — me dice el señor Nicholas Salvatore.

Tomando mis cosas salgo de esa oficina, ellos estaban por hablar de algo que no debía saber y hasta sentía que no confiaban en mí.

— Señorita Poissón — me intercepta un hombre alto.

— ¿Sí? — cuestiono asustada.

— Soy Iván, el guardaespaldas del señor Sokolov y me dijo que le entregue esto — dice mirando la gran casa que llevaba en sus manos que recién notaba.

— ¿Qué es esto? — pregunto agarrando la caja.

— No lo sé señorita, solo recibo órdenes de mi jefe — responde.

— Entonces dile a tu jefe que no necesito nada que este dentro de esa caja — contraataco al devolverle la caja al hombre.

¿Para qué demonios me enviaba una caja?

No iba aceptar nada que venga de sus manos, recuerdo lo que me dijo la otra noche y que la forma de pago sería ir al infierno con él. Se lo que quiere, sexo y si eso quiere tengo que dejar de lado mi orgullo para entregarme a lo que pide, lamentablemente estaba en deuda, como dije firme trato con el diablo ahora debía pagar las consecuencias de esto.

Dejando todo de lado me volví a centrar en mi trabajo, tenía muchos temas pendientes que resolver sobre las identificación de las chicas rescatadas de los burdeles, la mayoría eran extranjeras y no teníamos nada que avale su identidad, ahí entraba mi trabajo como trabajadora social. Después debía ir a cumplir mis horas en el orfanato, tenía una cita con unos padres que estaban dispuestos a adoptar a tres hermanos para no separarlos, después de todo sigue habiendo gente buena en este mundo de mierda.

Redimirse (2° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora