Capítulo 33.

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Danna.

Necesitaba estar tranquila, por las gemelas y sobre todo porque si volvía a tener uno de los ataques que tuve hace unas horas atrás volverían a darme un tranquilizante asi bajaba todos mis nervios. No quería eso, necesitaba estar con todos mis sentidos mientras esperaba a mis niños, sigo sin entender que hicieron o como se expusieron al peligro, me culpo por no haberles prestado atención, esto de estar en cama hoy no ayudaba en nada porque me sentía una inútil que dejó a sus hijos en manos de un psicópata, pero mi fé por Gauss es enorme y confío en que traerá a nuestros niños sanos y salvos, por eso debía poner un poco de mí porque le prometí que estaría tranquila por ellas, por nuestras gemelas que todavía estaban en mi vientre creciendo poco a poco.

— ¿Sabes algo? — le pregunto a Melany cuando ingresa a mi habitación.

— Nada — suspira. — Los hombres son una tumba en esta casa — agrega chasqueando su lengua.

— ¿Iván? —

— No puedo llamarlo Danna, es la mano derecha de Gauss y puedo ser su novia, pero no pondría en peligro a su equipo por atenderme el teléfono a mi — acota.

— ¿Cómo se escaparon? — consulto tocando mi vientre porque las gemelas se movían demasiado.

— Ignati manipuló las cámaras de seguridad y luego usando uno de sus programas salieron por la puerta trasera — muerde sus labios inferiores. — Esos niños son unos masoquistas, le repetí muchas veces que no debían salir, tú lo hiciste, Gauss y todos los que estábamos en esta casa lo repetimos — niega su cabeza.

— Digamos lo que digamos ellos lo hubieran echo igual, los tres son bastantes cabezas duras — afirmo con media sonrisa.

Solo rogaba que mis niños estén bien, se cómo es la personalidad de Ignati, pero Hunter y Lucia era la primera vez que estaban metidos en algo como esto, lo peor que el enfermo al que ayudó a la concepción de sus vidas es un maldito psicópata que tenía las palabras justas para hacerte mierda en segundos, solo espero que Gauss llegue antes y terminé por una buena vez con este mal que nos acompaña hace meses.

— Melany — murmuro sintiendo algo entre mis piernas.

— ¡Oh, mi dios! — exclama destapando las sábanas para ver la mancha de sangre entre mis piernas.

No, esto no debía pasar.

— ¡Mamá! ¡Chicos! — grita desde el pasillo.

— Se habrá desprendido la placenta — dice Amanda entrando alarmada al solo verme.

— ¿Qué hacemos? — escucho que pregunta uno de los hombres de Gauss.

— Debemos llevarla al hospital, no tengo nada para impedir ese sangrado y no debemos perder tiempo — sentencia Amanda.

— Tenemos que llegar con urgencia — acota Melany.

— Lo más rápido es por vía aérea, creo que el helicóptero está en la zona — dicen unas voces.

— Danna — siento como Amanda tomo mi rostro entre sus manos. — Aguanta, linda — me pide y se que muevo mi cabeza diciendo que sí.

Escuchaba voces, muchas a mi lado y yo me sentía en una especie de nube, veía destellos de luces a mi lado, ni siquiera recordaba que es lo que me estaba pasando en ese momento dónde todos gritaban mi nombre.

***

Hunter.

Nos encontrábamos los tres sentados en una habitación, en manos de un hombre que decía ser nuestro padre, bueno de Lucía y mío, pero mamá nos había dicho que el murió cuando ella estaba embarazada y yo tenía pocos meses de vida.
No sé mucho de ese hombre, algunas cosas que escuché por ahí, todos coinciden en que es malo y que tanto a mamá como a la mujer que me trajo a mi al mundo nos maltrato. Solo fuimos objetos para un retorcido plan que lo llevó a la muerte, sin dudas no murió, pero tampoco sabía cómo sentirme con respecto a todo lo que estaba sucediendo, solo sabía que no podía creer en sus mentiras.

Ese hombre no es mi papá.

— ¿Estás bien? — me pregunta Ignati suspirando.

— Ahora que ella se durmió, si — reconozco mirando a mi hermanita que no había parado de llorar desde que ese hombre entro a la habitación y nos dijo que lo llamemos papá, ambos nos negamos, Lucia tuvo la brillante idea de decirle que nuestro padre era Gauss, como que enfadó al extraño y la golpeó. Entre Ignati y yo empujamos a ese desagradable hombre para que no le toque nunca más a ella.

— Maldita escoria — masculla. — Puede ser insoportable, pero no merecía esos golpes — agrega pasando su mano por la mejilla de Lucía.

Él tiene razón, puede ser la niña más charlatana e insoportable, pero es nuestra hermana y debíamos convivir con eso por el resto de nuestras vidas.

— Gracias por ayudarme — agradezco, si no fuera por él sin dudas ese hombre la hubiera marcado con su cinturon.

— Es un hijo de su madre, no debía hacer eso — acota bufando mirando su reloj.

— ¿Qué miras? — le pregunto frunciendo su ceño.

— Que las bacterias vendrán por nosotros — declara haciendo que lo mire de nuevo.

¿Bacterias?

Es raro, a veces no logro comprenderlo en su totalidad, pero está ve si que estaba confundido.

— ¿Qué bacterias? —

— Papá vendrá por nosotros, la Bratva hará arder todo — afirma con una gran sonrisa.

— ¿Qué es la Bratva? —

— Es el equipo donde juega papá, ellos son una organización unida y no dudarán en venir por nosotros — asegura sin borrar su sonrisa.

— Me gustaría tener un papá como el tuyo, te quiere, no como el nuestro que solo quiere lastimar a mi mamá — comento molesto.

— A eso no le puedes llamar papá, es una porquería y lo mejor fue crecer sin él. Sabes la mujer que me trajo al mundo me dejó abandonado cuando era un bebé, años después conocí a mi papá y es lo mejor de este mundo crecer a su lado. Debes pensar lo mismo con tu mamá, ella les da todo ...

— Ella es la mejor mamá del mundo — aseguro sonriendo.

— Mi papá es el mejor de este mundo — agrega él.

— Si son los mejores, podemos unirlos — ambos nos giramos a ver a Lucia que rascaba su ojo.

— Sigue durmiendo — le contesta Ignati.

— ¡Niño tonto! — dice ella tirando su almohada que justo le pega en su cara.

— ¡Niña! — se queja.

— Ojalá que Ellie no quiera ser más tu amiga — acota mi hermana.

— Por lo menos tengo amigos, no como tú — le pelea.

Ignati nos llevaba dos años de diferencia, pero cuando peleaba con Lucia parecía que tenían mucho menos ambos.

— ¿Qué es eso? — pregunto por el gran ruido de algo cayendo.

— Las bacterias vienen por nosotros — comenta Ignati con una sonrisa arrogante a la vez que marca su antebrazo.

— ¿Bacterias? — consulta Lu asustada.

Él rueda los ojos. — Papá vino por nosotros — contesta provocando alivio en todos

— ¿Papi Gauss? — dice mi hermana dudosa.

Ignati rueda los ojos y termina bufando. — Si, papi Gauss, niña — le contesta.

— Él es nuestro papá, no ese señor — reconoce ella tirándose para abrazar a Ignati que se queja de la efusividad de nuestra hermana.

Lucia tenía algo de razón, Gauss fue lo más cercano a una figura paterna qué hemos tenido, no tengo quejas es un buen señor y cuida mucho de mi mamá. Creo que ella debe tener la última palabra en todo esto, pero sin dudas me estaba acostumbrando a esto, a ser por primera vez una familia bastante grande y no solo nosotros tres.

Papi Gauss, como lo llama mi hermana, venía por nosotros y esperaba que haga algo malo con ese señor que lastimó a Lucia.

Nadie debía tocar a mis hermanos y creo que ahora Gauss le dejaría en claro a todo el mundo.
































* Próximo capítulo lunes 19 de abril. ❣️

Redimirse (2° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora