Capítulo 13.

14.9K 1.5K 440
                                    

Perdí la cuenta de la cantidad de orgasmos que le saqué a la testaruda, la mujer llevaba más de diez años sin sexo y su cuerpo con tan solo una caricia respondía de una maravillosa forma, es tan sexy, afrodisíaca que no tiene idea, tal vez enfocarse en solo ser madre se olvidó del pequeño detalle que es una mujer joven, que si quisiera podría tener a cualquier hombre en su vida y debería de disfrutar de estos placeres que son lo más maravilloso. Estuvimos seis horas continuas teniendo sexo, me gusta que sea fácil de moldear, porque todo lo que le pedía o enseñaba no encontraba quejas sino que se aventuraba a explorar cada una de esas nuevas posiciones sexuales que le había enseñado a lo largo de la madrugada.

Creo que ella será una buena alumna en el infierno.

— Iván te llevará a tu habitación — digo al ver cómo se coloca sus sexys zapatos con tacón.

— Se llegar sola — contesta y la agarro antes que caiga al piso.

No quiero sonreír, pero se me es imposible, todo su cuerpo estaba entumecido, tal vez sienta dolor y no pueda moverse mañana, pero en cada movimiento de su vida normal se acordará de mi en cada roce de su ropa por unos largos días.

— Iván te llevará a la habitación — repito haciendo que sus ojos negros me observen con enojo.

— Me olvide que contigo todo es una orden — acota saliendo de mi agarre para volver a sentarse en la cama haciendo que acomoda su largo cabello.

— Está en mi naturaleza — comento acercándome a la barra para servirme un poco de vodka.

— ¿Cuándo iremos al infierno? — pregunta haciendo que me gire y la mire con una de mis cejas enarcandas.

— ¿Ansiosa? — pregunto divertido.

— Quiero saber porque me dijiste que son entre seis y siete días que nos llevará, necesito organizarme con mis hijos — contesta cabreada.

Ruedo los ojos. — Te avisaré, tengo cuestiones que resolver antes de meterme por completo al club — le respondo dando un sorbo de mi vaso.

— Muy bien — acota levantándose de la cama. — Nos vemos — agrega pasando por mi lado pero la tomo del brazo para que nuestros rostros estén cerca uno del otro.

— Que no vayamos al infierno por ahora no significa que esto no vuelva a pasar — declaro mirando su mirada de desconcierto.

— ¿Qué? — cuestiona.

— Que tendremos sexo, no te preocupes te avisaré antes para que puedas organizarte con tus hijos — digo soltando mi agarre.

— No soy tu puta — masculla irritada.

— No, no lo eres — afirmo.

— Solo volveremos a tener sexo cuando vayamos al infierno, antes no quiero que me vuelvas a tocar — declara.

— Llevarte al infierno en este preciso momento solo garantiza que saldrás corriendo cuando crucemos la primera puerta — la miro nuevamente. — no estás lista porque sigues teniendo una mente conservadora, necesitas sacar lo que está bien y mal durante el sexo porque todo lo está permitido mientras la otra persona lo permita — suspiro cansado. — ¿Algunas vez tuviste sexo anal? — sé cuál es su respuesta y su cara lo dice todo. — Una de las puertas conlleva a qué experimentes el sexo en esa zona, no es lo que solo piensas es mucho más y sin dudas no estar preparada, quiero que pases a mi lado las siete puertas, para ello debes aprender — culmino.

— ¿Todas las noches tendremos sexo? — pregunta mordiendo su labio inferior preocupada.

— No todas las noches, te avisaré en el día cuando nos reuniremos en esta habitación — contesto.

Redimirse (2° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora