Capítulo 16.

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Había tenido una semana intensa, entre el secuestro del señor Nicholas y Jessica, nuestra intervención para rescatarlos, el drama entre Camorra y Stidda, me llevó a estar lejos de Chicago por varios días, pero lo bueno de esto es que ahora teníamos como aliados a dos mafias italianas dispuestas a ayudarnos cuando tengamos que rescatar a Natasha de las manos de Gerónimo Ferrara y 'Ndrangheta. Después de todo debía afirma que fue un viaje bastante productivo, Daniel y Giovanni Salvatore, los nuevos líderes de esas mafias eran buenos negociadores así que fue fácil entablar una buena relación, después de todo se podría decir que pertenecemos todos a la misma familia.

Volver a este país significa dos cosas, hoy era el cumpleaños número doce de Ignati, Helena le había organizado una gran fiesta y por último nos quedaba menos de dos semanas para definitivamente volvernos a Rusia, tenía compromisos que urgían mi presencia por eso también quería llevar a la señorita Poissón al infierno, no se si nos dará tiempo para pasar las siete puertas, pero con que lleguemos a la cinco me conformo.

— ¿Qué te dije de hablar con extraños? — le digo a Ignati cuando subo a la camioneta.

— Hola papá, sabes hoy es mi cumpleaños — dice cargado de ironía.

Suspiro. — Lo siento, feliz cumpleaños, hijo — acoto al estrecharlo entre mis brazos. Este niño que llegó a mi vida cuando tenía cinco años ahora estaba cumpliendo doce y crecía demasiado rápido. — Esto es para ti — agrego sacando el regalo que había escogido para él.

— ¡Gracias, papá! — exclama eufórico al ver los dos libros que había comprado.

¿Qué le podés regalar a un niño que lo tiene todo y que su inteligencia es superior a lo normal?

Ignati ama leer, sobre todo de química y lo había escuchado decir que quería un libro sobre cómo trabajar con bromo pero en alemán porque uno de sus nuevos experimentos iba a usar ese compuesto y el otro libro que le traje es sobre Nápoles, también le gustaba estudiar historia de ciudades por eso había comprado ese especial para él cuando estuve en esa ciudad hace unos días.

— Ahora que viste tus regalos, dime qué hacías hablando con ellos — hablo al mirarlo a los ojos.

Cuando llegué al hotel y lo encontré muy campante desayunando con Danna y sus hijos, no me gustó para nada porque no mezclo mi vida personal con lo que hago detrás de cuatro paredes. Me enojaba esa imagen y sobre todo ella por haber dejado que eso suceda.

— La niña vino a decirme que quería desayunar conmigo, habla mucho y cansado de su insistencia dejé que lo haga — bufa. — Ella me cae mal, su mamá también y su hermano puede que me agrade porque no habla — me cuenta.

— No quiero que hables con ellos — le ordeno.

— No es mi intención relacionarme con ellos, además Lucía quiere que seas su papá y su mamá sea la mía — comenta provocando que me ahogue con mi propia saliva.

— ¿De dónde sacó esa idea esa niña? — mascullo.

— No tengo idea, a mí no me gusta y se que ella es tu amiga con beneficios, pero si tanto dices que me quieres — hace un silencio y nos miramos. — Prométeme que no la traeras a ellos para que se unan a nosotros — pide.

— ¿Por qué dices eso? —

— Esa mujer le gustas, son personas normales y tú sabes que nuestro mundo no lo es, estarán en peligro con nosotros — declara empezando a ojear de nuevo su libro.

Tenía cierta razón en sus palabras, Danna no era una mujer que entienda mi mundo, lo que aspiro y lo que soy. Ella solo es mi distracción, mi alumna porque quiero demostrarle que sin amor el sexo siempre es mejor, por eso hoy empezaré a transitar sus pasos en el infierno.

Redimirse (2° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora