Capítulo 20.

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Poner a Alexia al mando de las fundaciones donde hacemos lavado de dinero, fue una de las peores cosas que decidió mi hermano, no es que mi cuñada no sea eficiente en el trabajo sino que nos obligaba a tener que participar de cada evento benéfico que había en la agenda.
Una cosa es nuestra a aparición de vez en cuando, pero tener todas las semanas un evento comenzaba a cansarme. No quería estar en esta mierda de fiesta, casi toda la alta sociedad rusa estaba invitada con la intención de mostrar que los millonarios no somos egoístas y podemos hacer caridad, la mayoría viene a también justicar porque no pagamos impuestos, al ser seres bondadosos, nos deja libre de declarar ciertos capitales y sobre todo pagar impuestos, para cerrar diré que son una mierdas que buscan su beneficios en base de la necesidad del otro.

— Cambia esa cara, muestra felicidad — dice a mi lado Melany.

— Esto es una mierda — mascullo mientras ella me entrega una copa de champagne.

— La boca, tu hijo está cerca — me regaña haciendo que la mire y sonría.

— Gracias por estar aquí — digo dejando un beso en su mejilla.

— Tú piensas que iba desaprovechar viajar en un jet privado miles de millas, conocer un país el cual nunca vine y sobre todo tener la oportunidad de conocer el primer infierno — comenta divertida.

— Interesada — acoto riendo.

— ¿Me llevarás, no? — pregunta haciendo un mohin.

— ¿Irás como Melany o Mindy? — inquiero observando a Ignati que está al lado de Gavriel viendo cómo interactúa con otras personas, llevaba una libreta y toma nota.

¿Qué está tramando ese niño?

— Lo zorra es de Mindy — bromea.

Había traído a Melany o Mindy, a Rusia con la idea de que conozca el infierno real, el primero que hice y que no solo tiene siete puertas sino catorce y es una mezcla de perversión, dominación combinado con la morbosidad. Quiero cruzar todas las puertas a su lado para que me haga olvidar a la mujer que una ve supo ser parte de ese mundo y juntos creamos cada puerta a nuestra semejanza.

— Eres la mejor compañía — aseguro al regalarle una sonrisa.

— ¿Señor? — nos interrumpe Iván llegando a dónde estábamos.

— Dime —

— No hay rastros de lo que me pidió — dice y asiento a sus palabras. Le había encargado que revise bien el recinto, no quería cruzarme con Indira y mucho menos quería que ella vea a mi hijo.

Si no fuera la hija del presidente, ya hubiera matado con mis propias manos a esa perra y si fuera por Gavriel no solo a ella sino que a su padre, pero como todo hay ciertos límites que debemos respetar para poder mantener en orden la organización.

— Gracias Iván, cualquier suceso me avisas y ponemos el plan en marcha — digo con contundencia.

— Si, señor — contesta y se retira.

— ¿Siempre es así? — inquiere mi acompañante.

— ¿De que me hablas? —

— Tu guardaespaldas, es muy correcto y cuánto más se resiste a mis encantos, más me pone en querer corromper a ese sexy  hombre — dice divertida.

— Hazlo — la aliento.

— Trate en el avión, lo manosee un poco, pero muy correcto me dijo que no podía tocar a la mujer de su jefe — me cuenta.

— Tu no eres mi mujer — me río.

— Solo soy tu folla amiga pervertida — asegura rodando los ojos.

Redimirse (2° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora