Capítulo 12.

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Danna.

Lo que menos imaginé fue que bajar al restaurante del hotel, solo para complacer a mis hijos con sus caprichos me haría cruzarme con el ruso arrogante y su hijo, con solo escucharlo la frase de tal palo, tal astilla iba perfecto para los dos. El niño es arrogante como su padre, la forma en que me miró solo me puso nerviosa y eso que estábamos hablando de un chico de creo que doce años, no solo su papá me ponía de todos los colores sino que él nos miraba de una forma que no sabría cómo describir, que no le caíamos bien eso lo podía afirmar, pero sentía que hay algo tras fondo que me era difícil adivinar.

Solo pensar en lo que pasó anoche, sentía vergüenza porque si terminé así con solo por la habilidad de su boca no quiero imaginar que sucederá cuando en verdad vayamos más allá y lleguemos a ese famoso infierno del que tanto habla.

— Mamá — escucho a Lucia.

— ¿Qué sucede? — pregunto mientras quito mi mirada del menú.

— El hijo de Gauss es muy maleducado, no quiso ser mi amigo — me cuenta indignada.

— ¿Por qué quieres ser amigos de todos? — le consulta Hunter.

— Es que Gauss me cae bien y como él es mi amigo, su hijo también podría ser — acota suspirando.

— Lu, cariño — paso mi mano por su mejilla. — No podemos ser amigos de ellos, no los conocemos y tampoco digamos que ellos quieren que seamos sus amigas — agrego tratando que entienda.

— Para mí son dos amargados — acota mi hijo.

No sé si son amargados sino que son diferentes a lo normal, deben tener lo suyo y tal vez con su familia serán de otra forma, los veo como si usarán esa forma de ser como medio de defensa para el mundo.

Centrandome solo en pensar en mi desayuno mientras escuchaba a mis hijos parlotear sobre que les encantaría vivir en el hotel antes de volver a nuestro departamento, algo me hizo levantar la vista para observar al ruso arrogante que me dedicaba una mirada y sonríe de lado justo cuando una mujer se pone delante de ellos, la reconozco a la perfección, en mis años de estudiante universitaria dónde tenía esa obsesión por Owen Clayton, ella había sido una de las que me ponía en su lugar defendiendo a su primo.

— ¿Ella es la mamá de su hijo? — escucho que dice Lucia mirando a Helena que abraza y besa a Ignati mientras el niño sonríe.

— No, creo que es su tía o algo así — le respondo volviendo a centrar mi atención en mis hijos que estaba indecisos por su desayuno.

Después de varios minutos decidieron y nos pusimos a desayunar con tranquilidad, era sábado dónde podía disfrutar mucho más a mis hijos que cualquier día, por eso estos momentos los amaba dónde estamos nosotros tres, está vez por el tema del peligro inminente era mucho mejor estar resguardados de Dieter así que los había convencido de hacer día de películas.

— Mamá quiero jugo — pide Hunter mientras están perdidos mirando la película de Aladin.

Me levanto directo a la cocina justo cuando golpean la puerta de la habitación, con cierta duda me acerco y frunzo mi ceño cuando veo al guardaespaldas del ruso con una caja en sus manos.

Esas cosas comenzaban a darme miedo.

— ¿Sí? — pregunto nerviosa.

— El señor Sokolov, le envía esto y me dijo que en la medianoche la esperaba en la misma habitación — contesta al pasarme la caja que con miedo la tomo entre mis manos.

— Bueno — me limito a decir suspirando mientras cierro la puerta en su cara para esconder la caja en mi habitación antes que los niños la vean.

Redimirse (2° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora