Capítulo 32.

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Solo bastó que Ignati haga una de las suyas, cambie las posiciones de las cámaras de seguridad y el completo descuido de mi gente para hacer lo que hizo y ponerse en peligro como lo hicieron. Se que es un niño, que últimamente estaba demasiado rebelde ante mí o las órdenes que daba, pero no quitaba que este furioso por la irresponsabilidad de mi hijo y sobre todo porque el hijo de puta de Dieter Koch ese dia venía por todo, que los niños se adelantarán a su jugada le hizo más fácil y a su vez protegió a Danna de todo.

Él me llevaba una hora, exactamente eso había pasado desde que secuestró a los niños y debía estar tranquilo, sabía dónde estaban pero no tenía que demostrar eso sino todo lo contrario, dejarlo pensar que guía la situación cuando es lo contrario.

Al fin nos conocemos las caras, Gauss — me habla con una sonrisa arrogante.

— Creo que tienes algo que me pertenece — digo tensando mi mandíbula.

Debía controlar mi genio.

Que niño tan inteligente y loco tienes — acota mostrándome en primera plana a Ignati.

Hola papá, estuve pensando y tengo una bacteria que podrías usar — comenta provocando que sonría.

Se que está bien, que todo se encuentran en orden porque había usado nuestra palabra clave. ¿Quién iba a pensar que la palabra bacteria sería algo que me agrade escuchar en este momento?

Que niño especial — acota el infeliz de Koch.

— Es mi hijo — comento mirando a Ignati que se encontraba tranquilo y eso me daba tranquilidad a mi también.

Veo que le hace señas a alguien, un hombre se acerca y se lleva a mi hijo. Era momento de la negociación, dejaría que me pida lo que quiera porque cuando menos lo espere desataría el infierno, no debió meterse conmigo.

— Habla — mascullo al molestarme su silencio.

Hagamos un trueque — frunzo mi ceño al escucharlo. — Te doy a tu hijo y a cambio me das a Danna — agrega provocando que tense mi mandíbula.

— Imposible, ella está embarazada de mis hijas —siseo cabreado.

En su retorcida cabeza quería que cambie uno por otro, eso no estaba en mis planes. Los niños y ella son míos, no iba a elegir uno por los otros.

¿Estás seguro que esas niñas son tuyas? — inquiere. En mi corta vida he estado con gente estúpida, pero este sujeto supera los estándares, porque sabía muy bien lo que quiere hacer después de todo es un psicópata y vive de la manipulación a las personas, lastima que se cruzó con alguien que puede ser mucho más manipulador que él.

— ¿Cómo estás seguro que Lucía y Hunter son tuyos? — le pregunto con media sonrisa.

Fácil, fuí el único que follo con esas dos perras, le di lo que querían — contesta encogiendo sus hombros.

— Gran lógica — sonrío.

Una buena, las mujeres como Danna o Alana solo buscan esto — se marca. — Hombres con poder, que las sepan follar bien y bueno a nosotros nos sirven así de locas — agrega con una gran sonrisa.

Tenso mi mandíbula al escucharlo, me molesta que se refiere a Danna de esa forma y seguía juntando más puntos para  que siga pensando una tortura muy despiadada para este estúpido creído.

— Como veo que no llegaremos a ningún punto devuélveme lo que me pertenece — digo con seriedad.

¿ tu hijo? — consulta con diversión.

Redimirse (2° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora