Capítulo 22.

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Habian pasado cinco meses desde el día que deje Chicago, no volví a esa ciudad porque los temas de la mafia me tenían trabajando en Moscú. Así que mi cabeza solo estaba en el trabajo, aunque esos días dónde estaba estresado mi único lugar en el mundo me recibía con las puertas abiertas, preparado para una larga noche de morbosidad como tanto me gustaba.
Después seguía con mi rutina, trabajo, más trabajo, trabajar con Ignati y su miedo que lo abandoné, no me había dado cuenta del problema hasta esa noche donde escuchó que me iba a casar con Melany, eso no era cierto, sino que mi amiga lo hacía para molestar a mi ex, pero ese día que mi hijo generó ese drama y se enojó conmigo, fue sincero cuando hablamos, él tiene miedo que lo deje de lado, que me olvidé o lo abandoné y eso nunca va a suceder, Ignati es lo mejor de mi vida y lo más importante de este mundo.

— Helena me acaba de gritar preguntando por ti — la voz de mi hermano me hace salir de mi atención en los papeles que tenía sobre el escritorio.

— ¿Qué quiere? — pregunto frunciendo mi ceño. Busco mi celular entre mis papeles y me doy cuenta que no tenía batería. — No tiene carga — le digo a mi hermano mostrándole.

— Creo que algo pasó, mandé a Antonily que hablé con todo nuestros hombres que trabajan con nosotros — comenta algo preocupado.

— Llámala — le pido ya que mi celular estaba sin batería.

Mi hermano marca su número, a la primera no contesta y luego ella nos corta, pero lo cambia a una videollamada. Su imágen aparece en la pantalla, su cara lo dice todo al vernos y los años que la conocía sabía cuándo estaba furiosa, este momento era uno de ellos.

— Hola Lena — saluda mi hermano.

Menos mal que estás a muchas millas de distancia porque estoy a nada que querer agarrar uno de mis bisturí para cortarte el pene — dice cabreada.

— ¿Qué hicimos? — inquiero sin entenderla.

La pregunta te la debes hacer a tí, Gauss — contesta molesta.

Bufo sin entenderla. — No tengo idea que hice, así que deja de dar vueltas al asunto y dime qué sucede, porque no te estoy entendiendo — le hablo al Gavriel entregarme su celular.

Helena — escuchamos la voz de mi primo.

Se lo diré, Dmitri — le responde a su esposo. — Gauss, Danna está embarazada de cinco meses ...

— Imposible, tengo una vasectomía — contesto frunciendo el ceño.

Una sola vez tuvimos sexo si condón, esa noche donde perdí el control y eso no es un motivo para culparme de su embarazo.
De ella se poco, Iván se encarga de mantener contacto con los guardaespaldas de Chicago que cuidan de ella y sus hijos, porque no iba a dejarlos desprotegidos sabiendo que la rata de Dieter Koch estaba escondido, sin dar señales, iba a usar nuestro descuido para atacarlos, pero por eso debía impedirlo.

Dmitri, quiero matarlo — masculla.

— ¿La vasectomía no funcionó? — se anima a preguntar Gavriel a mi lado.

Dmitri, juro que quiero matarlos a los dos — acota bufando.

Déjame cariño — dice nuestro primo y ella le entrega su celular. Dmitri aparece en la pantalla, al parecer estaban en el hospital, bueno su ropa lo decía todo. — Gauss, Gavriel — nos saluda. — ¿Hace cuánto te hiciste la vasectomía? — me pregunta.

— Hace siete años — respondo pensando que fue después de enterarme de la existencia de Ignati en mi vida. Cuando lo tuve en casa conmigo, había tomado la decisión que no quería más hijos por el simple hecho que no me pase lo mismo que pasó con Indira u otra venga a decirme que tenía más hijos por una falla con el condón.

Redimirse (2° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora