Capítulo 21.

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Danna.

Se que mi vida siempre fue difícil, sobre todo los últimos diez años, pero nunca imaginé que podría pasarme esto y ahora estaba aterrada observando el resultado en ese test de embarazo dónde tenía una respuesta que no quería.
Positivo, estaba embarazada de ese hombre y para completar cómo mierda iba a decirle esto mientras él aseguraba que tenía una vasectomía, que no quería más hijos, no iba a creerme lo que me dejaba todas las de perder, pero después de todo estaba acostumbrada a esta mala vida que siempre tenía, ahora debía encontrar fuerzas dónde no las tenía para cuidar a mis dos hijos de su psicópata padre y a él nuevo bebé que venía en camino.

Debía secar mis lágrimas, guardar el dolor y preocupación muy en el fondo de mi pecho para hacer que nada sucede así continuar con la vida, porque después de todo tenía que sacar adelante a mis tres hijos sola, como siempre era.

— ¡Danna! — la voz de Maddie me detiene justo cuando la cruzo en el pasillo. — ¿Estás bien? — me pregunta.

Vuelvo a pasar mis manos por mi mejilla, debía dejar de llorar porque lo venía haciendo hace tres días desde que me di cuenta que mi periodo no bajaba.

— Si, Mad — miento.

— No, tú no estás bien — declara. — Vamos a mi oficina — dice a mi lado.

En sumo silencio caminamos a su oficina, no sabía que decir, seguir mintiendo y ocultar este embarazo hasta donde más puedo, en tener que pensar todo las cosas comenzaba abrumar de gran manera.

— Gracias — musito al agarrar el vaso de agua que me ofrece.

¿Cómo le iba a decir a mi jefa que estaba embarazada?

Se cómo es Maddie, de la clase de persona que es, pero no me sentía preparada para hablar y mi angustia le haría mal al bebé si me seguía comportando de esta forma.

— ¿Esto es por Dieter? — pregunta pasando su mano por mi espalda tratando de tranquilizarme.

Dieter y su familia son lo peor de mis males, mis hijos están en riesgo por ellos, porque se que esta falsa calma puede anteceder a la tormenta. Mucho silencio de su parte solo significaba que estábamos cerca de presenciar el caos y debía estar preparada para todo.

— Sabes de lo que es capaz — murmuro nuevamente secando mis tontas lágrimas.

— Lo sé, pero no le tengo miedo y si llega a tocar a uno de mis hijos no voy a dudar en matarlo, no soy esa niña a la cual manipulaba a su antojo — contesta.

Quisiera tener un poco de su seguridad.

— Igual está vez su punto de ataque soy yo y para hacerlo usará a los niños — murmuro aterrada.

— No dejaremos que eso suceda, nadie tocará a Hunter ni a Lucia — sentencia tomando mi mano entre las suyas.

— Estoy embarazada, Mad — le cuento tratando de liberar la angustia que cargaba en mi  cuerpo.

Ella me mira sorprendida. — No sabía que tenías pareja y vaya que me tomaste por sorpresa — acota.

— No tengo pareja, fue algo de una noche — comento. Solo una noche, porque las demás siempre había usado un condón, pero bastó ese día, en su oficina para que la perdida de control terminará en este gran problema que tengo.

¿Debo decirle lo del embarazo?

— Danna, cariño — murmura mi jefa al estrecharme entre sus brazos.

Ya no pudiendo aguantar más mi angustia rompo en llanto entre sus brazos, buscando aliviar todo lo que sentía en ese preciso momento. Mis treinta y dos años no ayudaron en nada, terminé siendo una inconsciente que creyó en las palabras de un hombre que solo quería follarme a su antojo, porque aunque me llevé los mejores orgasmos también me dejó un regalo que en menos de siete meses llegará al mundo.

Redimirse (2° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora