CUATRUPLEX

XXI. ¿TORPEZA?

Jane Beicker

Estaba emocionada, ni a Astrid ni a mí nos habían escogido para la misión, y no es que no quisiera participar, pero prefería hacer algo especial junto a Astrid, quiero aclarar mi mente aunque ciertamente vivir sin un peso encima es lo mejor del mundo porque ya no pienso en ocultar nada; este siglo es muy libre a pesar de todo, los tabús de algunas cosas han desaparecido casi por completo así que esa no es una de mis preocupaciones, mi verdadera preocupación es Astrid, porque aunque yo parezco estar muy segura siento que ella no tanto, aún está confundida, y con razón. Todo es muy precipitado, pero creo que si nunca hubiéramos venido a esta aventura jamás hubiera pasado, mi vida dejó de ser una monotonía y yo dejé de servir a todo el mundo, mi dignidad no ha vuelto a ser pisoteada y creo que la mejor forma de agradecerle esto a la diosa Aqua es actuando como yo soy.

— Jane— Escuché que Astrid me llamaba, sentía su suave toque en mis manos, su pulgar acariciaba mis nudillos, ambas estábamos sentadas en mi cama en forma de indio, frente a frente.

— Dime— Solo fueron dos monosílabos, ella me llamó yo pregunté, pero en solo ese pequeño intercambio de palabras ya nos estábamos sonriendo, es que en la soledad del lugar la sensación de privacidad es hermosa, ya que Mia está en la habitación de los de tierra con Tadeo planeando su misión.

— ¿Te apetece hacer algo mañana? No sé... Solo si te apetece— A Astrid casi nunca podía apreciarla tímida o nerviosa y esta imagen sin duda era adorable.

— Lo mismo estaba pensando yo y me parece fabuloso— Le mencione con energía mientras daba brincos. Astrid se rió de mi actitud y me empujó amistosamente; yo, con todo el dramatismo del mundo me tiré a la cama como si me hubiera empujado con la fuerza de mil elefantes.

— Pues yo estaba más bien pensando en lo que de verdad siento— Astrid se tumbó al lado mío y sonreí por su capacidad de sacar temas directamente incómodos.

Estuvimos acostadas sin dirigirnos la palabra durante 5 minutos cuando de repente ella me mira, se relame los labios y con voz nerviosa empieza a hablar mientras con una de sus manos, y apoyada en el antebrazo derecho, me acaricia la mejilla, siento una revolución en mi estómago y el color carmesí en mis mejillas sumándole las sensaciones electrizantes por todo mi cuerpo.

— Yo de verdad siento algo por ti Jane, no lo dudes, no estaría poniéndonos en esta situación y no te estoy engañando, pero quiero ir lento, entender lo que sentimos, quiero llegar al momento de poder decir a los cuatro vientos que te quiero, porque me gustas, no puedo hablar de un amor, pero si sé que me atraes— Dejó de mover su mano y acunó mi cara con su mano, me sonrió y me besó cortamente en los labios.

— Pensé que esto sería más raro, extraño o nuevo, pero en realidad se siente como si esto fuera y siempre debió haber sido. Por eso quiero algo en serio contigo— Sus palabras me enternecieron, no podía tener las mejillas más rojas y el corazón más acelerado.

— Entonces esta primera cita será un éxito— Me emocioné bastante y me animé a pesar de la vergüenza y el color carmesí tiñendo mis mejillas.

— Te prometo que para mañana pasarás el mejor día de todos, aunque estemos aquí en este aislamiento, sin bares a los cuales ir, porque sé lo que piensas de los bares a los que iba— Ella se rio levemente mientras me miraba a los ojos

— La pasarás genial— Su promesa la sentía verdadera, para mí no era raro, hace rato había admitido lo que sentía y por quien lo sentía, no quería apresurarme, pero no podía evitar sentirme bien.

Clarissa Roberts

Era de madrugada, pero no lograba dormir, Cameron llegó hace poco con los vehículos y ya se fueron mis hermanos, también Etihw; en general la mayoría se fueron, Astrid y Jane deben estar dormidas porque ni siquiera cenaron, A Egren no lo he visto, pero supongo que está encerrado en su cuarto, Tristán estará con él refunfuñando o algo parecido, o haciendo estupideces sobre cualquier cosa y echándome la culpa, seguro de todo.