XIII. EL TRATO

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Una semana después

La relación entre Tristán y Clarissa es un completo asco, los dos parecen odiarse o al menos en definitiva no se soportan, su sarcasmo se une en una combinación nada agradable, su ironía irrita a ambos causando un remolino de emociones negativas, sus miradas se encuentran todo el tiempo, ellos dos se repelen.

— Ella dañó mi ligue con una chica hace dos años— Bufó molesto el Morgesten.

— ¿Yo?— Preguntó indignada la rubia— Que tú quisieras tirarte a una tía en literalmente el mundo de la nada, no es mi culpa— Respondió la rubia de forma mordaz.

Ha pasado una semana y la hermana menor de los Roberts sigue sin dirigirle la palabra a nadie, el ambiente es tenso y solo abre la boca para discutir con Tristán, que tampoco ha estado muy feliz. Se terminó enterando de la muerte de su hermana y también se les contó lo de Emilie, se les enterró a ambas con alguna pertenencia o simplemente con la presencia de su recuerdo, esta semana ha sido de luto para todos, pero la que más carga emocional lleva es la pequeña Roberts, que ya no es Roberts.

— ¿Cómo así que no soy Roberts?— Preguntó la rubia cortando el incómodo silencio.

— Eres una reencarnación Clarissa, por eso tu pelo rubio y ojos mieles, tu tez pálida, eres la reencarnación de Leticia, quien en realidad no es Leticia Macfire, es Leticia Fires, pero a medida que avanzaba la historia y con influencias los soberanos cambiaron el apellido para ocultar que Leticia era su hija y lo mismo ocurre con Tristán, quien es la reencarnación de Random Terra— Lía Roberts de forma seria y sin rodeos estaba contando la historia y respondiendo todas las preguntas.

— ¿Y mi madre?— Los labios de la rubia con puntas moradas estaban temblando y los ojos rojos, pero no derramo ni una sola lágrima.

— Ella ya sabía quién eras, tenía visiones, los últimos días de embarazo no comía ni dormía, era muy triste verla así o bueno lo poco que recuerdo, sabía que eras la elegida, que serías la salvación, pero no contaba con que fueras de alto riesgo, era un embarazo muy complicado y su corazón falló— Francisco intentaba recordar mientras le contaba a su hermana lo que había ocurrido.

Y así pasaron horas preguntas, respuestas, incógnitas, misterios, leyendas, dichos, tradiciones, orales, libros e información, tantas cosas que contar y nada totalmente claro. Su situación policial tampoco era muy buena, algunos eran acusados de traición, otros de secuestro y a los que le convenía a la nobleza los catalogaron como desaparecidos que era el caso de Clarissa y Tristán.

— Oye deja de creer que eres la única en este maldito mundo, al menos recoge lo que usas, o eres tan primorosa que ni eso puedes hacer— La irritante voz del chico taladró los oídos de Clarissa, quien con furia volteó a mirarlo con ojos vacuos.

— Me vale, déjame en paz— Y recogiendo sus cosas de entrenar lo ignoró y se largó del gimnasio rumbo a su habitación.

Durante esa semana no se le ve para nada bien, ha dejado de usar su voz en gran medida, no come y tampoco duerme, son muchas las noches en las que llora mientras está en su cama individual, sabe que su hermano la escucha, ya que su hermana no se ha despejado de Kyrian Morgesten en toda la semana, pero no le importa, el primer día Etihw quiso ayudar a Clarissa, apoyarla y darle un abrazo, pero no fue muy linda la recibida.

— Etihw déjame en paz. Todos ustedes déjenme en paz. ¿Saben lo que hicieron? Mi madre hubiera podido estar viva y yo muerta, que se supone que quería, que salvara todo este maldito mundo de estiércol, solo soy una niña inmadura a la que le acaban de soltar una bomba encima. Ustedes ni siquiera son mi familia— Su voz bajó a susurros

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